XIII
Masoquista
Δ
Querer aferrarse a un amor perdido es querer sufrir
Δ
Se sentó con cuidado. Estaba nervioso. Si pudiera ocultarlo o negarlo, lo haría... Pero no si sabía que en cualquier momento podría llegar Junghee allí... y él tendría que enfrentarse de nuevo a ciertas verdades dolorosas. Y aun así, no se podía quejar porque él había elegido hablar con la muchacha sobre su padre, no podía retractarse ahora. Además la curiosidad no lo dejaría en paz si no sabía a ciencia cierta cómo vivía Jonghyun ahora.
Un «es feliz» no le alcanzaba, pero agradecía que Jinki se lo hubiera dicho. Necesitaba saber si ahora de verdad podía ser un compositor consagrado, si estaba siendo un padre sobre protector con Junghee. Amaría saber si aún tiene la manía de ser un hombre tierno. Si tenía una moto nueva... si había podido reencontrarse con sus padres... si Sodam estaba bien ahora que tenía a su hermano de vuelta. Eran tantas cosas... Jonghyun siempre le había hablado sobre las cosas que podría haber hecho si hubiera vivido... Ahora quería asegurarse de que todo eso lo había cumplido, aunque no recordara habérselo dicho.
Necesitaba entender que la vida de Jonghyun iba en buen camino sin él. Quería aceptar que ellos podían estar juntos en otra vida... Le había prometido recibirlo en el cielo, después de todo.
—Hey, Kibum, aquí te dejo a esa muchacha insoportable —dijo Heechul apareciendo en su oficina, con Junghee detrás—, y tú pórtate bien, que no dejo de ser el jefe aquí.
—Sí Heechul —dijo la chica casi con un tono de cansancio, al parecer ellos sí tenían buena relación. ¿De dónde conocería Heechul a Jonghyun? ¿Por qué nunca había salido el tema de «oye, tuve un amigo que estuvo once años en estado vegetativo»? —Hola Kibum ssi...
—H-hola J-Junghee —se animó a decir, levantándose de su silla solo para saludarla y correrle un sillón para ella.
La muchacha dejó un kit de dibujo sobre la mesa. —Lo siento, tuve que decirle a mi mamá que habías aceptado lo de las clases... Si no, me hubiera obligado a quedarme en casa.
—No, estás bien... ¿Apenas saliste del colegio...?
—Mi padre estuvo muerto ¿Sí o no?
Y Kibum no pudo ignorarla, porque la muchacha se había apoyado en el escritorio, mirándolo fijamente. Así es como el mayor se dio cuenta de que necesitaba esa respuesta, quizás más de lo que él había necesitado saber si Jonghyun estaba vivo. En sus ojos podía ver la desesperación de no saber qué había ocurrido mientras ella estuvo internada.
Suspiró, luego pidió que se sentara. Había sido una pregunta tan brusca que le hacía acordar a cuando él había interrogado a Jinki.
—Porque sé que tú eres el único que sabe la verdad... Mi papá cree haber estado en coma, mi mamá me trata de loca y mi tía insiste en que debería ir al psicólogo... Porque en estos tres años no he dejado de decir lo mismo: él no estuvo en estado vegetativo, él me visitaba todos los días... me llevaba tus dibujos cuando yo te regalaba los míos. Dime que los tienes, dime que no estoy loca... Por favor, Kibum... ayúdame...
—Necesito que pares un poco ¿Sí? —dijo queriendo sonar tranquilo, aunque en realidad no lo estaba. Le ponía nervioso estar tan cerca de algo que quería evitar—. Porque no estás loca. No lo estás ni lo has estado.
—¡¡Pero...!!
—Pero para ellos, esa es su verdad —la interrumpió Kibum, sonriendo—, no importa cuánto intentes hacerlos cambiar de opinión, rara vez los adultos escuchamos cosas que no sean lógicas.
—Tú me estás escuchando —murmuró la muchacha con un tono de agradecimiento. Kibum pudo ver la alegría en sus ojos.
—Porque yo también hablaba de cosas ilógicas y nadie me escuchaba...
—Papá dijo que todos te trataban de loco pero en realidad tú eras más especial que cualquiera, podías ver las almas... a los muertos... a los ángeles... Por eso siempre quise hablar contigo...
—¿Él te contaba sobre... mí?
Esto no debería estar afectándolo. Pero ahora mismo se estaba culpando por haber dudado del amor que Jonghyun le tenía. Es decir, obviamente que Jonghyun había tenido que hablar con Junghee sobre él, pero por cómo lo decía la muchacha, le hablaba bastante de él.
—Sí. Que eras su protegido, que eran muy unidos. Hablaba sobre tu don y sobre lo buena persona que eras... Yo lo tomaba todo como un sueño. Hasta que me dijeron que él estaba vivo, pero yo tenía tus dibujos.
Unidos. Tal vez Jonghyun no se había animado a decirle que eran pareja. Lo entendía. Lo respetaba. ¿Cómo vas y le dices a una niña de once años que su padre tiene pareja y, además, es un hombre? Los menores no tienen prejuicios, pero tampoco podía abusar de eso.
Sonrió, volviendo a la niña, que parecía demasiado feliz de encontrar a alguien que creía en ella.
—Tu padre... ¿No recuerda nada?
—Lo último que recuerda, antes de despertar, es haberse caído de ese edificio... Como un idiota, si puedo decirlo —murmuró la chica, quizás ofendida con por qué su papá se tiró de ese balcón.
—¿Ahora es Ateo de nuevo?
—Sí, lo cual es irónico.
—¿Solo te comportas como una niña mimada frente a él?
Junghee sonrió, dándole la razón. Es que, ahora que la veía lejos de Jonghyun, esa niña emanaba un aura de independencia, de serenidad e inteligencia, casi de rudeza. Al lado de su padre solo parecía una nena caprichosa y malcriada.
—Si somos sinceros, me crie sola... Yin no era una... «Madre». Pero él apareció y yo siento que puedo ser una mocosa con él. Nunca pude serlo... ahora...
—¿Yin? ¿Por qué no mamá...?
—Porque no lo es. Dios, ni siquiera se preocupó en verdad por mí cuando tuve mis problemas de salud hace tres años... —dijo la niña, casi escupiendo el nombre de su madre—. Y los escuché, si no fuera por mis abuelos, yo no hubiera nacido.
—Sí, sí hubieras nacido —murmuró Kibum con convicción—. No creo que sea tan-
—Lo es. Esa mujer lo es. No entiendo como papá accedió a casarse con ella luego de «despertar del coma».
Aquello pegó fuerte en el pecho de Kibum. No debería, porque este Jonghyun no lo conocía y no tendría en cuenta que una vez le había dicho que si pudieran, se casaría con él. Porque en ese momento, el casamiento habría significado una muestra de cariño más, una que los hubiera hecho sonreír más de lo que usualmente sonreían. El matrimonio hubiera sido el colmo de la felicidad...
Y aun así, Kibum sonrió. Porque ese casamiento lucía un poco forzado para Jonghyun. Vamos, sabía que durante su juventud Jonghyun había sido un playboy... ¿Por qué se casaría tan fácil con Yin? Claro, por la muchacha que tenía frente a él.
—Tu papá era un ángel. Y entregó sus alas por nosotros dos. Por ti y por mí. Éramos lo que más quería... Hasta los Ángeles se conmovieron del amor que tenía en su alma... Así que simplemente lo hicieron...