Antes de que empieces a leer este fic, presta atención al siguiente apartado. Gracias nwn
Advertencias:
1. Este fic es el primero que hago de One Piece, espero que os guste :)
2. One Piece no me pertenece, es creación de Eiichiro Oda.
3. Creo que ya había avisado antes, pero el romance no se me da bien aun así espero que podáis disfrutar este fic tanto como yo al escribirlo :)
4. Este fic se situaría más o menos después de 3d2y, en el Nuevo Mundo.
5. Este fic se puede encontrar también en FanFiction.
Y ahora sí: Gracias por leer, perdonad las faltas de ortografía y disfrutadlo n.n
¡Empecemos! >w<
PD: Este es un fic muuuuy largo, así que, ¡¡prepárense!!
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Era una noche normal, corriente: las olas se llevaban los suspiros, y la brisa se mecía a merced de estas; y en nuestro querido barco, el Thousand Sunny, todo estaba en calma: todo era normal.
Todo excepto un pequeño detalle en la torre de vigilancia: una larga y brillante cabellera anaranjada era la que se movía junto con la brisa y las olas, mientras unos pequeños ojos marrones, que parecían aburridos, se posaban en la nada a través de la ventana.
Si, la persona que esa noche llena de tranquila se encargaba de la vigilancia del Sunny, no era otra que nuestra pequeña gata anaranjada: Nami, la navegante de ese mismo barco.
¿Como había acabado ella, que siempre se libraba de hacer una tarea tan aburrida como vigilar; ella que siempre conseguía lo que quería... como era que Nami estaba allí esa noche?
La respuesta a tan simple pregunta tenia nombre y apellidos, aunque Nami llevaba toda la noche refiriéndose a él por un adjetivo y su nombre: el "Idiota Zoro", o "cabeza de lechuga" (apodo usado por el cocinero del barco, Sanji).
Exacto: todo había sido culpa de Roronoa Zoro, el espadachín y vicecapitán de la tripulación. Pero, volvemos a la misma pregunta de antes: ¿Como había conseguido Zoro que Nami, la mimada del barco, tuviera que pasarse la noche en vela para vigilar el barco?
Aquella era la primera vez que a la chica se le encargaba tal tarea, pues siempre se libraba de ella de una u otra forma, gracias a los miembros de su tripulación. ¿Como lo hacía? Era simple en realidad:
Podía mandar a Zoro a vigilar en su lugar recordándole la gran deuda que le debía.
A Sanji, con simplemente acercarse a él y decirle un par de simples memeces, le tenia a sus pies.
Si se trataba del listo de Ussop, el miedo era la mejor herramienta.
Cuando era Chopper, con el pequeño reno solo hacia falta crear cualquier excusa, pues este le ayudaría con cualquier cosa.
Con Brook, el simple hecho de acceder a enseñar sus "panties" (aunque nunca llevaba a cabo tal tontería), serbia.
A Franky con cualquier tontería o un soborno de cola accedería.
Y a su compañera Robin, con pedírselo amablemente, servía, pues esta siempre parecía estar encantada de ayudarla.
Y al capitán...Bueno, el al igual que ella, nunca hacia vigilancia.
Pero.. si tantas formas tiene de librarse de tal desganada labor, ¿como esa noche no lo había conseguido?
Porque su honor se lo prohibía.
Porque había hecho una apuesta con Zoro, una realmente estúpida.
"-Oye bruja.-La voz gruesa de Zoro interrumpió el trabajo que la pelinaranja estaba llevando a cabo en su habitación de cartografía.
-¿Que quieres?.-Deslizo su vista hasta la figura de su compañero, el cual había cerrado la puerta para que ninguna persona del exterior pudiera escuchar o cortar la conversación que este se disponía a empezar.
-Quiero que hagamos un trato.-Soltó sin cuidado alguno, haciendo que la chica detuviera lo que hacia por un largo tiempo.-Una apuesta mejor dicho.
-¿Que tipo de apuesta?.-Pregunto al ver que una sonrisa maléfica se plasmaba en el rostro del espadachín.-Mejor dicho, ¿que saco yo de tal apuesta?
-Si ganas, podrás duplicar mi deuda contigo y durante un día llevare a cabo cualquier cosa que me mandes. Si yo gan-
La mente de Nami en ese momento se había perdido, pues esta se encontraba ahora haciendo números de cuantos berries serian en total la deuda de Zoro, si estos se duplicaban. Obviamente también divago un momento imaginando como seria si Zoro hiciera lo que ella quisiera por un día entero, y la imagen era simple: ella, rodeada de billetes, y Zoro, obedeciendo cada una de sus ordenes.
Era sumamente perfecto. Eso era lo que pensaba la navegante, hasta que volvió a la realidad.
-Oe Nami, ¿me escuchas?.-Pregunto un irritado espadachín al darse cuenta que la chica no había escuchado ni la mitad de lo que había dicho.
-Sinceramente no.-Contesto tranquilamente la aludida, con una inocente sonrisa en su rostro, cosa que hizo enfurecer al espadachín.-Igualmente acepto.
Allí fue donde todo se fue a pique, y lo supo al oír la pequeña risa que Zoro soltó en el momento.
-No hay vuelta atrás.-Dijo este, tendiendo su mano hacia la navegante, la cual sin dudarlo un momento, la estrechó.-Bien, pues entonces te repetiré lo que te has perdido, es simple: si yo gano, harás guardia esta noche.
-Acepto.-Dijo muy segura de si la navegante, aunque por dentro templaba de miedo al imaginarse tal atrocidad: aquella noche tenia muchos mapas por acabar, muchas rutas por trazar, y no lo iba a hacer en un cuarto que no fuera el suyo, y mucho menos mientras tenia que hacer la agotada tarea de vigilar.
-Muy bien, ¿que te parece si te digo de que tratará el reto?
Una gran gota de sudor rodó por el rostro de Nami al pensar en tal atrocidad:
Si era una pelea cuerpo a cuerpo, perdería, si era una batalla de alcohol (por muy mal que le supiera), perdería el juicio, si era un pulso, caería al suelo en menos de un segundo y perdería.
La chica mordió su labio inferior, tratando de contener la rabia que sentía: no había forma de saber que pasaba por la mente del espadachín, y, a menos que no fuera una apuesta donde la inteligencia estuviera por encima de la fuerza física, Nami no podría ganar.
Era un hecho: no encontraba ningún ápice de esperanza, podía ser que su derrota estuviera asegurada desde el momento en que acepto el acuerdo.
Solo le quedaba rezar a Oda para que el reto fuera algo fácil, algo donde ella le pudiera vencer.