Capítulo 7

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Días después...

Estoy en una cafetería viendo como se derrite en una copa la bola de helado que pedí. Marco siempre me ha confundido. Desde que empecé como su asistente fue atento y simpático conmigo, pero la mayor parte del tiempo me ha ignorado. Y según él lo hace para no caer en algún tipo de tentación, pero mis sentimientos están de por medio.

¿Debería de alejarme de él?

Me he caracterizado por ser, en apariencia, una mujer inmadura e impulsiva. Pero vamos, hasta ahora lo mío con Marco era sólo una fantasía. Nunca antes se sintió tan real la posibilidad de no ser del todo invisible para él.

¿Qué hacer? No sé, pero necesito el consejo de alguien sensato. Porque de seguir escuchándome sólo a mí, terminaré metida en más problemas.

Y a fin de cuentas, la persona más sensata que conozco es Carolina.

Busco mi teléfono móvil en mi bolso y le marco a la señorita "Estoy estrenando novio". Espero esté lúcida.

—Hey —la saludo—. ¿Estás ocupada?

—Todo bien. Dime.

Tengo luz verde. Genial.

—No sé cómo empezar...

—Vanesa...

—Bien. Pero no me juzgues antes de escucharlo todo, ¿quieres?

—Ok...

—El otro día Marco estuvo más raro que de costumbre...

—¿El otro día? ¿Y me cuentas hasta hoy?

—Deja. Que. Termine. Se soltó a decirme que desde que me conoció se quiso acostar conmigo...

—¡¿Cómo?!

—¡Carolina!

—Estoy escuchando.

Cambio mi teléfono de una mano a la otra: —Pero que no lo ha hecho porque su padre le pidió respetarme y valorar mi trabajo.

—Ok, vamos despacio...

—Incluso te lo resumí —alego—. Él me dio un discurso terriblemente confuso.

Escucho a Carolina suspirar. Desde que Daniel y ella son oficialmente pareja suspira todo el tiempo, pero esta vez lo hace porque está evaluando mi situación.

—Esto es bueno y malo a la vez —dice. Yo, mientras, jugueteo mi helado—. En tu novela dejas claro que mueres por acostarte con él porque A. Está guapísimo...

—Sí. Sí. Yo sé, pero sí te das cuenta Valentina se termina enamorando de Carlo. Involucra sentimientos... Ya no sólo es sexo.

—Eso también es cierto porque B. Lo admiras. Valentina admira a Carlo y tú admiras a Marco.

—Es un buen jefe. Se esfuerza por alcanzar las metas que su padre le exige.

Me quedo en silencio un rato con Carolina todavía al otro lado de la línea. Creo que me está siendo difícil admitir que mis sentimientos hacia Marco van más allá de un enamoramiento. Me preocupo por él. Estoy pendiente de él. Quiero que esté bien.

Tal vez es amistad... No. No. No. Usualmente no quieres que un amigo te bese.

También me reclamo a mi misma si Marco Maldonado merece lo que estoy sintiendo por él. ¿Qué ha hecho para merecerlo?

Vaya, después de tanto tiempo hoy finalmente estoy siendo sincera conmigo misma.

—Oye, ya vi que te están atacando en los comentarios de "Me voy a follar a mi jefe" porque empezaste escribiendo muchas escenas eróticas en cada capítulo y a partir del siete o del ocho, no sé bien, te pusiste cursi.

Esbozo una mueca:

—¡Es que Carlo también se enamoró de Valentina! —protesto—. Lo suyo empezó como atracción sexual... pero surgió el amor.

—Ok, eso lo entiendo yo, pero no tus lectores.

Rasco mi cabeza, pensado: Si los lectores en Wattpad formaran algún tipo de sindicato, nos quemarían en una hoguera a todos los autores.

—Está bien, seguiré incluyendo sexo sucio y desenfrenado.

—Ahora otra cosa —continúa Carolina—. ¿Qué es lo que tú quieres, Vane? ¿Acostarte con Marco? Porque él ya te insinuó que si está dispuesto.

Ahora vamos al grano.

—Pero también dijo que de hacerlo me tendría que ir de Grupo M. Él no puede mezclar relación laboral con sexo.

—¿Entonces qué quieres?

Siendo un dolor en el pecho. —Yo...

—Puedes ser honesta conmigo, Vane.

Observo a las demás personas dentro de la cafetería: Hay madres con niños pequeños, parejas, uno que otro hipster solitario...

—Que se enamore de mí —digo—. No sé... Sí él quiere empezar con algo sólo sexual está bien. Pero quisiera... que con el tiempo me ame.

Y ahí lo confesé.

—Eso sólo sucede en las novelas, Vanesa.

Y es ahí cuando me echo a llorar sin parar. —Sí...

—¿Cuántas veces has visto a Marco en una relación formal?

—Nunca.

—A todas las deshecha.

Intento secar mis lágrimas: —Dice que su prioridad es Grupo M y que no está listo para formalizar... Pero es que yo tampoco busco que se case conmigo.

—Vanesa...

—Bueno, no inmediatamente.

—Vane...

—Yo sólo quiero que me ame.

—¿Aunque?

—Es imposible, lo sé.

No, no puedo parar de llorar.

—No, imposible no. Es difícil. Porque de acostarte con él estarán bien uno o dos días, y después le pedirá a su asistente que te aleje.

—Pero yo soy la asistente que lo aleja mujeres acosadoras.

—Lo que hará que alejarte a ti resulte más incómodo y difícil. Creo que acaba de mejorar mi opinión de Marco al saber que guardó su distancia para no tener que hacerte eso. Es un cretino, pero al menos reconoce que a ti si te necesita.

—Pero como su asistente —reprocho.

—Sí.

—¿Por qué eres tan cruel conmigo? —lloro.

—No estoy siendo cruel. Estoy siendo razonable. Admítelo, Vane. Al principio estarías feliz porque Marco te metió en su cama, pero dos segundos después...

—Son las doce de la noche y el carruaje de Cenicienta se convierte en calabaza —termino.

—Sí. Perdóname, ¿quieres?

—No. No Está bien —limpio mis mocos—. Necesitaba que alguien fuera claro conmigo.

—¿Marco te ha dicho algo más desde aquella tarde?

—No, ha seguido ignorándome.

—¿Ves?

—Ya sé, ya sé...

—¿Y qué vas a hacer? ¿Renunciar?

—¡No!

—¿Entonces?

Miro mi helado terminar de derretirse en mi copa...

—Hacer como que Marco nunca me dijo nada. Prefiero ser su asistente de toda la vida que una zorra de dos días.


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Y para continuar mi disculpa, en un momento publicaré un pequeño capítulo desde el punto de vista de... Marco c:

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Vanesa entre líos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora