Sus compañeros seguían riendo aún cuando despegó la cara del pupitre.
Se limpió la saliva restante de su mejilla, e intentó poner su mejor cara de inocente, sin mucho éxito.
El profesor de química la señaló con enojo, podía escucharlo mencionar su nombre metido entre insultos en alemán, más no podía hacer nada para evitarlo.
Se sentía perdida.
Le siguió recriminando su falta de atención e interés en clases, la amenazó con llamarle a sus padres y programar una cita con el principal y reprobarle el curso.
Y en medio de todo el lío, sólo consiguió que una frase saliese de su boca:
-Váyase a tomar por el culo.
Después, salió de la clase y dejo a 21 estudiantes y a un profesor con la boca abierta.
Oficialmente, su día estaba arruinado.
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Su mejor amiga la atacó en el receso con un centenar de preguntas, aunque sólo una había permanecido grabada en su mente:
¿Qué te hizo explotar?
Que nada, había respondido.
Que estaba cansada y necesitaba refrescar su mente después de tanto drama en clase.
Su amiga le invito a tomar un pay de pecanas en un restaurante cercano, una invitación que ya se había hecho costumbre, después de dos años de amistad, para las dos.
Con la excusa de relajarse y poder para un tiempo de calidad juntas, ya que debido a las pruebas no habían podido sacar su mente del estrés de las materias.
-No puedo-respondió ella, cortante-, tengo cosas que hacer.
La chica siguió insistiendo.
<<Ya nunca sales conmigo>>
<<¿Es que nunca tienes tiempo para mi?>>
<<Falta poco para que me mude de país y necesito a mi mejor amiga a mi lado>>
<<Siempre estas ocupada>>
<<Pasas más tiempo con tu novio que conmigo>>
<<Has cambiado>>
¿Es que acaso nadie entendía que era un mal día?
Así que explotó, gritándole a su amiga y echándole cosas a la cara, harta de que siendo tan cercanas no pudiera captar su situación.
-¡Bien!
Respondió su amiga enojada, alejándose de ella dando largas zancadas, renegando a cada paso.
Millones de oraciones se formaban en su mente para cambiar el transcurso de la historia.
Podía disculparse y arreglarlo todo.
Sin embargo, permaneció callada, viendo como su amiga desaparecía entre la multitud.
Y por si fuera poco, comenzó a llover, y tanto su ropa como sus ilusiones, terminaron empapadas.
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-He llegado.
Murmuro ella sin ánimos al entrar a su casa.
Dejo la mochila en el recibidor y estaba por subir las escaleras y dirigirse a su cuarto, cuando sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
Supo que algo andaba mal en cuanto su madre sacó la cabeza de la cocina, expectante.
No la saludó, no la besó, no nada.
Que el profesor de química había hablado con ella. Que sabía de su mal comportamiento en clase y lo que repercutiría en su nota final. Que era probable que no aprobara la materia y tuviese que tomar un Excepcional, desperdiciando la oportunidad de entrar a una buena universidad en un corto tiempo.
Ahora todo estaba claro.
Ella se encogió de hombros, verdaderamente no estaba de humor para que le importase.
Su madre estaba extrañamente callada tomando en cuenta lo delicada que era la situación, lo cual la asustó más que cualquier cosa.
-Estoy decepcionada de ti, Domenique.
Susurró su madre en voz queda, mirándola con los ojos empañados en lágrimas.
Su mundo se derrumbó al oír las palabras, y esta vez no hubo nadie para ayudarla a reconstruirlo.
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Nique
Fantasy¿Qué estarías dispuesto a hacer para tener la vida con la que siempre soñaste? Domenique era una alumna común y corriente viviendo una vida normal. Más trágica y deprimente que normal. Así que, cuando se le presentó la opción de cambiar su realid...
