Prólogo.

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Las campanas de la iglesia resoban alegres a los vientos victoriando el acontecimiento que se estaba celebrando el día de hoy 3 de mayo.

La iglesia rodeada de gente, algunos felices compartiendo la alegría de los novios, otros tristes pensando que pierden un sueño o una oportunidad que tal vez nunca existió más que en sus torpes mentes y otros tantos molestos y decepcionados de aquel que tanto admiraban sintiéndose traicionados y recelosos por el acontecimiento, pero en general el ambiente era de fiesta y felicidad esperando que el evento diera comienzo para ver unirse por toda la vida a un par de enamorados que se jurarían amor eterno en presencia de familia, amigos, compañeros, admiradores y uno que otro curioso, todos a la expectativa y la espera de la unión de la feliz pareja pero.... al mismo tiempo en una playa de Busan en Haeundae muy lejos de Seul una enfermera empujaba sobre una vereda algo empedrada una silla de ruedas donde se encontraba un chico algo triste y muy enfermo pero con ojos vividos y brillantes esperando ver con gran anhelo las olas romperse sobre la arena y escuchar el golpeteo de aguas furiosas contra las rocas de los acantilados de aquella playa que tanto ansiaba observar, eso era lo único que hacía que sus ánimos no cayeran y así seguir luchando por su vida contra esa enfermedad que estaba mermando su vida por tan solo la promesa de volver a ver la playa un día más. La enfermera algo dudosa se acerco a la playa para que su terco y obstinado paciente pudiera observar su amado océano, aunque ella sabía que no deberían estar en ese lugar, ya que su singular paciente tiene fiebre alta y trae consigo un pequeño respirador que permite llevar oxígeno a sus débiles pulmones esto como consecuencia del avance de su enfermedad, ella no pudo negarse a la súplica que este joven le hiso tan desesperadamente cuando le pido que lo trajera a este lugar, solo esperaba que esta visita fuera rápida y que el médico a cargo del paciente no se diera cuenta de su ausencia o tendría graves problemas, pero por el momento nada importa solo ver a ese chico sonreír que al parecer solo lo hace cuando esta admirando esta playa...

- Creo que deberíamos irnos... esta golpeado el viento con fuerza y tu fiebre puede subir..... - Dijo aquella enfermera preocupada por el mal tiempo que de repente se presento a pesar que hace unos minutos el día resplandecía - Además no tarda en pasar la guardia a revisarte y se darán cuenta que hemos salido..... - Dijo a la final un tanto temerosa del castigo por sacar del hospital a un paciente en ese estado.

- No seas cobarde Annie, no pasara nada porque llegaremos a tiempo... solo de verdad quería venir hoy.... Necesitaba venir hoy.... porque tal vez.... Tal vez..... será la última vez... - Contesto aquel chico triste y pensativo recordando el pasado en esta misma playa hace cinco años atrás.

- Qué pasa?? Yo pensé que te hacia feliz venir a esta playa..... o es que tal vez... - La pregunta de esa joven enfermera quedo en el aire al ver como el bello joven comenzó a toser y jadear estrepitosamente.

Entonces aquella enfermera se apresuro a revisar a su paciente entrando en pánico al percatarse de lo que le sucedía al joven así que sin pensarlo dos veces tomo aquella silla de ruedas y trato como pudo de salir de aquella arena que le dificultaba el paso y desesperada en busca de la mirada de alguien que pudiera ayudarlos para llegar al hospital lo más pronto posible antes de que fuera demasiado tarde.....

Un Joven muy apuesto en un elegante traje blanco algo nervioso y ansioso esperaba por la bella novia al pie del altar, aunque sabía que ella no debía de tardar en presentarse al principio del pasillo de aquella iglesia no podía de dejar de sentirse de ese modo. Pero aquel sentimiento fue olvidado al darse cuenta que entre los invitados no se encontraban todos sus amigos ni siquiera esos que decían ser los más cercanos estaban acompañándolo en el día mas importante de su vida - "malditos traidores" - pensaba y fruncía el ceño al pensar en todos ellos. Sabía que no podía culparlos, que no podía enojarse con ellos ya que todos aquellos ausentes se lo advirtieron desde un inicio pero aun así, esperaba... esperaba que al menos estuvieran un poco felices por él, aunque no aprobaran su decisión. La marcha nupcial comenzó a sonar señal de la entrada de la resplandeciente novia sacando al joven de sus pensamientos y sonriéndole a la bella mujer que venía caminando por el pasillo del brazo de su padre para entregarla al ansioso novio. Y al llegar la novia al altar la ceremonia comenzó.....

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