Venganza
¿Cuantas veces hemos escuchado esa frase sobre la venganza, esa misma que nos dicen que es dulce, o que se sirve en plato frio? Millones de veces a lo largo de nuestra vida ¿no? Pero lo que si nunca escuchas es lo difícil que es el camino hacía la venganza, esa odisea por la que debemos atravesar para que en algún momento, aunque tarde un poco, poder hacer justicia.
Debo confesar que me esta costando mucho, no por el hecho de ir y acabar con esas personas sino por el hecho de hacer algo que nunca había hecho antes cambiando desde mi interior a mi exterior.
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Había perdido la cuenta de los cigarrillos que había fumado, mí café ya no estaba caliente, mi ropa estaba muy sudada aún, mis manos seguían llenas de sangre, y mi cabello lucía desordenado.
Estaba sola en la terraza de mi casa mirando un punto fijo frente a mi los arboles y flores secas de nuestro patio, desde aquel día hasta las plantas se han dado cuenta de la ausencia de su cuidador en esta casa y han decidido morir. Pero el murmullo de la vida que aún existía a mi alrededor me molestaba, mi yo interior quería silencio absoluto para analizar varios puntos de todo esto.
Me levanté de ese sillón de madera con cojines verdes que había hecho él mismo para nosotros dos y me dirigí a la habitación, necesitaba una ducha refrescante urgente.
Solté mi cabello dejándolo caer por mi espalda, me deshice de mis converse y calcetines seguido por mi sucia ropa. Estaba en bragas y sostén cuando tome mi celular, tenia diez llamadas perdidas de Alexa, cinco de León, y varios textos de ellos preguntando donde me encontraba, no les respondí y entre a mi lista de música reproduciendo Russian Roulett de Rihanna.
El agua de la ducha caía por mi piel limpiando todo, o así me sentía, lave mi cabello y mi cuerpo con cuidado ya que aún las manos dolían. Al salir puse una toalla sobre mi cabello quitando el exceso de agua y luego me envolví en otra toalla blanca, lave mis dientes.
Me puse unas bragas de encaje crema, un vestido muy holgado blanco, deje mi cabello suelto para que secará por si solo, y unas medias de lana blanca hasta las rodillas con unas bolas colgantes al final.
Busque en el cajón de la mesita al lado de la cama mis auriculares, lo conecté a mi celular reproduciendo todas las canciones de Adele en mi lista y me recoste dejandome envolver por su música.
Luego de quedarme dormida fui despertada por unas fuertes sacudidas, si alguna vez sentí me iba a dar un ataque cardíaco creo que en ese momento no era la excepción, tanto que salte de la cama como uno de sus resortes.
Alexa me miraba asustada y yo estaba a punto de matarla, eso no podía hacerlo.
- ¿Estas loca? Casi me matas de un maldito ataque al corazón.- le grite dejando mis auriculares sobre la cama.
- Perdón, necesitaba comprobar que estabas viva.- ¿ Es en serio? Me obligue a mirarla con cara de póquer.
- Por Dios Alexa, podías verme respirar, no moverme como terremoto.- pase mis manos por el rostro despejando cualquier rastro de sueño.
- Ya perdón. Deja el drama.- dijo encogiéndose de hombros. Mirándola bien estaba muy arreglada, tenía su hermoso cabello suelto en ondas, unos shorts negros, una blusa negra escotada con un collar plateado, unos zapatos de aguja rojos, sus ojos casi grises y sus uñas largas negras con una franja en el medio blanca. Esta noche saldria de rumba.
- ¿A donde vas?- pregunté volviendo a recostarme en la cama.
- ¿Porque mejor no preguntas a donde vamos?- preguntó León desde la puerta con un hermoso traje negro, su cabello bien peinado y un aire de señor que me dejo boquiabierta, este chico era guapo.
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No era capaz de matar ©
Action¿Te has preguntado alguna vez si es posible morir estando viva? Yo sí, y la respuesta nunca me ha gustado. ~ Lauren Todos los derechos reservados © ~C. A.