Capítulo 24

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Dominique estaba en su habitación, preparándose para el baile. No se sentía de ánimos, pues hace mucho no asistía a uno.  No después de haber visto a su novio de la preparatoria besándose con otra.
Caminó hasta su espejo, para ver el resultado. Llevaba puesto un vestido negro, que le llegaba arriba de las rodillas. Unas zapatillas azul rey y su cabello lo peinó, a modo que pareciera que lo hubiese cortado.
Mientras se ponía una gargantilla, alguien tocó a su puerta. La pelirroja se giró levemente.

— Un segundo —gritó desde su habitación.

Se miró por última vez al espejo y se dirigió a la sala de estar. Al abrir la puerta, sonrió al ver a Ian.

— ¡Dios, te ves bellísima! —exclamó él.

— Exagerado —dijo Dom—. Todo por ese estúpido baile.

— Vamos, verás que te divertirás mucho. Además, estarás con tu novio —comentó Ian, mientras reía.

— Pero estaremos en la universidad, frente a todos... Ahí es solo mi profesor y ya.

— Pues sí, pero tú sólo piensa en divertirte y ya. Además, ya no falta mucho para tu graduación y ya podrán formalizar bien.

— Gracias, Ian. Y sí... Ya no falta mucho para tener una relación normal con él.

— Bueno, cambiando un poco el tema... venía para ver si puedes cuidar mis llaves...

— Pero, no llegaré a dormir —Dom lo miró con ceño.

— Ni yo. Y es que no quiero perderlas.

— ¿A dónde irás?

— Me llamó la hermana de mi madre. Me dijo que se ha estado sintiendo mal y necesito ir a verla —explicó, sin muchos ánimos.

— ¿Qué tiene? —Dom lo miró preocupada.

— No me explicaron bien... Por eso necesito ir.

— Ian, ¿no quieres que te acompañe?

— No, no, claro que no. Es tu baile.

— ¿Y? Prefiero ir contigo —insistió la joven.

— Tú no te preocupes, mujercita.

— Lo hago. Déjame ir contigo.

Ian sonrió y la abrazó. El abrazo le fue correspondido por ella, quien no dudó en darle un beso en la mejilla.

— Promete que te divertirás —pidió Ian.

— Ian, yo...

— Que lo prometas, mujer.

— Lo prometo... Pero tú promete llamarme por cualquier cosa, por favor.

— Claro, lo prometo.

Andrew estaba platicando con algunos colegas. Con mucha cautela, miraba hacia la entrada del gimnasio, para ver cuando Dom llegara. Su sonrisa se esfumó al ver entrar a Rebeca, quien al verlo, se dirigió hacia él.

— ¿Qué haces aquí? —inquirió él, al llegar hasta ella.

— No olvides que trabajé aquí, querido. Además, el director me invitó —respondió con sutileza.

— Ah, ya veo...

— Andrew, por amor de Dios, somos amigos. Ya pasó... Sigamos como antes.

— Rebeca, ese día tuve un enorme problema con Dominique. No sé si lo que dijiste fue...

— Mentira —mintió al interrumpirlo—. Lo dije por impulso. Te quiero, pero como mi amigo.

— ¿Debo creerte? —le cuestionó.

— No, no debes, pero sé que es verdad. Vamos, dejemos eso atrás y sigamos como antes.

— Necesito pensarlo.

— De acuerdo... Iré a saludar. Nos vemos en un rato —dijo Rebeca, antes de marcharse.

Cuando Andrew se dio la vuelta, quedó estático al ver a Dom. Moría por correr a abrazarla. La joven, al cruzar su mirada con él, sonrió y se dirigió hasta donde estaba él.

— Linda noche, ¿no cree, profesor?

— Sí, Howard. Quedó muy arreglado todo. Te ves muy linda...

Las mejillas de Dominique se tornaron rojas. Andrew se sentía sumamente feliz de verla.

— Bueno, mejor me voy... Te veo en un rato —dijo ella, no sin antes dedicarle una tierna sonrisa.

Habían pasado un par de horas. Andrew conversaba con un par de orientadores y el director. Dominique se encontraba con los del club de lectura. Él, en repetidas ocasiones la miró con disimulo.

— Hay muchos alumnos sin bailar —comentó el director.

— Bueno, algunos llegaron sin pajera —dijo uno de los orientadores.

— Eso se puede arreglar.

El director se giró un poco y con un movimiento de la mano, llamó a un grupo de chicas que se encontraba cerca.

— Vamos, hagan parejas —dijo el director, tanto a los orientadores y profesores, como a los alumnos.

Todos se miraron extrañados, pero comenzaron a hacer parejas, a excepción de Andrew y Dom. La mayor parte ya se encontraba bailando. Dominique estaba por huir, hasta que el director la tomó de la mano.

— Usted no se irá sin antes bailar un poco—le dijo el director a la pelirroja—. Profesor Collins, por favor, baile un poco con su alumna.

— Pero...

— Un par de canciones, por favor.

El director tomó la mano de Andrew e hizo que él tomara la de Dom. Quedaron inmóviles. Ella soltó una risa nerviosa.

— Bueno, vayan ya —pidió el director.

— Ah... Claro —musitó Andrew—. Vamos, Howard.

Ambos caminaron hasta instalarse con las otras parejas. Dominique miró por todos lados, evitando hacer contacto visual con Andrew.

— Tranquila —le pidió Andrew—. No pasa nada. Es solo un baile rápido.

— Yo sé... Pero es que te ves muy guapo. Me pones muy nerviosa.

— Y tú luces tan hermosa... —Andrew sonrió—. Bailemos y hagamos feliz al director.

La canción que estaba se acabó y enseguida siguió otra, con la cual, muchos se emocionaron. Era Baby, I Love You interpretada por Ramones.

— ¡Dios, amo esa canción! —exclamó ella.

— Debí adivinarlo. Es de los géneros que te agradan —comentó él.

Dominique miró fijamente a Andrew. Las parejas comenzaron a bailarla, incluidos ellos.

— Te la dedico...  —susurró la joven.

— Harás que mis ganas de besarte las desate aquí mismo.

Dominique iba a responder, pero fue interrumpida  por una llamada, la cual ignoró.

EL PROFESOR [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora