Capítulo siete
Una pareja que quería un hijo, vivía al lado de un jardín rodeado de paredes que pertenecía a una malvada bruja. La esposa finalmente embarazada, ve unas campanillas plantadas en el jardín, y las anhela hasta la muerte. Su marido decide ir a juntar algunas para ella y termina enfrentándose con la bruja Gothel, quien lo acusa por robo. Él le ruega piedad, entonces la bruja le da algunas campanillas para que se las lleve a su casa con la condición de que el hijo que está esperando su esposa le sea entregado al momento de su nacimiento. Él acepta. El bebé nace, la bruja aparece, le designa el nombre de Rapunzel y se la lleva. La bruja la encierra en una torre e iba todos los días a visitarla y le pedía que deje caer su largo cabello dorado, para luego trepar hasta la torre.
Un día, un príncipe, oye a Rapunzel cantando en la torre, busca una puerta, pero, sin encontrar ninguna forma de entrar, decide quedarse. Vuelve seguido a escucharla cantar, hasta que un día pudo ver a la bruja cantándole a Rapunzel para poder subir «Rapunzel, Rapunzel, deja tu pelo caer, así puedo trepar la escalera dorada», y de esta manera aprendió cómo llegar hasta ella. Le pidió que deje caer su cabello, y así subió hasta donde estaba ella. Juntos planean una forma de sacarla de la torre: él irá todas las noches, evitando a la bruja que la visita de día, y llevará seda, con la que Rapunzel tejerá hasta formar una escalera. La bruja descubre que el príncipe está visitando a Rapunzel, lo que la lleva a cortarle el pelo y abandonarla en medio de un pantano.
Cuando el príncipe llegó a la noche siguiente, la bruja se ocupó de bajar las trenzas hasta donde estaba él. Cuando el príncipe se encontró con la bruja en la torre, esta le dijo que jamás volvería a ver a Rapunzel. Él, desesperado, cae de la torre sobre unas espinas que había abajo, quedando ciego. Termina rindiéndose porque ya no podría volver a ver jamás. Al poco tiempo, merodeando el príncipe ciego por el pantano, encuentra a Rapunzel quien al verlo en tal estado decide llevarlo hasta su casa. Rapunzel ve, y descubre al príncipe ciego y llora triste y frustrada de dolor; las lágrimas de Rapunzel caen en los ojos del apuesto príncipe y él recupera la vista. Entonces, finalmente, el príncipe y Rapunzel se van al reino, se casan y son felices para siempre.
***
— Hola mi sirenita – dijo Bruno desde el otro lado de la línea. Mica sonrió feliz al ser lo primero en escuchar a la mañana.
— ¿Cómo estas Bru?
— Mejor ahora que te escucho. ¿Recién te despertas?
— Sí. Aproveché para dormir un poco más, ayer tanto nadar me dejo fundida. ¿Vos estas trabajando?
— Exacto. Recién salgo de una reunión. ¿Almorzamos juntos?
— Bueno, ¿voy a buscarte a la empresa al mediodía?
— Sí, por favor. Te veo en unas horas.
— Adiós.
Mica cortó el celular y fue directo al baño, tomo una ducha más larga de lo usual y tardo bastante en buscar que vestir. Su celular sonó avisándole que le había llegado un mensaje. Era de Bruno.
¿Lo dejamos para otro día? Me surgió otro compromiso.
Mica un poco decepcionada. Porque sí, estaba comenzando aceptar que le pasaban cosas con Bruno. Tecleó que estaba bien.
De todas formas iba a ir a la empresa para ver si su padre estaba libre, así almorzaba junto a él ya que hace bastante no hacían algo juntos. Se terminó de alistar, y se fue.
Llegó a la empresa minutos antes del mediodía. La secretaria le había dicho que Hugo estaba en su oficina, lo telefoneo y le pidió que lo esperase en la sala de espera que él ya bajaba así iban almorzar. Mica aprovechó los minutos para ir al baño. Cuando estaba saliendo escuchó risas que le llamaron la atención, espió un poco por detrás de una columna y se sorprendió al ver a Bruno del brazo junto a la rubia del día anterior en el club. Se molesto y se decepcionó. Él le había cancelado para irse con otra. Cuando vio que por fin se fueron, Micaela salió al encuentro con su padre, tratando de simular el dolor que sentía por lo que había visto minutos antes.
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Había una vez...
FanfictionA Micaela, toda su vida le habían contado cuentos de hadas para dormir. Creció creyendo en el príncipe azul, en el amor para siempre... topándose con que la realidad era muy distinta a sus libros de princesas. Bruno, un hombre frío, calculador, man...