Todas las noches el bar Nelle, el qual trabajaba Kimani, se llenaba de gente hasta altas horas de la madrugada. Más de un día les había tocado cerrar echando a empujones a los borrachos resabiados.
Como cada noche, Kimani se había puesto el uniforme y se posicionaba detrás de la barra.
A su izquierda siempre se sentaba el mismo tipo, un hombre de unos 50 años, canoso, con la mirada perdida y cansada, siempre pedía lo mismo, una gran botella de whisky.
Sobre las 03:00 llegaron un grupo de jóvenes ya algo ebrios pidiendo, no, más bien exigiendo que les sirviera "rapidito"
Kimani siempre educada les sirvió varias copas de whisky. Cuando ya iban por la cuarta ronda uno de ellos se acerco a la barra.-¿Cuánto? -preguntó.
-¿Qué? -respondió Kimani estrañada. -¿Cuánto que?
-Cuánto por noche.
Los oscuros ojos de Kimani fulminaron a aquel joven tan mal educado. Pensó en su tierna juventud cuando aquel hombre intento propasarse con ella.
De repente sintió un escalofrío que la heló, un ardor subía des de la garganta, todo giraba, se sentía mareada.
Rápidamente aparto al chico, salio corriendo y abrió la puerta de la calle. Una gran inspiración llenando sus pulmones de aire fresco la hizo volver a la realidad. La triste realidad que la rodeaba, muchos hombres seguían viendo a las mujeres como trozos de carne, incluso en la Bruselas moderna. Y a ella, la gente, la seguía viendo como una esclava, una misera esclava africana condenada a ser objeto.
Pero no, ella había huido de esa vida, ella quería ser feliz, vivir, poder soñar, enamorarse, y por que no, poder tener sexo libremente.
Lo qual le recordó que hacia ya 1 año que no había estado en cama de nadie. No era una mujer dependiente del sexo, pero al compartir ese acto con alguien se sentía libre, le recordaba que era libre.JeanPaul salió a buscar a Kimani, y después de unos minutos de conversación le invito a volver a entrar y seguir con su trabajo.
Cuando entro, la panda de jóvenes seguía bebiendo, no tenían suficiente.
Al entrar en la barra se volvió a posar el chico de antes.-Lo siento guapa, pensaba que eras también prostituta.
Kimani miro su expresión, ese joven no era consciente de nada, mañana ni se acordaría.
-Tranquilo. - sentenció. -No pasa nada.
-Eso si. -dijo el joven. -Es una pena, tan guapa y tan morena...
Las manos del chico intentaron tocar las mejillas de Kimani, pero no le dio tiempo, aquel hombre que siempre se sentaba a la izquierda de la barra lo tenia sujeto por las solapas de su camisa.
Tras un fuerte empujón aquel hombre saco fuera al joven, y le advirtió que no volviese por aquí.Media hora después Kimani y aquel hombre seguían conversando. Habían estado hablando de la mala conducta del joven la qual el hombre reaciono así, resulta que tenía una niña, sabia que alguien como ese tipo podría hacer lo mismo con su hija y eso lo puso en tensión y exploto.
Mientras ambos se despedían Kimani se acordó de su padre, él si era un gran hombre, amaba tanto a sus hijas como a su mujer, pero cuando murió su hermana pequeña y su madre cambio, su padre se distancio tanto de la familia....
Era doloroso recordar aquello, sus más preciados recuerdos eran destruyentes, eran masocas para ella.Varias semanas después la amistad con aquel hombre de la izquierda de la barra se había reforzado. El hombre acudía allí todas las noches mientras sabia que su mujer le era infiel, pero se negaba a dejarla, la quería.
De vez en cuando Kimani, recibía llamadas de su hermana. Hablaban de sus hijos, ya tenían 5, de su madre, que cada día estaba mas cansada de vivir, de la aldea que seguía tan podre como siempre...
Nostalgia, nostalgia se formaba en esas charlas con su hermana, más esa noche el timbre interrumpió su llamada.
¿Quien era a estas horas?
Patosa consiguió llegar a la puerta, por la mirilla miro tras de esta, pero no había nadie.
Intrigada por el asunto abrió la puerta, efectivamente no había nadie. No fue hasta que intento cerrar otra vez que diviso una pequeña caja marrón.
Picada por la curiosidad la cogió, cerro la puerta y entro en casa. Ya dentro la dejo sobre la mesa del comedor y se dispuso a abrirla. La sorpresa fue al encontrarse un café, si, un café con leche. Bajo la tapa de café había una pequeña nota escrita con una letra firme, dura, de hombre.Espero que este café con leche te ayude en tu larga noche de trabajo, se que es tu favorito
Aquella nota no tenia sentido, no iba firmada, pero peor aún, sabia que le gustaba el café con leche y que trabajaba de noche. En su cabeza no se formulaba ningún nombre. Pensó en el hombre del bar, pero el no sabia lo del café.
Era muy extraño, demasiado misterioso para ella.
Nada confiada derramo el café en la pica de la cocina. Bajo el café volvió a salir más letras, esta vez algo más corto, pero que detuvo su corazón..."Kimani"
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Kimani
RandomKimani es la protagonista de esta novela tan trágica pero tan emocionante. Ella sufre mucho a lo largo de toda su vida, pero todo empieza en el momento que sus familiares mueren a causa de una grave epidemia en África. Decide poner fin a su vida prá...