POV JEN
Josh está tomándome suavemente de la mano, con su mirada gacha. Sé que no quiere llorar, porque Ben, Blake y Becca están afuera, y no querrán que ambos padres estén derrumbados. Me está dando la oportunidad de dejar salir el dolor que tengo dentro de alguna manera, mientras él permanecerá entero, por mí y por nuestros hijos. Pero yo lo supuse, y por eso una parte mía se mantiene en pie. Lo supuse hace un mes, cuando me enteré más tarde de lo común de el pequeño bebé que llevaba dentro. Lo supuse hace una semana, cuando el dolor de vientre me cegaba la vista y no me dejaba respirar. Lo supuse ésta mañana, cuando la sangre comenzó a fluir y yo sentía que ese lugar, en el que la había alojado por seis meses, estaba vacío. Lo supuse y eso me produjo un poco de alivio para este momento, este en el que el médico sale por la puerta después del golpe más duro que hemos recibido. No puedo dejar de mirarla, me es imposible apartar la vista de el lugar por el que se fue la persona que tenía mis últimas esperanzas. No creo volver a olvidar su cara nunca más, tal y cual dice Suzzane Collins en Los Juegos del Hambre. Nunca te olvidas de la cara de la persona que fue tu última esperanza. Él lo era, mientras yo me aferraba al más fuerte y puro sentimiento que atravesé jamás: Por favor, Bonnie, no te vayas, pequeña. No nos dejes. Pero así lo hizo, y no puedo reprochárselo. El hecho de no haberlo sabido hasta hace sólo un mes, cuando llevaba cinco de gestación, no me advirtió los cuidados que debía tener antes. El alcohol, más las dietas de pérdida de peso que estaba siguiendo, le hicieron daño, mucho daño. Pero sé que tampoco debo culparme, yo tampoco lo sabía.
Aún recuerdo el día en que nos enteramos. Me fui a hacer unos exámenes de sangre, de colesterol. No estaba pasando una buena semana. Josh y yo discutíamos más de lo normal por cosas sin sentido y todos los días era más y más cercano el hecho de aceptar que juntos estábamos haciéndonos daño. Cuando llegué a la clínica, el doctor obligó a Josh a pasar y cuando estábamos allí sentados me preguntó cómo estaba el bebé. Empecé a reír y le dije que Becca ya tenía cinco años, pero que siempre iba a ser nuestra bebé. Me miró y me dijo muy lentamente que estaba de cinco meses de embarazo. Continué riendo y Josh me miraba seriamente, entonces lo entendí. Nuestro cuarto hijo venía en camino. Era imposible, no podía recordar que situación fue o en qué contexto, pero el pequeño estaba, y nosotros lo amaríamos y cuidaríamos tal y cual lo hacemos con los demás. Más tarde fuimos a hacer una ecografía de urgencia, que confirmó lo anteriormente dicho: estaba embarazada, y era una niña. La felicidad invadía mi cuerpo, y no olvido que Josh comenzó a llorar. Lloraba desconsoladamente y me rompía el corazón. Estábamos tan emocionados que ese día buscamos a nuestros hijos del colegio y nos tomamos unas cortas vacaciones a Kentucky, dirigiéndonos a mi antiguo hogar. Los padres de Josh y Connor ya estaban ahí por alguna razón, lo que nos facilitó las cosas. Al darles la noticia, mamá se acercó y me dijo suavemente que yo no me daba una idea lo orgulloso que estaría papá de la familia que estaba construyendo, y eso me hizo más feliz que nunca.
Un ruido me devuelve a la dura realidad. La puerta se abre y tres cabecitas de distintos colores se asoman a través de ella. Ben, como hermano mayor, toma la delantera.
-Mamá, ¿estás bien? -Me quedo callada, así que Josh sale al cruce, no sin antes darme una mirada, como pidiendo permiso. Acerca a los tres niños delante suyo y se sienta con las piernas cruzadas sobre el suelo del hospital.
-¿Alguien recuerda sobre una vez que les conté porqué las personas vienen a este mundo? -Blake levanta rápidamente su mano y me dan ganas de hacerlo también, pero las lágrimas me están ganando y no quiero dejar que me vean. Fue el día en que mi padre falleció. No existían palabras para explicar porqué mis lágrimas, porqué el se había ido, porqué el dolor de su muerte se sentía más grande que la felicidad por su vida. Josh se golpea suavemente la cabeza, como si hubiese olvidado algo.- ¡Becca no estaba aún! ¡Ella estaba en la panza de su madre! ¿Quieren contarle de que trataba la historia?
-Bueno.. -Titubea Blake.- las personas vienen al.. al planeta Tierra con una misión especial de hacer algún bien, uno específico. Ciertas personas trabajan toda su vida en eso, mientras que otras lo logran sin esfuerzo. Pero, en realidad, casi nunca nos damos cuenta cuando lo hicimos. Dicen que cuando alguien se va es porque su buena obra ya fue cumplida, y tiene que volver a su lugar de origen, a donde van los corazones de las personas que ya están en paz por cumplir su misión. -Blake respira hondo, en señal de que está cansado y ya terminó de hablar. A veces me sorprende su capacidad para interpretar las cosas. Y sólo un segundo después yo entiendo la idea de Josh, lo que hace que empiece a llorar como una loca desquiciada. Los cuatro intentan levantarse, pero yo los calmo y señalo a Josh para que siga hablando.
-Bonnie cumplió su misión especial antes de llegar con nosotros. Les voy a contar un secreto pero no pueden decir nada, ¿si? -A Josh le tiembla la voz, pero los tres asienten.- Mamá y yo teníamos muchas peleas por cosas muy pequeñas como lo que cenábamos, la ropa que nos poníamos y a dónde íbamos todos los días. Hasta pensábamos en.. en vivir en una casa ella y en otra yo. Pero ese momento en que lo habíamos decidido, fue cuando nos enteramos que Bonnie iba a llegar con nosotros. ¡qué felices estábamos! No se imaginan, y ahí nos dimos cuenta.. -se da media vuelta para mirarme- que nos amamos como a nadie. Y que por nada del mundo nos volveríamos a pelear de esa manera. Bonnie cumplió su misión: unió una familia que estaba a punto de quebrarse. Y ahora ella se fue de vuelta del lugar donde vino, ¿entienden?
Los tres asienten y Josh tira levemente la cabeza hacia atrás y los cuatro se abalanzan sobre mí, con el abrazo más lindo que me dieron jamás.
* * *
Volver a casa tampoco es fácil. El árbol de Navidad a medio decorar que dejamos por ir corriendo al hospital me recuerda todos los horrores vividos, pero sé que nunca voy a superarlo de todas formas, así que lo mejor es que me ponga en marcha y así aprovechar la mañana y la tarde en decorar lo que más pueda.
Comienzo por colocar los adornos en el árbol lentamente antes de que Josh se vaya de compras con los niños, no va a querer que haga ni un más mínimo esfuerzo; así lo más pesado, subir y bajar escaleras para colgar guirnaldas, luces o algún que otro Papá Noel de mentira, lo dejo para más tarde.
-Jen, en un par de horas volvemos. Haz con cuidado, por favor -Josh me da un suave beso en los labios y todos mis hijos, en la mejilla; para luego irse.
Me pongo manos a la obra: cuelgo, acomodo, pego, saco, cambio, limpio. Al final de todo, la casa quedó más hermosa de lo que me había imaginado. No puedo contener la emoción y comienzo a llorar, para que justo en ese momento se abra la puerta con más de diez personas paradas allí. Todas corren hacia mi, mientras admiran la decoración de la casa: luces de colores rojo y amarillo decorando el patio, guirnaldas de todas formas y tamaños que recorren divertidas cada parte de la casa, un gran Papá Noel parado en la puerta que da al jardín.
Cuando los tengo un poco más cerca puedo distinguirlo bien. Josh trajo a toda la familia. Mi madre, Ben y Blake con sus respectivas mujeres, Bear, Theodore, Michelle y Chris, padres de Josh, Connor y su novia y hasta Amanda se encuentra enfrente mío. Están aquí, con nosotros.
Cuando rápidamente me saco las lágrimas de las mejillas y saludo a cada uno con un gran abrazo, entre todos trabajamos juntos. Los hombres colocan la mesa afuera mientras las mujeres ponemos la comida en los platos y los vamos pasando hasta que llegue allí. Terminamos y nos sentamos juntos, con la suerte de que no haga tanto frío ni nieve, como en navidades anteriores. Ben, Theo, Bear y Blake juegan a la pelota sobre el césped, a la vez que Becca se queda sentada a mi lado y la descubro mirándome.
-¿Tienes algo para decirme, pequeña? ¿Te sucede algo? -Le pregunto.
-Si Bonnie estuviese con nosotros, ¿aún me querrías, mamá? ¿estás triste porque no llegó?
-Claro que si te querría, cielo. Me pone triste que ella no pueda estar aquí, pero de todas formas, yo estoy más que conforme con ustedes. Son los amores de mi vida -contesto sus preguntas, pero aún así abre la boca para decir algo más, en el momento en que suena el timbre.
-Ahora vengo, Bec. -La abrazo y voy hacia la puerta. Y no puedo creer lo que veo.
Tengo a Sam Claflin, Laura Haddock y sus tres pequeños en la puerta, los hago pasar y me doy cuenta de que no están solos: Willow y Mark, su novio, están también aquí. Se ve hermosa con su pancita, me resulta imposible retener las lágrimas cuando me cuenta que es un varón.
Ambos pasan y ahí acepto el hecho de que lo mejor queda para el final. Liam, Maika, Evan y Louisa, su hija más chica, están parados enfrente mío, después de dos años de vivir en Canadá por trabajo. Mi corazón no lo soporta y corro a prácticamente treparme sobre Liam, lo que me recuerda que no somos jóvenes porque en vez de sostenerme me baja enseguida, y nos abrazamos muy fuerte los tres, pero Louisa tira levemente del vestido de su madre y nos separamos.
-¿Quién es ella? -pregunta con vos clara y fuerte, algo raro en una niña de tan sólo un año.
-Ella es tu madrina -responde Maika y casi me atraganto con mi propia saliva.- Si, Jen, eso hemos decidido. Ojalá aceptes el ofrecimiento -me dice con una gran sonrisa.
-Sería todo un placer -acepto, haciendo señas para que pasen.
Entran al patio y Josh casi se cae sentado. Se abraza con todos y comienza a llorar cuando es el turno de Liam y Sam. Amor de hermanos.
Buscan más sillas y se acomodan donde pueden, mientras charlan bastante fuerte, por lo que me doy cuenta de que Becca me llama recién cuando tira de mi vestido.
-¿En serio ibas a separarte de papá?
Miro a mi lado derecho y ahí está papá riendo con sus amigos y mis hermanos. Papá, mejor amigo, tío, esposo, amante, compañero. Habíamos pensado en separarnos, pero yo estaba segura de algo: mi corazón iba a ser suyo siempre, de por vida.
-Claro que no, cariño -Josh, escuchando la conversación, se da media vuelta y yo también lo hago, de forma que ambos nos miramos.- Yo amo a este hombre, y lo voy a amar el resto de mi existencia.
Y con un largo beso, sello el amor profundo que le tengo, el amor que, ni transplántadolo, se va a ir de mi corazón.¡Lectores! Feliz navidad a todos, ojalá la estén pasando hermoso y que paren un aún mejor comienzo de año. Estoy escribiendo una novela nueva Joshifer, llamada "Usuarios". Si quieren pasarse, les estaría eternamente agradecida. Los quiero mundos, gracias por tan hermoso 2015.
ESTÁS LEYENDO
¿Dónde estás? [EDITANDO]
RandomJennifer Lawrence y Josh Hutcherson siempre fueron sólo amigos, aunque el corazón de uno de ellos no tenga las mismas ideas. Un suceso marca su amistad de un día para el otro y a partir de ahí nada va a volver a ser igual.