El hombre rata

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Anuncio que no soy buena creando villanos, pero lo intente e.e espero que les guste

Su malhumor apenas se había disipado cuando el cochero anunció la llegada a la mansión Evans, que quedaba a tan sólo 45 minutos de la mansión Phantomhive. Lo cual seguía significando mucha menos distancia de la que Eileen se permitía aceptar, porque si de ella dependiese, pondría un universo que la separara del Conde engreído y narcisista que se había atrevido a corromper su frente con su sucio contacto. Con tan sólo evocar su recuerdo, sus cejas volvían a juntarse, apoyándose en su feroz instinto que le instaba a lanzar un golpe con su puño a la primera persona que se encontrase cerca de ella, pero ni Taylor ni Joseph eran una opción viable. Además su primo había estado observándola desde que su atropellado tío mencionó el fatídico suceso del beso como si hubiese sido un acontecimiento digno de celebrar, o siquiera, una señal de que ese futuro matrimonio se convertiría en uno ejemplar y ella más que nadie sabía que esa unión estaba destinada al desastre. Suspiró cansada, mientras bajaba del carruaje y le daba la mano al cochero para que la ayudase.

--Insisto, no debimos de habernos tomado el riesgo de transportar a Eileen en el estado en el que se encontraba--escuchó decir a Joseph. Claro que estaba en perfectas condiciones para salir de esa casa de locos.

--Eileen necesita estar en su ambiente--opinó Taylor--Es por el bien de su recuperación--

--Tonterías, bien pudo aguantar un par de días más, pero esa muchacha egoista no para de darme corajes--No estaba de humor para defenderse de esas acusaciones injustas que se lanzaban contra ella. El corazón estaba martillando sus sienes y fuertes punzadas estaban golpeando sin piedad su cabeza. No podía más, necesitaba llegar a su habitación para arrojarse a su cama y olvidarse de todo: De su fiebre, del Conde, de su familia...De Nate. No. De él no se olvidaría nunca, sin importar qué rumbo tomara su nueva vida o a quien la vendería su tío. Llegó a su habitación y puso el cerrojo a la puerta para que nadie la molestara. Nunca antes había encontrado tan cómoda su cama, justo ahora que absorbía todas sus penas. No podía permitirse llorar, porque el más mínimo gimoteo le ocasionaría una terrible jaqueca y terminó rindiéndose al cansancio que llevaba persiguiéndola desde que salió de la casa Phantomhive

~*~

--El hombre rata--Se repitió el apodo del criminal al que la Reina le había solicitado atrapar. Un hombre con quien la naturaleza se había ensañado cruelmente. Porque según recordaba de los testimonios de las pocas victimas que habían sobrevivido para contarlo, es que la criatura no poseía cuello sino una masa casi tan ancha como lo eran sus hombros, con una nariz descomunal y ojos tan separados entre sí. Un verdadero desastre. Se incorporó de su asiento, casi como un automáta mirando su pulgar tan vacío. Sebastian entro en ese momento.

--Bocchan...hay una nueva víctima--

Tan pronto llegaran a la escena del crímen sintió unas terribles nauseas y ganas de devolver lo que había desayunado. La imagen era terrible, simplemente inconcebible. No entendía quién podía tener la sangre tan fría como para cometer ese acto lleno de bestialidad. Exactamente, eso no era una persona, era una bestia.

Trató de serenarse lo mejor que pudo, para acercarse al cadáver, a la desafortunada víctima que no logró escapar. Su cabellera rubia --enmarañada y llena de sangre--le recordaba ligeramente a alguien de quien había tenido que deshacerse, todo por el bien de sus planes. Tal vez no era mejor que esa bestia.

--¿Quiere que le dé la vuelta, Bocchan?--Ciel asintió. No es que el cadáver se encontrara al revés, sino que la cabeza había sido arrancada y cosida del otro lado. Una escena bastante macabra y grotesca para su gusto. En su cara, con las pocas facciones que aun se lograban distinguir podía observar una expresión de terror, pobre chica, debió de haber sido una muerte horrible.

--Le cortó la garganta primero--Le explicó un joven que sd hallaba a su lado. No tenía idea de quién era, pero asintió--Y la dejó desangrarse hasta morir--

--Lo noté, la línea que divide su garganta es más gruesa a comparación de las suturas--Así que esa bestia no le bastaba con ser solamente él quien estuviera maldito, tenía que arruinar más vidas. Todas las víctimas presentaban algún desprendimiento de un miembro y luego éste era cosido al revés.

--Iba a casarse pronto--Comentó el muchacho, Ciel hubiera pasado desapercibido ese comentario si no hubiese notada la melancolía con la que iba cargado.

--¿Con quién?--Se aventuró a preguntar, aunque ese no fuese su asunto.

--Conmigo--Respondió el muchacho. Ciel sintió que un escalofríos lo envolvía, ni siquiera quiso voltear a verlo porque no quería ser presente del tumulto de emociones por las que ese desdichado debía estar pasando.

--Lo siento--Murmuró con voz apenas entendible y se retiró de ahí. Ya había visto suficiente--Sebastian, nos vamos--

Tal vez debió de haberle dicho al chico que vengaría la muerte de su prometida, porque en efecto, lo haría.

~*~

Hacía una hora que se había despertado y gracias a Dios, el dolor de cabeza la había abandonado casi completamente. Pero no tenía animos de bajar a cenar, así que esa noche se iría a dormir con el estómago vacío. Incluso sin haber comido nada en todo el día porque eso hacía un poco soportable el abandono de Nate. De todos modos, ella no ayudaba mucho sosteniéndo entre sus dedos la cadena de plata con el dije de golondrina que él le había regalado.

--¡Eileen!--Levantó la mirada, dándose cuenta de que era Holly quien tocaba la puerta de su habitación.

--Entra--Ordenó. Y enseguida la puerta se abrió dejando ver a la dama de cortos cabellos castaños.

--Cariño, estás en pésimas condiciones deberías bajar a cenar--Se acercó un poco más hacia ella para comprobar su temperatura. Por suerte la fiebre había bajado--No quiero asustarte, pero en cuanto mejores Joseph me ha pedido que te mande con él para que puedan hablar acerca de tu fuga--

Eileen se cubrió los oídos con desesperación.

--Por favor, no quiero pensar en eso ahorita--Rogó. La dama se preocupó al ver lo pálida que se encontraba y las pronunciadas ojeras que se asentaron debajo de sus ojos.

--Tranquila corazón, si me lo cuentas a mi tal vez pueda ayudarte a hallar una excusa que te salve del castigo--

Eileen suspiró. Esto iba a ser largo.

--Nate--

Espero que les haya gustado y si tienen alguna sugerencia hagánmela saber. El siguiente capitulo se tratara de la relación entre Nate y Eileen

Nos vemos pronto!!!

El cielo de las súplicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora