A la mañana siguiente, pasé por Bryan a su casa para irnos al hospital para ver a mi hermana como habíamos quedado. Este me esperaba fuera de la misma con cara de pocos amigos, abrí la puerta del auto para que entrara, mirándolo divertido.
—¡Hey, Bry! —lo saludé—. Luces espléndido hoy.
Bryan se montó en el auto, cerró la puerta y procedió a fulminarme con la mirada. ¿Ahora qué le hice?
—¿Oye, qué pasa? —le pregunté palmeando su hombro.
—Nada, sólo cállate y conduce.
Encendí el auto haciendo una mueca, alguien andaba de enfadoso.
Un par de minutos después, yo venía más que nervioso, no es de Bryan estar callado tanto tiempo sin decir alguna estupidez.
—¿Porqué tan callado, Mouque? —pregunté a medio camino, Bryan solo de dignó a suspirar antes de girarse un poco en mi dirección.
—Tuve una pesadilla —contestó—. Tengo un severo problema, es malo mentir: ¿qué pasaría si la mentira se nos sale de las manos y nos vemos obligados a casarnos como en las películas? ¿qué pasaría si después terminamos enamorados como en las novelas? —me zarandeó haciendo que al auto se desplazara en "zic, zac"—. ¡¿Qué pasaría?!
Me dirigí a la banqueta más cercana y me estacioné antes de quitarme el cinturón de seguridad y acercarme a Bryan, el cual respiraba agitadamente.
—Haber Bryan, inhala, exhala —el chico obedeció—. Tranquilízate, eso jamás pasará por dos razones: una, conozco todo de ti y cuando digo todo es todo, así que sé la mierda de persona que eres querido amigo, jamás me enamoraría de eso y además ya no podría burlarme de tus pendejadas; dos, te conozco desde siempre y no te veo como otra cosa que no sea un hermano: un torpe y bobo hermano menor. Y eso jamás cambiará. Así que ahora respira y sácate esas ideas absurdas de la cabeza, ves mucha televisión. Todo saldrá bien.
Bryan asintió torpemente y después bufó.
—Me siento más tranquilo ahora —me miró—. Pero... no tenías que ser tan crudo, eso hasta cierto punto me dolió ¿sabes?
Sonreí socarronamente antes de acomodarme en mi asiento y arrancar de nuevo el auto, Bryan medio sonreía.
Me estacioné frente al hospital y bajé del mismo seguido de Bryan que aún están medio distante, entré en el establecimiento y caminé un par de segundos antes de percatarme de que venía sólo. Volteé encontrándome con que Bryan iba de regreso de forma decidida, retrocedí maldiciendo por lo bajo y me acerqué a este para darle un platica motivacional, de nuevo.
—¡Hey! —lo llamé—. ¿Adónde crees que vas, Mouque?
Este se detuvo de golpe, lo había pillado.
—Ehm —se volteó a encararme—. No sé cómo decírtelo Josefina: ya no estoy seguro de esto. Mentir es malo y tarde o temprano esta mentira será tan grande que no podremos manejarla y...
—¡Cállate! —chillé—. ¡Ayer me dijiste que amabas a Freddy sin conocerlo, ahora me dices que no vale la pena nada de esto! ¡Tú fuiste el berrinchudo que me dijo que se moriría sin él, ahora jódete y cumple tus berrinches! Sé que eres muy buena persona para mentir, pero fue tu idea y ahora cumples lo que habías dicho.
Bryan me miró impactado, con los ojos abiertos al tope, casi nunca le grito, pero últimamente ya es muy... no sé.
—Está bien —suspiró—, lo haré.
Entramos al hospital y dimos el mismo recorrido de siempre hacia el archivo, donde estaba Freddy haciendo algo en el computador, Bryan tragó saliva pesadamente.
—Hola —balbuceó—. Ehm, vengo por la credencial.
Freddy lo miró soltando una risilla.
—¡Pero miren a quienes tenemos aquí! Mi pareja favorita —sonrió—, siento decirles que Fernanda por ahora no tiene visitas... Ehm, hubo un pequeño problema. Tu padre ya se encargó, pero supongo que deberían irse, no hay otra cosa que ustedes vengan a ver ¿o sí?
Claro, a Alonso.
—Oh bueno —irrumpí—. ¿Y Alonso?
Freddy palideció de repente.
—Alonso, eh. Alonso... él está... estaba —nos miró.
—Aquí —saludó Alonso con una media sonrisa—. Hola.
—Oh, hola. Ehm —miré a Freddy— ¿Te importaría cuidar a Bryan unos segundos? Quiero hablar con Alonso un rato.
—No, para nada. Me parece perfecto.
Bryan sonrió.
—¿Te parezco perfecto? —balbuceó.
—No, digo, si. Bueno, me parece perfecto hablar contigo, así podríamos hacernos amigos.
—Ya volvemos —informó Alonso jalándome rumbo a un pasillo.
Caminamos unos segundos en completo silencio, aún no me animaba a preguntar algo así de personal como lo que deseaba saber, así que decidí comenzar con lo básico.
—¿Y... —comencé— Alonso, que me cuentas de ti?
El me miró por unos instantes antes de hablar:
—Bueno, pues no hay mucho que contar. Sólo soy un chico de diecinueve años que dejó de estudiar hace algún tiempo por un asunto que aún no debes saber. Vivo con mis padres y mis hermanos y... es todo lo que debes saber de mí.
—Claro que no —lo corté—. Yo no creo que eso sea todo... yo, quiero ser tu amigo, que me cuentes todo, quiero que confíes en mí, quiero saberlo todo de ti y que sepas todo de mí. Quiero conocerte Alón, quiero ser tu amigo.
Se detuvo un par de segundos y me examinó de forma algo inusual.
—¿Porqué haces esto, Jos? —cerró los ojos—. ¿Porqué? Tú no deberías hablarme... tú no, en estos momentos no.
—Alonso, no comprendo.
—No te estoy pidiendo que lo hagas, sólo que... —suspiró— por ahora estoy bien aquí, alejado de todos, de mi familia, amigos y todo.
—¿Porqué?
—No quiero que sepas, pero de una vez te lo diré: Podemos ser amigos, pero están prohibidos los sentimientos. No me quieras más de lo que debas, por Brayan y por ti.
—¿A qué te refieres?
Alonso de pronto soltó una risilla, aveces me parece bipolar.
—No quiero ser chismoso, pero mira a Freddy de una manera que nadie lo había hecho, bueno, no me refiero a la cara de violador que puso al principio sino al brillo de su mirada en... —se detuvo—. Perdón, sé que es tu novio y todo pero...
—No te preocupes, pienso terminar con él —Alonso me miró de golpe, casi impactado—. Si noté eso... y además, creo que yo también me he enamorado de alguien más —lo miré—. Y espero lograr a tener algo con él.
Alonso sonrió para después mirar el reloj de su muñeca, poniéndose pálido al instante.
—Oh, bueno. Tengo que irme. Espero verte mañana amigo, y suerte con Brayan.
Se acercó a mí y me plantó un beso en la mejilla antes de irse casi corriendo por un pasillo.
Era definitivo...
Este chico me volvería loco.