Capítulo diecinueve

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Daniel
Flash-back
-¡He metido un gol!- me grita Cristian con una agudísima voz.

-Que no. No valió.- protesto.

Me alejo caminando enfadado. Ese gol no cuenta. Estaba fuera de juego, creo. De repente alguien me agarra de la sudadera.

-Dani, no te enfades. Recuerda, hermanos pase lo que pase, ¿vale?- me dice mi mejor amigo.

-Pase lo que pase.- digo y nos damos un fraternal abrazo.

No sé por qué esa imagen se me viene constantemente a la cabeza. Son las once de la mañana y estoy tumbando en cama analizando momentos del pasado. Con tan sólo cinco años ya nos estábamos jurando amistad eterna, y ahora tengo un corte en la ceja por pegarme con mi supuesto mejor amigo para toda la vida. Me entristece ver lo que han cambiado las cosas. Aunque James y los demás son mis amigos, nunca tendré esa conexión que tenía con Miriam y Cristian.

-Dani, me voy a hacer la compra. Levantate de una vez y haz la cama.- dice mi madre entrando en mi dormitorio.

-Vale.

Cierra la puerta y escucho como sale de la casa. De repente, me percato de que hoy he quedado con Olivia para ir al cine y no tengo ni la menor idea de que película vamos a ver. Ayer cuando le dije si quedábamos, la invité a lo primero que se me ocurrió. Me levanto y busco en mi teléfono la cartelera de las películas que hay hoy. Opto por una de miedo, así no podrá evitarse abrazarse a mi en las partes más "terroríficas".

Daniel: ¿Vamos a ver una de miedo?
Olivia: ¿?
Daniel: Hablo de la película.

Tarda un rato en reaccionar y empezar a escribir. Me da la sensación de que no se acordaba.

Olivia:Ah... es verdad. No me acordaba, jajaja.

Lo sabía.

Olivia: Por mí perfecto. A las cinco estoy en tu casa.
Daniel: Vale, niña.

Dejo el móvil y me voy a la cocina a por algo de comer. Cuando acabo de desayunar, voy a hacer mi cama. Después de conseguir un resultado bastante decente, me dirijo al baño para ducharme. Mientras el agua cae sobre mis hombros, reflexiono sobre todo en general. ¿y si intento hablar con Miriam y Cristian? No, de nada serviría. Además no se merecen mi perdón. Es verdad que debería dejar de tener tanta rivalidad con Cristian, pero no puedo evitarlo. Cada cosa que hace me molesta e irrita de una manera horrible.

-¡Daniel, acaba ya que tengo que ir al baño!- me grita mi madre desde el exterior.

No sé en que momento ha llegado a casa, pero me apuro lo máximo posible y salgo del cuarto de baño en menos de cinco minutos. Voy a mi habitación y tardo un momento en escoger mi ropa. Lo de tardar en vestirse lo asocian con las chicas normalmente, pero yo también tardo en arreglarme. Y no es que sea femenino, es que me gusta ir bien vestido. Después de elegir una sudadera negra y unos pantalones vaqueros claros apretados, voy al cuarto de baño a peinarme mi larguísimo pelo, aunque no consigo darle forma de ninguna manera posible.

-Puedes bajar a la peluquería y que te lo corten si quieres.- me sugiere mi madre.

-¿Puedo?

-Claro, vas a tener más melena que yo si sigues así.

Hago lo que me dice y cojo el dinero y las llaves y camino rápido hacia la peluquería a donde suelo ir normalmente a cortarme el pelo. Tardo poco en llegar ya que está muy cerca de mi casa.

-¡Hombre, Dani! Hacía mucho que no venías por aquí.- me saluda eufórico Julián.

Julián me lleva cortando el pelo desde pequeño. Es amigo de mi padre y siempre me trata muy bien.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora