Venga, que te traigo el filete. ¡¡¡Y los cucharazos que le pega al plato...!!! ¡¡¡Que yo de pequeño pensaba que también había que comerse la flor!!! No os he dicho que otra de las cosas que les ponen a las madres es un chip inserto en la nariz..., en plan Pocholo. Les da superolfato. Toda madre puede oler cosas que nadie que no haya nacido en Krypton puede oler. Esto lo descubres ya cuando eres un poco más mayor, sales una noche y llegas a tu casa, digamos, regular... De esto que te quedas en la puerta... Apoyado. Y gimiendo. -Ahhhh... Puffffff. Que hablas contigo como si fueras Aída Nízar: -Estás fatal, tío... Hasta se te queda la marca de la mirilla en la frente. Yla placa: «Señores de Martínez Pérez...». -Si yo estaba bien..., ha sido la última, que se ha empeñado el Ricky... Así que te piensas una frase para poder decirla mientras cruzas el salón y que no se te note que vas borracho... Una frase del tipo: «Buenas noches, me voy a la cama, que estoy muerto». Cuentas hasta los pasos: «Buenas noches, me voy a la cama, que estoy muerto». Y ya estás en el cuarto... ¡¡¡Casa!!!... Pero tú no te das cuenta de lo pedo que vas y te sale: -Buenos muertos, me voy a la noche... Jodeeeeé. Total, que, como puedes, sacas la llave..., intentas meterla en la cerradura..., te quitas de la puerta de tu vecino, te vas a la tuya... -Buenas noches, me voy a la cama, que estoy muerto... Venga tío, lo tienes..., lo tienes..., a por ello... Abres la puerta por fin y... ¿Para qué ensayas? Si en cuanto entras por la puerta tu madre aspira profundamente y te dice: -¡¡¡¡Ballantine's con Coca-Cola!!!! Y aspira otra vez. -¡¡¡¡Y Bacardí con limón, encima has mezclao!!!! Y aspira de nuevo. -¡¡¡¡Y llevas tabaco en el bolsillo, has fumado!!!! Que aquí somos nosotros los que a las madres les decimos una cosa muy rara: -No, es que se lo estoy guardando a un amigo... Que todas las madres del mundo se piensan que tenemos amigos sin bolsillos a los que les guardamos las cosas prohibidas: los condones, la maría, el tabaco... Que mi madre llegó un momento en que en vez de «mi hijo» me llamaba «mi alijo». Pero estamos hablando mucho de la madre, y alguna madre camuflada que esté leyendo el libro, seguramente con el ojo de la nuca, estará pensando: «¿Y el padre? .Pues bien, hablemos del padre.
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Para Que Sirve Un Cuñao
RandomQuerido lector, estas son mis últimas palabras; en este libro podrás descubrir por qué decidí suicidarme, por qué la vida dejó de tener sentido para mí y, sobre todo, quién en mi familia es culpable de que yo haya tomado esta decisión. Aún no tengo...