Desamor.

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  Desde que crecí el amor llenaba mi vida, bueno, concretamente el desamor, todos estos años que recuerdo están llenos de negativas, de fechas señaladas en cuadernos que no significaban nada, tonterías de niña pequeña, estoy segura de que conozco el desamor en todas sus etapas, la ilusión, las tardes que pasaba distraída pensando en qué estaría haciendo esa persona, las lágrimas que llegaban sin avisar ni pedir permiso, las miradas furtivas cuando apenas te veía durante una fracción de segundo, tras eso llegaba la desilusión, el sentimiento de saber que la otra persona era correspondida por alguien que lo hacía feliz, y, después de largos meses de desesperación y tristeza, llegaba el olvido, aquel que tardaba en aparecer y que a veces se olvidaba de la función que tenía en mi cerebro. Muchas fueron las ocasiones en las que el olvido tuvo que venir de visita al espacio que le tengo guardado por mi mente.  

Las veces que nos fallamos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora