Un día te dijeron que dejaras
la puerta entornada, que tal vez
así entrara algo que te guste.
Y no, no entró nada. Lo único
que me llevo de eso es un resfriado
de tres pares de narices por culpa
del viento que entraba.
puerta entornada
Un día te dijeron que dejaras
la puerta entornada, que tal vez
así entrara algo que te guste.
Y no, no entró nada. Lo único
que me llevo de eso es un resfriado
de tres pares de narices por culpa
del viento que entraba.