Capítulo 1

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Después de un largo tiempo de no salir ni a comprar, Zahyr, fue a la casa de Braidon. Lo cual era extraño, porque en diecisiete años no había ido nunca a la casa de un amigo,sola. Es obvio que a Silvia le dijo que iba a estudiar a lo de una amiga, la excusa que todos usan, pero que sigue funcionando. 

Su casa era hermosa, constaba en dos pisos y un patio delantero enorme, la decoración con plantas y juegos para chicos era preciosa, le daba ese toque que toda casa necesita. 

Cuando Zahyr llegó, le abrió el hermano menor de Braidon. 

-¿Quién sos? - preguntó el hermanito, mientras que de atrás se vio como Braidon corría por las escaleras para atenderla. 

-Perdona, es muy entrometido - dijo Braidon colorado.

-No hay problema, es chiquito- dijo Zahyr aún del otro lado de la puerta.

-Pasá, pasá, subamos a mi sala especial para mis pinturas - dijo Braidon y la llevó hasta una pequeña habitación que quedaba en planta alta. 

Él había ido a buscar algo para merendar, ella siguió mirando sus pinturas y dibujos dignos de alguien con un gran don, miró sorprendida  cuando vio una cara  conocida en aquel cuaderno que revisaba. Lo primero que se llevó su asombro fue que la cara estuviera dibujada, lo segundo  que esa cara...era de Aisha.

-¿No te gustan mis dibujos? - En una mesa cercana Braidon había dejado dos vasos de chocolatada y un paquete de galletas que había traído en una bandeja.
Zahyr, cerró el cuaderno abruptamente y se acercó para agarrar la bebida.

-Es bastante bueno el dibujo de Aisha. Pensé que no dibujabas caras-. Ella tuvo que ocultarse tomando un pico de chocolatada para que no se notara que estaba un poco desilusionada

-No lo hago, pero con Aisha es distinto... Es mi amiga, casi una hermana. ¿Nunca te pasó de no querer olvidar algo?-. Zahyr asintió con la cabeza, lo entendía porque ella tenía un diario en el que escribía para no olvidar.- Lo cerraste al cuaderno sino ibas a encontrar un dibujo de mi hermano y mis papás. -Él dejo el vaso a medio terminar y se sacó la campera dejándola sobre una silla, le pidió la de ella e hizo lo mismo.-Como me dijiste que tenías poco tiempo vamos a empezar-. Le pidió que se acomodara en un sillón, al parecer a ella quería pintarla. Braidon se la pasaba dibujando pero este era su verdadero don, para lo que estaba hecho: El pincel, el lienzo, la pintura  y , a veces, una musa; y en este caso no se podía quejar, tenía a la más linda. Sintiéndose con suerte, comenzó con los trazos.

-Terminé - dijo Braidon después de dos largas horas.

Zahyr se levanto y se acomodó el pelo, se estiró un poco y caminó hacía donde estaba él. 

-¡Es hermoso! - los ojos de Zahyr se llenaron de lágrimas.- Tiene cara - dijo asombrada.

- Sí, tiene cara ¿De qué te asombras? - dijo Braidon estirando sus dedos.

-Pero, me dijiste que ningún rostro tiene el placer de ser dibujado. 

-Las cosas más lindas del universo tienen el derecho de ser dibujadas. No iba a prohibirme el placer de dibujar tu rostro, si bien no todas tienen ese poder, vos sos la excepción.

Cuando dijo poder, Zahyr se quedó helada, pero después entendió que no se trataba de su sangre, si no de que es hermosa. 

-No sé...- empezó a tartamudear.- No sé que decir - dijo Zahyr roja como un tomate. 

-No digas nada - Braidon de acercó a Zahyr. - Solo mantén el silencio y déjate llevar. 

Braidon dejó el dibujo con cuidado encima de una mesita y su lápiz al costado. Se acercaba a Zahyr aún más, cada vez la distancia entre ellos dos era más corta. Podían sentir la respiración del otro y el calor subía por sus cuerpos. 
Zahyr se iba cada vez más contra la pared, sus hormonas estaban a flor de piel, no recordaba cuando había sido su último beso, pero este sería especial, porque le momento lo hacía así. 

-Braidon tu mamá me dejó pasar...- Aisha se quedó en el lugar inmóvil.

-Ah... emm... bueno, ya me iba - Zahyr agarró sus cosas, pasó por al lado de Aisha lo más rápido posible, bajó las escaleras y se fue. 

En ese momento las emociones de Zahyr se mezclaban ¿Sentía celos? ¿Amor? ¿Confusión? no sabía, pero sentía algo, quizá vergüenza.

Quizá sentía celos de Aisha, que tenga tanta confianza con la familia, que estuviera tan apegada a Braidon. Quizá sentía amor, ese cosquilleo que te da cuando se acuerda de lo que él le decía, esa sensación rara que le subía por el cuerpo al verlo. Quizá era confusión, nadie la había tratado así antes. Capaz son todas juntas y eso hace el Zahyr quiera desaparecer del mundo. 

Cuando Zahyr llegó a su casa, estaba Silvia esperándola con la cena.

-¿Cómo te fue con la tarea? Cariño - le preguntó Silvia poniendo la gaseosa en el centro de la mesa.

-¿Qué tarea? - como se puede apreciar, sigue olvidándose de las mentiras que inventa.

-La tarea para el colegio, Zahyr.-el tono de voz de Silvia cambió al instante.

-Lo que quise preguntar es... Cuál tarea. Cuál de todas -aún sigue teniendo la facilidad para arreglar todo. 

-No sé cariño - el tono de Silvia volvió a ser normal - La que hayas hecho.

-Hice todas, me fue bastante bien, pero no entendía mucho y me enojé - dijo Zahyr.

Silvia ya esta bien, su resfriado sigue, pero no hace que este en cama, Roberto le pidió disculpas con una rosa. UNA INSIGNIFICANTE ROSA, por lo menos le pudo haber regalado un ramo, pero no, Roberto le regaló una sola rosa. Le ofrece un perdón con cada regalo y ella cae, cae y vuelve a caer. Aveces la gente necesita darse la cabeza tres veces contra la pared, bueno, ella se chocó contra la pared más de tres veces y aún así lo ama. 

-¿Dónde has estado Jovencita? - pregunto Roberto bajando las escaleras con el pijama puesto.

-Ya le di explicaciones a Silvia, no necesito dártelas a vos- dijo Zahyr a la defensiva.

-¿Escuchaste eso? - le dice a Sil.

-Lo he escuchado y creo que tiene razón, capaz deberías fijarte más en sus cosas buenas y no solamente cuando llega casi de noche a la casa - Sigue con la mirada en la comida.

Roberto se acercó a ella y le tiró el plato de comida. Zahyr intentó meterse pero... ¿Qué podía hacer? si no era más que una adolescente, pero ella tenía su tipo de sangre, esa sangre que la hace especial, ningún golpe podía matarla, pero si le pegaba a Silvia sí. 





Cicatrices De Diamantes. [En edición]Where stories live. Discover now