Prólogo: Humo Y Sombras

80 4 0
                                    




Hank esperó en la noche, sin saber qué sol buscar. Su robusta espalda se acomodaba en aquella farola fría y solitaria de la calle de los robles. No había robles. Estaba oscuro; la farola apenas cumplía su función y, prácticamente, la única muestra de negación a la oscuridad era el fuego que manaba del cigarro del hombre, iluminando levemente su rostro, a su vez cubierto por ese sombrero que llevaba siempre consigo. Hacía frío, mucho frío, pero en ningún momento contempló que su gabardina, tan negra como su situación, fuera suficiente. Sus ojos de un color castaño verdoso se perdían en la nada, y dentro de su mente, en el todo. Estaba cansado. Tanto que sus botas de cuero le parecían demasiado pesadas para caminar. Decidió que a pesar de todo no era momento de quedarse pensando. Volvió a su apartamento con paso lento y rítmico. No tenía prisa. Nadie tiene prisa por volver a una vida entre humo y sombras.

Hobo: Historias Sobre Hank RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora