Paraiso Prohibido

Oscuridad y Claridad

Colina abajo había una pequeña cabaña, en esa cabaña vivian un muchacho y su tío con un gran Danés, cual león, cuidaba a sus amos; colina abajo en una pequeña cabaña vivían un trío muy unido pero a la vez un poco solitario, colina abajo en una pequeña cabaña vivían Marco, un hombre de unos 40 años, mecánico de profesión, del cual poco se sabía, Yoko un perro gran danés, color caramelo, con una que otra mancha negra de gran tamaño cual gran danés y su sobrino Collin. Si, ese Collin, aquel muchachito a quien días atrás Anni tubo oportunidad de conocer gracias a su padre.

Un estruendoso ruido se escuchó, algo así como un disparo, Anni sólo alcanzó a divisar dos siluetas, una humana y otra animal que iban en su auxilio; pero no pudo ver claramente quiénes eras ya que inmediatamente se desmayó.

De ahí en más todo fue oscuridad y ese sueño terrorífico tuvo inicio.

Anni sentada a la orilla de un río, en una pradera muy verde, llena de pequeños animales, a metros un hermoso bosque, aquella paz era terrorífica, como si anticipara que algo malo iba a suceder, Anni sólo permaneció allí, sentada, mirando su reflejo en aquel hermoso río, su reflejo le parecía extrañamente hermoso, no sólo por su bello rostro reflejado en el agua transparente.
La joven estaba tan concentrada en quel reflejo que ignoró que de pronto como si hubiese pasado del día a al noche, todo oscurecio y no fue hasta que el río se secó que se percató de la situación; la pradera se convirtió en espeso lodo, el hermoso bosque se transformó en un horripilante laberinto de árboles secos con ramas espeluznantes, amenazando con tomarla de los brazos, aquellas hermosas aver se transformaron en gordos cuervos dispuestos a devorarla. Anni sin más remedio se levantó y corrió en busca de ayuda, completamente asustada, aterrada, llena de pánico; pero antes de que pueda dar 2 pasos y sin poder reaccionar, una gran bestia se le interpuso, dejandola completamente helada; esa horripilante cosa aprovechó y la miró, la olió, la examinó a pocos centímetros suyos, mientras que se su hocico dejaba salir aquel calor transformado en vapor, en un paisaje de terror, con un frío que penetraba los huesos.

Anni se congeló sin poder hacer ningún movimiento, totalmente paralizada, el miedo la consumió, se preparó para lo peor; pero aquélla bestia finalmente abrió la boca auque no para devorarla, más si para soltar unas palabras con una voz siniestra.

- Bella niña de preciosos ojos color miel, de hermosos rizos castaños y delicada piel canela. ¿A caso estás perdida? [...] Si fuese así dejame guiarte mi bella niña, deja que éste humilde ciervo te cuide, no vaya a ser que algún animal hambriento quiera devorar tan linda damita.

-Sólo estoy - intentó decir Anni con voz temblorosa y prosiguió - Sólo estoy perdida pero no estoy segura de donde estoy, ni quien es usted.

-Vaya. ¿Pero dónde están mis modales?, Mi nombre es Adreús, soy sólo un ciervo, así como los son mis hermanos y hermanas.

-¿Ciervo?

- Efectivamente dulce niña.

- ¿De quién? - Preguntó aquella muchacha asustada mientras le temblaba la voz - O ¿de quiénes?

- Del Señor de las tinieblas - Respondió rápidamente aquel animal espeluznante.

-¿Señor de las tinieblas? - Intentó pronunciar una Annette muy confundida pero con un poco de miedo - ¿Acaso es un tipo de broma o algo así?

-No, no mi damita, estoy hablando muy seriamente, pero así como estoy hablandole quiero advertirle - Dijo aquella infernal bestia acercándose más a Anni - Debe irse muy pronto mi damita, pronto vendrá una verdadera catástrofe y usted no quiere ser parte de ella, dos desdichadas almas han causado la ira de mi señor y pronto el ascenderá a ponerle fin a esto si todo sigue, usted no quiere estar en ese momento y menos involucrarse en temas ajenos mi damita, procure no cuestionarse ni cuestionar nada - Dicho esto la bestia desapareció en un mar de lodo, y como si fuese un espiral, un horroroso agujero negro absorbió todo a su paso, todo empezó a ser tragado y a desaparecer, una aterrada Anni corrió para ponerse a salvo pero también fue tragada por aquel agujero ante los gritos de personas y aunque ella quería gritar, no podía. De repente todo se tornó oscuro, una terrible oscuridad, más ya no existía una Anni, un Dreus o un paisaje horroroso, más si una especie de conciencia, en la que se había convertido la mismísima Anni; no duró mucho, puesto que como un bug bang, todo explotó para despertar a la bella durmiente.