Querido diario:
Esta noche Jota y yo decidimos cocinar algo juntos... burritos!
Pasamos un momento increíble en casa, hasta que... todo cambió.
Estoy enferma, es serio lo de mi delgadez.
Unas costillas brotadas y unas clavículas tan marcadas para algunas es un sueño, para mí un dolor.
Pero hay algo que me ayuda a sobrellevarlo o más bien alguien y es Jota.
Es un hombre maravilloso.
Me pusieron un suero de vitaminas y mi cuerpo las rechazo, me desmayé. Mientras estaba inconsciente solo recuerdo a ver escuchado la voz de Jota a lo lejos, "Mi amor, mireme... quedese conmigo!"
Mi mamá, que estaba conmigo, empezó a gritar y a llorar porque tomé un color tan pálido y estaba completamente helada. Mi rostro reflejaba una "transparencia", ojos abiertos y en blanco, labios secos y mi cuerpo sin movilidad ni fuerzas, tan liviano.
Me sorprende que Jota se haya mantenido calmado viendo esa escena...
Recobré el conocimiento y lo primero que vi fue a mi hombre abrazandome y diciendome "quédese conmigo!", desperté y solo quise vomitar, así lo hice mientras él fue a pedir ayuda.
Una vez ya en casa comenzó a regañarme, suplicandome que coma todo, que me mantenga bien alimentada, que porfavor ponga de mi parte para subir de peso por mi salud, por sentirme bien, por él y por los pequeños niños que tenemos planeado concebir una vez casados.
¿Qué hombre se queda contigo en esos momentos? ¿Quién soporta que medio vomiten su auto?
Yo sé la respuesta... un hombre maravilloso... Jota.
Por la noche, cuando él le comentó a su familia lo que me pasó todos se preocuparon por mí.
No dormí bien, desde pequeña estoy acostumbrada a los sueros pero ya tenía mucho tiempo sin volver a pasar por lo mismo, pero aunque Jota no estaba conmigo sentía su abrazo al dormir.
No es necesario que coquetee conmigo, porque con esto se que él estará conmigo en las buenas y malas. Aun así vamos a esperar, esperar en su amor, dejarme llevar.
ESTÁS LEYENDO
Querido Diario
Teen FictionSoy una chica de 18 años y este no es un diario común. Son historias que pasan realmente en mi imaginación. En la imaginación de una falsa sonrisa.