"El anillo de la mala suerte"
Félix Agreste no pidió ser un héroe.
Con su madre desaparecida y su padre presionándolo, no puede más que limitarse a soportar la carga de haberlo perdido todo... solo.
Un beso de Ladybug podría ayudarle a deshace...
Con los nervios a flor de piel, emocionada y con un poco de nauseas; la chica de ojos azules inhaló. Podía hacerlo.
—¡Vamos Bridgette! —se animó a si misma, y se asomó detrás del árbol donde se encontraba.
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Félix leía un libro sentado en una banca. La joven se preguntó como era posible que el chico poseyera esa serenidad, en comparación de ella, un imán de preocupaciones y accidentes; el rubio siempre estaba tranquilo y seguro de si mismo. Él sabía como mantenerse firme y de seguro no era un cobarde.
Se sonrojó cuando recordó el evento que le había provocado enamorarse de él.
—Yo puedo, yo puedo...—se repitió mientras se acercaba.
El chico al percibir su presencia, cerró su libro.
—¡H-hola Félix! —Bridgette sostenía en sus manos dos boletos para un concierto. —Gracias por venir yo creí que...—Sintió que sus orejas se sonrojaron.
Félix, con mirada impasible, desvió el rostro.
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Si él se encontraba allí era porque tenía que poner un límite. Además Plagg desde su última conversación no había vuelto a protestar. Al parecer necesitaba un tiempo también para no caer en la negatividad de su portador. Mientras leía su ejemplar de Prometeo, ya había notado la presencia de la chica y pacientemente dejó que se tomara su tiempo.
—No, lo siento. —Reparó con carencia de emoción. —No he venido a eso.
La joven sintió que algo dentro de ella se desinflaba, tal vez su corazón; puesto a que inmediatamente se llamó tonta a sí misma. ¿De verdad había creído que tenía una oportunidad con Félix Agreste?
—...es para un concierto de Jagged Stone... c-creí que te gustaría...—prosiguió diciendo, con la voz cada vez menos audible con cada palabra.
—Escucha. —Félix se levantó y se paró frente a ella. Era como mínimo veinte centímetros más alto que ella. —no me-
—Interesas.
La voz reconocible de Chloe se escuchó a sus espaldas, rodeó con el brazo el cuello de Félix y le sonrió a la chica de ojos azules. Bridgette, se sintió una vez más derrotada mientras el chico apartó con sutilidad el brazo de su amiga.
—Ahora no Chloe. —Félix miró a ambas y con un gesto con la cabeza se alejó, sin voltearlas a ver ni un segundo.
En silencio, observando como se iba perdiendo la silueta del chico, Chloe fue quien rompió el silencio.
—Y bien, ¿no te has cansado ya? —La desafió con la mirada. —Todos sabemos que eres una niñata más detrás de Félix. ¿No te diste cuenta que eres agobiante?
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Bridgette se miró los zapatos totalmente avergonzada. No respondió, pero lo que quedaba de su orgullo la abligó a mirarla.
Chloe era más alta que ella, tenía unos ojos azules cristalinos y cabello rubio recogido en una trenza francesa de lado. Un mechón ondulado marcaba su expresión de triunfo.
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—Eres patética. —Se cruzó de brazos. —Con razón eres la burla de primer grado. Te doy un consejo gratis niña. —se miró las uñas. —deja de jugar a existes y los demás dejarán de molestarte. Ser invisible a veces es una... ventaja. —meneó la cabeza divertida.
Una mezcla de emociones, tristeza, temor pero sobretodo predominaba el enojo e impotencia. ¿Quién se creía?
—Por cierto, en visto que no usarás esto. —Le arrebató los boletos. —sería una lástima desperdiciarlos. Adios, adios, cariño. —Se despidió agitando los pases de forma de avanico.
—T-tú... no...—Con una mano se limpió las lágrimas que amenazaban con salir. —¡Alto ahí! —Dispuesta a recuperar lo que era suyo, corrió detrás de la bruja.
En eso, tropezó con alguien.
—¡AY! —Gritó la persona que se había caido al suelo con ella.
"Verdaderamente", pensó la chica en un suspiro sientiendo su rodilla arder, "la suerte nunca está de mi lado...".