Destino |Luke Hemmings |

Conocidos

•Punto de vista de Luke•
Esta vez me monté en la furgoneta, ya que en el coche no había tanto sitio. Empezé a buscar las direcciones de aquellos sitios.
Solo tenía que conducir unos quince minutos hasta Central Park. No era muy recomendable pasear por ahí a estas horas de la noche pero eso ya no era algo que me diera miedo.
No podía dejar de pensar en aquella chica y su familiar cara.
Llegué a mi destino y no había ni un alma rondando por ahí. Solo había varios borrachos, charlando y riendose.
Esperé unos diez minutos cuando decidí llamar a mi jefe y preguntarle que donde estaba la gente. Saqué el movil, marqué su número.
-¿Qué demonios te paso ahora Lucas?- Preguntó enfadado.
-Esta gente no aparece, ¿Estas seguro de que saben donde estoy?
Y derrepente sentí un gran dolor en mi cabeza y me desplomé al suelo. Veía borroso unos pies justo a mi lado dandome patadas en la barriga.
-Tio, ya esta, no quieras matarlo, vamonos. Oí que alguien le decia a quien me daba patadas.
El dolor se apoderó de mi cuerpo, me empecé a marear y cerré los ojos.
•Punto de vista de Alice•
No podía dormir, no podía dejar de pensar en lo que acababa de pasar. No me entraba en la cabeza lo que aquel chaval quería de mi, no me conocía de nada. Me levanté y cogí mi ordenador. Me metí en aquella red social y me volvío a saltar el perfil de Luke. No quería mirarlo pero la tentación pudo conmigo, viendo sus fotos de hace un año, vi que había unas cuantas de un pub de este barrio. Abrí otra pestaña y teclee el nombre de aquel sitio. Se veía un sitio guay donde irían gente de mi edad o algo mas mayor. En ese momento recordé cuando mis amigas de Inglaterra y yo quedabamos.
-Que buenos momentos-Pensé.
Acto seguido me metí en la galeria de la pagina. Muchas caras desconocidas. Eso no me gustaba, yo no conocía a nadie y nadie me conocía a mi. Inesperadamente me topé con dos caras conocidas.
-¿Qué coño?- Pregunté para mi misma.
En una foto salían Luke y Calum. ¿De que se conocían? ¿Por qué parecen tan amigos? Yo pensaba que no se conocían o que simplemente no se hablaban pero me aquivoqué. La curiosidad por saber que estaba pasando se adentró en mi cuerpo. Cerré el ordenador, me tiré en la cama y me puse a pensar hasta que finalmente me quedé dormida.