Meses después...
Ya con mis 7 meses de embarazo había empezado a pintar y decorar la habitación del nuevo miembro de la familia junto a Robert. Las revisiones con el obstetra no tuvieron ningún contratiempo, Sam estaba casi todo el día pendiente de mi y Robert estaba siendo un novio ejemplar ante toda esta situación.
- ¿Qué te parece como está quedando la habitación? - me preguntó él con la cara llena de pintura de un color beige.
- Está quedando preciosa, más de lo que imaginaba - dije pasando una mano por mi ya muy abultada tripa - estoy deseando poder ver ya la carita de este pequeño.
- Si es tan guapo como su madre entonces podría pasarme horas mirándole.
Contestaciones como esas me hacían darme cuenta de que a lo mejor no era tan mal chico como pensaba al principio...no empezamos con buen pie y yo no le di oportunidad de explicarse, aunque ahora me quedaría un gran vacío si alguien lo separara de mi lado.
- ¿Tú quieres que sea niño o niña?
- La verdad es que no tengo ninguna preferencia; sea del sexo que sea sigue siendo mi hijo y lo amaré igualmente.
Le di un beso en los labios preocupandome más bien poco si me manchaba de pintura o no...
- Oye, y ¿cuándo tenemos la próxima cita con la obstetra?
- Pasado mañana por la tarde. - le di otro beso, está vez en la mejilla, y me fui para darme un baño y cambiarme de ropa.
Teníamos que empezar a comprar ya algún mueble porque sólo quedaban dos meses para la "gran bienvenida". Tras darme un cálido baño me cambié a una ropa más cómoda y bajé a preparar la cena; la especialidad del día era espaguetis a la boloñesa.
Cenamos entre risas y tonterías con el acompañamiento del televisor. Cuánto más pasaba el tiempo más pensaba en si este pequeño tendría más rasgos suyos que míos o al contrario...solo quedaban dos meses para que llegara y el nerviosismo era más que palpable. Estaba nerviosa por el momento del parto, por si el bebé nacía con algún tipo de enfermedad o cualquiera de esas cosas que se te pasan por la mente cuando estás aterrada por algo que es totalmente nuevo para ti y al ser madre primeriza. Creo que nos vendría bien apuntarnos a una clase de preparación al parto.
A la mañana siguiente nada más despertarnos nos duchamos y decidimos salir a pasear un rato, dimos unas vueltas por el barrio y mis antojos aparecieron tan oportunos como siempre. Me entraron unas ganas terribles de tomar un helado de chocolate y nada mas levantar la vista vi un puesto donde los vendían, estaba riquísimo. Cuando mis tobillos ya no podían mas decidimos sentarnos en un banquito cercano y vimos uno libre cerca de un parque, desde ahí se veía a los niños jugar, correr, saltar...y mi mente entonces se llenó de pensamientos; ¿Como será mi pequeño o pequeña? ¿Seré una buena madre para él o ella? ¿Robert se quedaría a su lado si a mi me pasara algo? Todas esas preguntas sin respuesta rondaban por mi cabeza sin poder evitarlo y no sabia si seria una buena idea contarselas. Necesitaba hablar con Sam urgentemente.
Ambos llevabamos un rato callados asi que decidí romper el hielo
- Ey ¿en que piensas?
- No lo se exactamente...miro hacia esos niños y lo que veo es a mi mismo jugando, ayudandole y disfrutando juntos como padre e hijo.
Las comisuras de mis labios se levantaron sin darme cuenta, ese instinto paternal del que tanto oí hablar estaba naciendo en él. Empezaba a sentir esa conexión. Y yo también anhelaba el poder tener a mi pequeño en mis brazos, iba a cuidar de él hasta mi último aliento. Pasamos casi toda la tarde allí así que decidimos hacer un picnic improvisado y estuvimos conversando un largo rato.
Tras eso volvimos a casa ya que se estaba haciendo tarde; esta vez cociné yo y decidí hacer una de mis especialidades pollo al curry. No miento al decir que me quedó bastante rico, al acabar Robert fregó los platos mientras yo fui a ponerme mi pijama. Estábamos tan cansados que caímos rendidos nada más tocar la cama no sin antes realizar el ritual que Robert había cogido por costumbre: cada noche se acercaba a mi barriga, le susurraba unas palabras y dejaba un beso suavemente como si intentara transmitir todo el amor del mundo a través de mi abultada barriga. Era algo que en verdad me relajaba ya que notaba como mi pequeño o pequeña trataba de responder a su manera con pataditas que sacaban una sonrisa en mi y en su padre.
Tras esa noche nos despertamos como a las 10:00 de la mañana, hoy teníamos la cita con la obstetra y ya no tenia tan claro si todavía quería seguir sin saber el sexo del bebé. Estaba nerviosa por saber si nacería bien, si surgiría algún problema en el parto y un millón de cosas más así rondaban por mi cabeza sin tener oportunidad de pararlas. La mañana pasó rápida, comimos y decidimos hacer unos recados antes de ir a la cita. Compramos algo de comida, fuimos a mirar algunos muebles más para la nueva habitación y finalmente llegó la hora de ir a nuestra cita, cuanto más nos acercabamos a la consulta más me temblaban las piernas esta era una experiencia conocida pero a la vez muy nueva para mi. Nos sentamos en la sala de espera y ya sólo podiamos esperar a oir mi nombre...
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Vidas entrelazadas
Teen FictionUn bebé siempre lo cambia todo...al enterarse que está embarazada, Mercedes no tendrá intención de contárselo al padre de su bebé, pero ¿qué pasará cuando ambos se reencuentren y Roberto se entere de que será padre?