Capítulo 3

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Me despierto temprano. Hoy no he quedado con Zeke, así que llego temprano para el registro. A estas horas todavía no hay mucha gente acumulada. El registro consiste en un pequeño pinchazo en el dedo, te extrae un poco de sangre y se comprueba efectivamente que tienes una ficha de identificación creada. Es un control de lo menos útil ya que aquí todos tienen ficha de identificación y ésta no tiene por qué estar completa. El informe que figura en el Departamento de Ayuda Humanitaria es el que verdaderamente determina las características de un ciudadano. Subo hasta la planta de seguridad. Hay poca gente, pero a diferencia de otras secciones, aquí siempre hay alguien debido a los turnos nocturnos. La seguridad de la ciudad nunca duerme y aún con menos razón en las últimas semanas. Esta noche no ha habido altercados. No se han recibido llamadas ni se ha detectado anomalías por las calles por las patrullas. Parece extraño, pero ya no sé qué me asusta más.

Paseo por el vestíbulo de un lugar a otro. Soy idiota: la ciudad envuelta en una extraña conspiración y yo preocupado porque una chica prácticamente desconocida todavía no ha llegado al trabajo. Me apoyo sobre una pared a esperar. La gente pasa tan deprisa a mi alrededor que pocos se percatan de mi presencia. Por fin la veo entrar a lo lejos con prisas y suspiro de alivio.

Camina muy deprisa, así que tengo que aligerar el paso para llegar hasta ella antes de que entre al Departamento. La agarro por un brazo cuando cruza uno de los pasillos que bajan al sótano. Cuando se gira le suelto el brazo y sonrío. Se queda paralizada unos segundos, como si estuviera pensando algo, como si de repente no se acordara de mí. Parece preocupada.

- ¿Qué te ocurre? – Le pregunto perdiendo la sonrisa.

- Llego tarde. – Responde finalmente.

Estaba tan inquieto porque no viniera hoy a la sede que había olvidado que pudieran existir otros problemas menores. Marvin se enfadará, sin duda, pero seguro que ella hace algo para que él lo acepte como tolerable.

- La puntualidad no es tu punto fuerte. – Digo sonriendo.

Intentaba hacer una broma para que se relajara, pero lo único que he conseguido es recordárselo. Tengo que ayudarla y sé cómo hacerlo. Ella camina deprisa a través del Departamento de Archivos y yo camino a su lado. Antes de llegar al despacho de Marvin me adelanto, llamo a la puerta y entro sin permiso. Marvin contempla un ordenador, sin tocar nada. Suelta un gruñido. Debe ser por el ordenador porque no creo que se haya percatado todavía de nuestra presencia. La imagen de verlo frente a un ordenador sin saber qué hacer con él resulta bastante graciosa. Tiene su mesa llena de documentos, pero parecen ordenados. No recuerdo que estuvieran así antes de que llegara Cattleya.

- Perdona, Marvin, te la he robado un rato. Ya es toda tuya. – Digo con una sonrisa.

Marvin se gira y nos mira. Gruñe de nuevo, éste sí debe ser por nosotros. Si Marvin preguntara ahora mismo dónde hemos estado no sabría qué contestarle. Pero después de la conversación de ayer con respecto a Cattleya, creo que prefiere no saberlo. No creo que le moleste tanto su tardanza si cree que ha estado conmigo, aunque estoy seguro de que protestará por algún motivo.

- Hoy tampoco ha pasado por el registro. – Dice Marvin mirándome enfadado.

No tenía ni idea, pero si ha llegado ahora está claro que ha vuelto a saltarse el registro. Marvin debe de haberlo comprobado.

- Es cierto, se me olvidó. Bueno, mañana lo pasará, tampoco creo que sea tan importante un día más que menos, ¿no? – Digo con aire despreocupado.

En realidad, no creo que sea tan importante pasar el registro. No tiene ningún valor. Sin embargo, el hecho de no pasarlo puede convertir a una persona en sospechosa, no sé muy bien de qué, pero sé que la vigilarían más de cerca. Algo me dice que Cattleya esconde algo y si lo descubren pueden destinarla a otro lugar, uno horrible, o incluso pueden desterrarla de Chicago. En estos tiempos se toman decisiones drásticas muy fácilmente. Ya ha tentado dos veces la suerte, así que mañana me aseguraré que pase el registro. Marvin vuelve a concentrarse en su ordenador y yo abandono el despacho antes de que Cattleya diga algo inapropiado. Si Marvin descubre que esconde algo puede que empiece a desconfiar de ella. Tengo que averiguar la verdad sobre ella para poder ayudarla. Las normas son más estrictas con la gente del exterior y ellos serán los primeros en ser controlados.

Un nuevo comienzo (versión de Cuatro) Fanfic Saga Divergente de Verónica RothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora