¿Sarcástica? siempre

capitulo 18

—¡El timbre! —gritó mi madre.

—¡Nicky! —grité yo.

—Estoy en medio de un proceso muy importante —gritó Nicky.

—¿Qué es mas importante que abrir la puerta? —grité .

—expulsar excremento —medio gritó ella haciendo que yo riera.

—¡Mamá! —grité.

—¡Hija de mi alma, como no dejes de gritar ahora mismo te voy a ahorcar!

—¡Eres tu la que grita!

—Abre la puerta de una maldita vez —gritó y bajé las escaleras de manera perezosa mientras escuchaba el timbre sonar una y otra vez.

—¿Es que no saben tener paciencia? —dije abriendo la puerta —Ah, eres tu —lo miré despectivamente y le cerré la puerta en la cara.

—Juli —gritó Jace volviendo a timbrar.

—Jace es sábado ¿No crees que ya es bastante tortura tener que ver tu cara 5 dias a la semana? —abrí la puerta.

—Te recuerdo que tenemos que hacer el trabajo de Historia.

—shit.

—Te olvidaste —me señaló mientras entraba.

—No... solo estoy fingiendo que me olvidé —dije sarcásticamente.

—Ja, ja. Comencemos cuanto antes, quiero estar aquí tanto como tu.

*15 minutos después *

—Jace eres famoso.

—¿Qué?

—busqué "idiota sin neuronas, gigolo" y apareció tu foto.

—¿Tan obsesionada estás conmigo que ves fotos mías donde no las hay?

—Ouch —dijo Nicky bajando por las escaleras.

—¿Tienes baño? —preguntó Jace.

—No... cagamos en el jardín.

—Ja, ja que graciosa ¿Puedo pasar al baño?

—Nop —pronuncié la "p" —no me gusta que extraños especimes usen mi baño.

—Sube las escaleras, segunda puerta a la derecha —le indicó Nicky —¿Por qué lo tratas tan mal? —me preguntó después de que el se fuera.

—era solo de broma Nicky.

Cuando bajó Jace terminamos el trabajo exhaustos en mi sofá.

—Odio Historia ¿De que nos sirve saber lo que hicieron unas estúpidas personas hace 200 años?

—Ni idea —me encogí de hombros mientras subía mis pies encima de sus piernas.

—Oh, claro ponte comoda.

—Gracias cariño —le guiñé un ojo y cerré los ojos, segundos después sentí como Jace intentaba hacerme cosquillas en la planta de los pies —pierdes el tiempo, no tengo cosquillas.

—si y yo soy de marte —dijo sarcásticamente.

—Oh, eso ya lo sabia, tu aspecto no es de alguien de este planeta —dije mientras me comenzaba a retorcer por las cosquillas y acababa en el suelo —te odio.

—El amor es mutuo —dijo mientras se iba.