Capítulo 16:

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Meses después...

Ya con mis 7 meses de embarazo había empezado a pintar y decorar la habitación del nuevo miembro de la familia junto a Robert. Las revisiones con el obstetra no tuvieron ningún contratiempo, Sam estaba casi todo el día pendiente de mi y Robert estaba siendo un novio ejemplar ante toda esta situación.

- ¿Qué te parece como está quedando la habitación? - me preguntó él con la cara llena de pintura de un color beige.

- Está quedando preciosa, más de lo que imaginaba - dije pasando una mano por mi ya muy abultada tripa - estoy deseando poder ver ya la carita de este pequeño.

- Si es tan guapo como su madre entonces podría pasarme horas mirándole.

Contestaciones como esas me hacían darme cuenta de que a lo mejor no era tan mal chico como pensaba al principio...no empezamos con buen pie y yo no le di oportunidad de explicarse, aunque ahora me quedaría un gran vacío si alguien lo separara de mi lado.

- ¿Tú quieres que sea niño o niña?

- La verdad es que no tengo ninguna preferencia; sea del sexo que sea sigue siendo mi hijo y lo amaré igualmente.

Le di un beso en los labios preocupandome más bien poco si me manchaba de pintura o no...

- Oye, y ¿cuándo tenemos la próxima cita con la obstetra?

- Pasado mañana por la tarde. - le di otro beso, está vez en la mejilla, y me fui para darme un baño y cambiarme de ropa.

Teníamos que empezar a comprar ya algún mueble porque sólo quedaban dos meses para la "gran bienvenida". Tras darme un cálido baño me cambié a una ropa más cómoda y bajé a preparar la cena; la especialidad del día era espaguetis a la boloñesa.

Cenamos entre risas y tonterías con el acompañamiento del televisor. Cuánto más pasaba el tiempo más pensaba en si este pequeño tendría más rasgos suyos que míos o al contrario...solo quedaban dos meses para que llegara y el nerviosismo era más que palpable. Estaba nerviosa por el momento del parto, por si el bebé nacía con algún tipo de enfermedad o cualquiera de esas cosas que se te pasan por la mente cuando estás aterrada por algo que es totalmente nuevo para ti y al ser madre primeriza. Creo que nos vendría bien apuntarnos a una clase de preparación al parto.

A la mañana siguiente nada más despertarnos nos duchamos y decidimos salir a pasear un rato, dimos unas vueltas por el barrio y mis antojos aparecieron tan oportunos como siempre. Me entraron unas ganas terribles de tomar un helado de chocolate y nada mas levantar la vista vi un puesto donde los vendían, estaba riquísimo. Cuando mis tobillos ya no podían mas decidimos sentarnos en un banquito cercano y vimos uno libre cerca de un parque, desde ahí se veía a los niños jugar, correr, saltar...y mi mente entonces se llenó de pensamientos; ¿Como será mi pequeño o pequeña? ¿Seré una buena madre para él o ella? ¿Robert se quedaría a su lado si a mi me pasara algo? Todas esas preguntas sin respuesta rondaban por mi cabeza sin poder evitarlo y no sabia si seria una buena idea contarselas. Necesitaba hablar con Sam urgentemente.

Ambos llevabamos un rato callados asi que decidí romper el hielo

- Ey ¿en que piensas?

- No lo se exactamente...miro hacia esos niños y lo que veo es a mi mismo jugando, ayudandole y disfrutando juntos como padre e hijo.

Las comisuras de mis labios se levantaron sin darme cuenta, ese instinto paternal del que tanto oí hablar estaba naciendo en él. Empezaba a sentir esa conexión. Y yo también anhelaba el poder tener a mi pequeño en mis brazos, iba a cuidar de él hasta mi último aliento. Pasamos casi toda la tarde allí así que decidimos hacer un picnic improvisado y estuvimos conversando un largo rato.

Tras eso volvimos a casa ya que se estaba haciendo tarde; esta vez cociné yo y decidí hacer una de mis especialidades pollo al curry. No miento al decir que me quedó bastante rico, al acabar Robert fregó los platos mientras yo fui a ponerme mi pijama. Estábamos tan cansados que caímos rendidos nada más tocar la cama no sin antes realizar el ritual que Robert había cogido por costumbre: cada noche se acercaba a mi barriga, le susurraba unas palabras y dejaba un beso suavemente como si intentara transmitir todo el amor del mundo a través de mi abultada barriga. Era algo que en verdad me relajaba ya que notaba como mi pequeño o pequeña trataba de responder a su manera con pataditas que sacaban una sonrisa en mi y en su padre.

Tras esa noche nos despertamos como a las 10:00 de la mañana, hoy teníamos la cita con la obstetra y ya no tenia tan claro si todavía quería seguir sin saber el sexo del bebé. Estaba nerviosa por saber si nacería bien, si surgiría algún problema en el parto y un millón de cosas más así rondaban por mi cabeza sin tener oportunidad de pararlas. La mañana pasó rápida, comimos y decidimos hacer unos recados antes de ir a la cita. Compramos algo de comida, fuimos a mirar algunos muebles más para la nueva habitación y finalmente llegó la hora de ir a nuestra cita, cuanto más nos acercabamos a la consulta más me temblaban las piernas esta era una experiencia conocida pero a la vez muy nueva para mi. Nos sentamos en la sala de espera y ya sólo podiamos esperar a oir mi nombre...

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