Erase una vez, según un escritor de Las mil y una noches, que existió un anciano muy sabio (y sabio debió de haber sido) que dedicó su vida a la labor de reunir toda la sabiduría del mundo.
Escribió un volumen enorme y erudito en el que detallaba todo lo que había encontrado; y, al final, se arrellanó satisfecho de una labor bien hecha.
Enseguida, la idea de que había escrito demasiado disipó su satisfacción.
Así que se sentó otros diez años para reducir el volumen original a una décima parte de su tamaño.
Cuando hubo terminado, de nuevo se consideró satisfecho; pero de nuevo descubrió que estaba equivocado. Con minuciosa precisión, redujo esta segunda obra a una sola página. Pasaron otros diez años y el anciano filósofo se hizo más sabio aún. Tomó aquella sola página y la redujo a una sola y única línea que contenía todo lo que había por saberse.
Al cabo de una década, el viejo escritor se encontraba cerca de la muerte.
Había colocado esa extraordinaria línea en un nicho en la pared para guardarla en un lugar seguro, con la intención de hablarle a su hijo acerca de ella.
Pero ahora cambió de parecer una vez más.
Hasta esa línea hizo pedazos.
Suponga que toda la sabiduría del mundo se redujera exclusivamente a una sola línea: imagine que esa única línea se escribiera hoy en día y se le entregara a usted. Con ella podría comprender la base de toda vida y de todo empeño: el amor, la política, la guerra, la amistad, la criminalidad, la demencia, la historia, los negocios, la religión, los reyes, los gatos, la sociedad, el arte, la mitología, sus hijos, el comunismo, los banqueros, los marineros, los tigres y un sinfín de cosas más.
Es más: imagine que esta línea única pudiera decirle todo acerca de sí mismo; que pudiera resolver todos sus problemas y apaciguar todas sus inquietudes.
Si toda la sabiduría del mundo se pudiera comprimir en una sola línea, sin duda alguna haría todas estas cosas y más. Existe una línea, invocada a partir de un maremágnum de hechos, que se ha hecho asequible como unidad integrada para explicar esas cosas. Esta línea es la filosofía de la filosofía, que lleva así el tema completo de vuelta a la verdad simple y humilde.
Toda la vida está dirigida por una orden y únicamente una orden: ¡SOBREVIVE!
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Excalibur una puerta al manicomio
SpiritualLa obra no está publicada, pero su autor, fundador de la Cienciología, la hizo circular entre su círculo de amigos íntimos y algunos iniciados en la cienciología, los cuales fueron víctimas de una especie de locura tras leer el libro, por lo que fue...