No nos damos cuenta que estamos muertos
huesos y pellejos
andantes y bamboleantes
En ambas manos esqueléticas
sendas flores
de ceniza
deshaciéndose
en el aire quemado.
Repiques de campanas
graznidos de cuervos
¡háganse!
Dejarte solo
ante ti mismo
desnudo y pelado.
Dejarte solo
entre sombras perennes.
Dejarte solo
es el desenlace del camino de la soledad
en el que te soltaron.
Ambulante
transeúnte
errante
omóplatos y tibias agitadas.
Ni sol
ni resurrección
solo ojos de ataúd.
Caídos los dioses.
Visiones de estratos y de gusanos.