Introducción:"Pumas y Lobos"

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"Corre... Corre más rápido"

Un puma gigante persigue a un joven de pelo castaño. Ropajes de tela roja con botas de cuero a juego. El enorme puma de dientes afilados ruge y se abalanza sobre nuestro amigo:

-¡Al suelo! -. 

Una rayo fulmina al puma, que cae en el acto con las piel abrasada. Nuestro amigo jadeante se levanta con dificultad y traga saliva:

-Has estado lento -. 

Otro joven aparece entre la maleza. Luce una larga melena azulada que cae por sus hombros. Sus rasgos delgados y esbeltos le hacían parecer bastante apuesto:

-Deja de quejarte... -.

El joven del pelo azul levanta el brazo y muestra un profundo corte:

-Un lobo me atacó por la espalda -. 

El joven de pelo castaño murmura unas palabras y una leve luz cálida cierra la herida en pocos segundos, dejando una pequeña marca sobre la piel. 

Es aquí donde os preguntaréis: ¿Quiénes son estos dos dioses de la magia?. Amigo mio, lejos de ser dioses, son dos novatos, iniciados en el mundo de la magia. El peliazul es un mago, ¿su nombre?, Yonda. El que está a su lado, jadeante, luce con el pelo alborotado. Él es un sacerdote, ¿su nombre?, Darkness. Si, lo sé, suena poco creíble. Aquí están nuestros protagonistas, esta es su historia.


"Puesto avanzado de Kuznez (Yesode)" 

Darkness arrastra el cadáver de puma a duras penas hasta un gran arco de madera que da la bienvenida a una pequeña aldea. Una pequeña aldea con una fuente de agua en su epicentro, un manto de hierba cubría el suelo, haciendo que el aire oliera a naturaleza. Una gran torre se alza en una esquina, pegada a una muralla baja de piedra que rodea la congregación de edificios. Jóvenes de todas las edades y razas reían y comerciaban entorno al grupo de vendedores que se agolpaban en los carros de suministros. Pequeños personajes que no medirían más de medio metro y de cabeza redonda se sentaban en la fuente para charlar. Os presento a las hadas: La raza más misteriosa de todas. Son pequeños, juguetones y muy confiables. Ellos representan la vitalidad del mundo. Por contra oposición estaban los felinos. Aguerridos soldados grandes como muros, fieros en la batalla. Caminaban sobre dos patas, resultando un cruce entre el gato y el hombre, pero todo su cuerpo estaba cubierto por un corto pelaje. Secos y de pocas palabras, hablan más con los puños. Aquel día, había bronca entorno a uno de los vendedores. Uno de los felinos, gritaba y hacía aspavientos, quejándose de que su gremlin era más caro de lo que el vendedor proponía:

-... ¡Toda la puta mañana persiguiéndolo!, ¿cien cobres? -. 

El vendedor, un hombre de pelo pálido y repeinado, parecía muy tranquilo ante los incesantes gritos del felino:

-Y yo te he dicho que tu gremlin apesta a podredumbre. Revisa tu nariz, gato avaro -.

-Yo te voy a dar avaro, estafador de mierda... -.

El felino ya desenfundaba su espada cuando un rayo cayó en mitad de la verde plaza. El viento tempestuoso azotó los pequeños árboles de la zona. La gente que se congregaba allí se giró ante tal hermoso espectáculo de luces. Un hombre ataviado en ropajes morados, empuñaba una vara larga rematada en una "V" ornamentada. Un sombrero de pico ocultaba su mirada bajo la visera:

-¡No toleraré más osadías en mi puesto! -. 

Todos parecían conocerlo, todos parecían admirarlo. Algunos susurraban su nombre sin atreverse a mirarle a los ojos:

-Neo... Apodado "El shinigami" -.

-Si, dicen que luce la armadura más poderosa del reino... -. 

Un poderoso sacerdote capaz de doblegar a las mismísimas tormentas. La cara del felino palideció ante tal monstruoso ser. No tuvo más remedio que salir de allí con su apestoso gremlin. Algún día, Dark sería como él. El vendedor parecía conocer a Neo:

-¿Qué te trae por aquí, viejo rufián? -.

Neo le quitó importancia con un gesto de manos:

-Nada importante, el general Payong me envía para ver como está la situación aquí... Y veo que hay cierto alboroto -.

-Los novatos. Solo por saber lanzar un par de flechas ya se creen los dioses del mundo. ¿Sabemos algo del frente de batalla? -. 

Neo miró algún punto del cielo, buscando la paz que nunca tendrá:

-Los valorianos atacan sin piedad. Me temo que volveré al frente en  un par de semanas -. 

-Por el dios Pauldron... Esos valorianos no se rinden nunca -. 

Neo le dio un golpe amistoso al vendedor:

-Nos vemos, viejo amigo -. 

Antes de marcharse, Neo miró de reojo a Darkness y sonrió. Con una ráfaga de viento, se convirtió en un cuervo negro y desplegó sus alas para desaparecer entre las nubes. Dark tardó unos segundos en reaccionar:

-¿Me ha mirado? -.

Yodan estaba igualmente impactado:

-¿Te... Te ha mirado?.  Te ha mirado, te ha mirado -. 

-¡Me ha mirado! -. 

Ambos rieron y chocaron las manos. El comerciante tosió para llamarles la atención:

-¿Puedo ayudaros en algo? -. 

Dark le mostró el cadáver del enorme puma al comerciante. Sopesó las posibilidades un segundo antes de decir:

-Sesenta cobres, ni uno mas ni uno menos -. 

Sesenta cobres. Para que os hagáis una idea, juntar una moneda de plata era el equivalente a tener mil monedas de cobre. Y para juntar una moneda de oro, eran necesarias mil de plata. Y antes de que lo preguntéis, no. Ninguno de nuestros amigos ha visto nada parecido a una moneda de oro en su corta vida. En este mundo, manda quien tenga el oro, o en cuyo caso, manda quien sepa regatear mejor. La vida de los novatos era muy básica: Te mandan misiones de recolección, llevas tu presa y te pagan una miseria. Cuando te consideran lo bastante ducho, te asignan a una zona más avanzada. Así es la vida en el reino de Derion, y así es como comienza la historia de nuestros pequeños héroes. 

El deseo de una razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora