Capítulo 3

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Antes de subir a mi habitación para irme directo a la cama y dormir, leo un par de capítulos de mi libro favorito, After, acurrucada en un extremo del largo y cómodo sillón del living. Poco antes de quedarme dormida allí, logro levantarme e irme a mi confortable cama.

Había olvidado programar el despertador la noche anterior, pero afortunadamente me levante 30 minutos antes de lo usual. Lo primero que hice, fue ir al baño a lavarme la cara, luego fui directo a la cocina a prepararme mi café de siempre. Nunca puedo empezar mi día sin antes haberme tomado mi café, es una costumbre que tengo hace años. Mientras terminaba la taza y repasaba todo lo planeado para el siguiente fin de semana en mi cabeza, noté que en el calendario mi madre había escrito una nota la cual decía que faltaban menos de 3 meses para que cumpliera mis dieciocho años. Así era mi madre, planificaba todo con el suficiente tiempo para que saliera absolutamente todo de manera perfecta.

Mientras abro la canilla para que corra el agua de la ducha, me desvisto. Dejo la ropa en el piso y me coloco debajo de las gotas que caían de forma placentera sobre todo mi cuerpo, haciendo que mis músculos consigan relajarse.

Hoy elegí ponerme unas cómodas calzas negras, una remera azul, y por supuesto mis zapatillas. Me maquillé, como suelo hacer siempre y me dejé el pelo marrón, largo y lacio, suelto. Pocas veces lo llevo atado en público, ya que no me gusta como me queda. Me doy un último vistazo en el espejo, y bajo las escaleras.

Cuando busco las llaves para salir, mi celular vibra y veo un mensaje de Valentina

¿Qué podemos hacer hoy? Estoy cansada de visitar a los infelices desaprobados.

Le contesto

No lo sé! Podemos vernos en el colegio y organizar ahí

Luego ella me responde afirmando, y me dirijo a la escuela.

Después de haber tomado una botella de Coca-Cola y de comer un tostado con Valentina y su hermana Isabel, de 14 años, en un lugar de comidas rápidas frente al colegio, esperamos a los demás chicos. Cuando entonces, me acordé de Anastasia. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue decirle a Valentina que me iba a los baños del colegio.

Mientras me retiraba del ruidoso local, y cruzaba la calle, reconozco en un abrir y cerrar de ojos la silueta de Anastasia, en el mismo lugar que la había encontrado el día anterior. Pero esta vez había algo diferente. Un chico robusto, rubio y alto, bastante lindo para ser franca, estaba parado junto a ella. Me quedé sentada en uno de los banquitos de madera a unos pocos metros de donde se encontraban ellos. De la nada, escucho al chico gritarle a Anastasia, ella le responde y éste, sin ningún cuidado le da una cachetada. Al segundo que lo hace, se va de ahí, dejándola sola, hecha un mar de lágrimas.
   

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