Capitulo 13

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Capitulo 13

Me sonrió. Su sonrisa era tan perfecta que no podía creer como podía ser real. Lo tenía ahí en frente, tan perfecto, tan lindo, tan tierno y era todo mío.

-Dime, ¿qué era lo que me querías decir?

-Primero que nada, una pregunta…

Alcé la barbilla invitándolo a hablar.

-¿Sigues considerando el divorcio?

Negué rotundamente con la cabeza. Una y otra y otra vez. Me volvió a sonreír.

-¿Por qué? ¿Ibas a dármelo?

-Sabes que no, ni sé para que preguntas.

Asentí y desvíe la mirada. Nos quedamos callados por un momento, ninguno decía nada, no nos estábamos siquiera mirando.

-¿Tini?

-¿Mmmh? –bajé la mirada al poco helado que quedaba en mi tazón.

-¿Puedes decirme qué es lo que te molesta de mí?

-¿De ti?

-Mírame –dijo dulcemente-. Si hay algo que te molesta, voy a cambiarlo, lo prometo.

Alcé la mirada, tal como él lo había pedido. Hice una mueca antes de llevarme el helado a la boca.

-Vamos, no voy a enojarme.

-Es que… no es que me molesta… o sea, si, si me molesta, pero no quiero decírtelo.

Ladeó la cabeza y sonrió levemente.

-Dime.

-¿Tú vas a decirme qué es lo que te molesta de mí?

-Si tú quieres… -alzó los hombros y apartó el tazón.

-Bueno… -asentí-. Son cositas pequeñas.

Rió levemente y se acomodó en la silla. Respiré muy profundamente, sabía que tenía que hablar rápido si quería decirle todo junto y de una buena vez.

-Me molesta que vivas viajando, que a veces te vayas a esas cenas maldita y llegues tardísimo, me molesta que ya no me traigas un ramo de flores día por medio y lo que más, más, más me molesta, es que en este momento estés ahí en frente mío y no seas capaz de ponerte de pie y darme un maldito beso.

Rió con simpatía. Lo que a mí me molestaba, eran cosas insignificantes, eran estupideces sobre sus actos, no sobre su personalidad ni forma de tratarme. Era cierto, odiaba demasiado que llegara tarde, no me gustaba desconfiar de él, pero si llegaba a altas horas de la noche, me hacía desconfiar de alguna manera.

-Y sigues ahí, observándome… -le dije como si en serio me molestara demasiado.

Se volvió a reír. Oh, por Dios, ¡cómo amaba su risa!

-¿Qué es lo que te molesta a ti, de mí?

-No vayas a enojarte, porque sé que siempre terminas enojándote.

-¿Yo? ¿Enojarme? Naa, nunca –dije y reímos.

-Bueno, me molesta que te enojes por todo, que te encierres en el baño, es algo que me dan ganas de tirarte por la ventana –comenzó. Reí-. Me molesta mucho que me eches la culpa de que nuestra relación se está yendo por la borda, según tú, porque yo a ti te amo como a nadie y nunca permitiría que esto se acabe de un día para el otro. Pero lo que más me molesta, me hace enojar, me dan ganas de agarrar una escopeta y tirotear a todo y todos los que se me
pongan en frente, me dan ganas de…

La Bella Y La Bestia 2 *Jortini*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora