Capitulo 7

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LAUREN POV

Habían pasado ya tres semanas desde nuestra primera prueba, tres semanas en las cuales no habíamos vuelto a ver a las amigas de Normani, sin embargo, mi compañera y yo habíamos estado muy ocupadas.

Empezamos nuestros entrenamientos un día después de nuestra primera prueba y, a decir verdad, no eran tan malos como pensé que serían. Bueno, todavía no lo eran.

El primer día había sido el más interesante. Aquella mañana mi compañera y yo nos habíamos despertado muy temprano y, después de cambiarnos, nos dirigimos a desayunar.

Recuerdo que ninguna de las dos fuimos capaces de comer gran cosa, todavía teníamos grabada la desagradable imagen del dolor de aquellas chicas.
Yo no podía sacar de mi mente la tristeza que prácticamente se podía respirar ese día, y al igual que mi compañera, me preguntaba cómo estaban ellas. Especialmente aquella chica que, aunque no hubiese tenido la oportunidad de verle el rostro, pude sentir el vacío y la impotencia que estaba dentro de ella.

Aquél recuerdo fue más que suficiente para quitarnos el apetito, y hasta las ganas de hablar. Así que simplemente esperamos a que nos dieran la señal para dirigirnos hacia el entrenamiento.

Después de unos minutos en silencio, el sonido de una campana llamó nuestra atención, esa era la señal de que debíamos partir en dirección al área donde se llevaría acabo el entrenamiento, y así lo hicimos.

Cuando llegamos tomamos asiento y esperamos a recibir órdenes de Kelly.

Al principio empezamos con calentamientos y cosas simples como trotar. Kelly nos observaba detalladamente, cuidando que hiciéramos los ejercicios como debíamos. Después empezamos a hacer cosas más complicadas.
Nos empezaron a enseñar movimiento básicos para defendernos solos y movimientos que podíamos hacer en equipo.

Después de tanto ejercicio, pensé que terminaría con dolores en todo el cuerpo, pero no fue así. A pesar de que el entrenamiento fue muy pesado, yo no sentía nada más que cansancio, algo que me sorprendió.

"Supongo que al estar muerto, ya no tienes que preocuparte por este tipo de cosas." Recuerdo que pensé ese día. Estaba equivocada.

Cuando terminamos de entrenar, nos reunieron a todos de la misma manera y en el mismo lugar en el que lo hicieron el segundo día después de mi llegada a este lugar.

Todos habíamos cumplido con nuestra primera prueba y nos dijeron que recibiríamos algo en honor a nuestra iniciación y que, se supone, también nos representaría a nosotros mismos.

Fuimos llamados uno a uno y se nos otorgaron unos amuletos de oro. Eran de diferentes formas y tamaños, dependiendo de cada ángel.
Al terminar de entregarnos uno a cada uno de los que estábamos presentes, nos explicaron que ese amuleto sería crucial para nosotros.

"—Estos amuletos, cada figura, cada detalle; los representa a cada uno de ustedes. Cada amuleto tiene un significado único el cual deberán descubrir por sus cuentas. También deben tener en cuenta que éstos les servirán de manera importante en el futuro, así que cuiden de ellos."

Eso fue lo único que nos dijo Kelly.

No nos explicaron para qué servían o por qué nos lo daban en realidad; sólo sabíamos que eran muy importantes y que debíamos cuidarlo más que a nuestras celestiales vidas.

Sí, al parecer los ángeles también podemos morir, aunque eso nos lo explicaron después.

Ese mismo día empezamos la escuela, donde nos explicaron que nuestro sistema inmunológico no era el mismo de antes. Ahora éramos mucho más fuertes, lo que explicó el por qué solo sentí una pequeña oleada de cansancio después de aquél duro entrenamiento.
Claro está, que esto no nos hace inmortales y que por esa misma razón nos entrenaban de esta manera. También nos hablaron acerca del motivo por el cual estábamos aquí y contra qué tendríamos que enfrentarnos. La verdad era que estaba fascinada con todo sobre el mundo de los vivos, el cielo y este lugar donde me encontraba ahora mismo.

Tuvimos que entrenar e ir a la escuela todos los días. Las clases no eran difíciles, prácticamente solo teníamos que escuchar y tomar apuntes, sin embargo, no podía decir lo mismo acerca de los entrenamientos, los cuales parecían tornarse más difíciles cada día.

Hoy habíamos entrenado la mañana completa, y ahora nos encontrábamos tumbadas en nuestras camas descansando un poco.

—Siento que voy a morir por segunda vez -me quejé mientras jugueteaba con el amuleto que tenía en el pecho.

Desde que nos dieron nuestros amuletos sentí como una pequeña conexión con ese pequeño trozo de metal. Era como si fuese parte de mí, como si me diese fuerza.
El día que nos lo entregaron, Mani me regaló algo así como una cadena de un accesorio que no usaba para que yo pudiera hacer de mi amuleto, un lindo collar. Ella, por otro lado, se lo ató en la muñeca como si fuese una pulsera.

Escuché cómo mi compañera dejaba escapar una pequeña carcajada, lo que hizo que rápidamente saliera de mis pensamientos.

—Vamos Lauren, no ha estado tan malo -dijo, con una sonrisa burlona en sus labios.

—¡Para ti! Tú eres toda una deportista, eres bailarina y no sé cuántas cosas más. Yo estuve mucho tiempo postrada en una cama, apenas podía respirar.

—Ya han pasado tres semana, y hemos entrenado todos los días, apuesto a que en una semana más no sentirás nada -dijo divertida.

—Eso espero, porque me duele hasta el pelo -exageré, en realidad no me dolía nada.

—No seas dramát...-empezó a decir mi compañera, pero fue interrumpida por el gran sonido de la puerta principal de nuestra cabaña, la cual había sido abierta bruscamente.

Las dos nos exaltamos y enfocamos la vista en la persona que hora está al frente de nosotras.

Kelly se encontraba a pocos centímetros de nosotras tratando de normalizar su respiración agitada, mientras su pecho bajaba y subía con rapidez.

Nos incorporamos de inmediato. Algo importante tuvo que haber pasado para que entrara con tanta brusquedad a nuestra cabaña.

—¿Qué ocurre? -pregunté, mientras mi compañera y yo nos acercábamos a ella.

Kelly tomó una gran bocanada de aire antes de empezar a hablar.

—Te...-empezó a decir con dificultad-. Tenemos un gran problema -soltó.

—¿Qué pasa? -esta vez fue mi compañera quien preguntó.

—T-tus amigas...-miró a Mani con preocupación.

En ese momento supe, que nada bueno estaba por venir.

Entre tus alas || CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora