Hoy es un día normal... Para todos. Pero no para mí. Ayer tuve la brillante idea de cambiar de lugar. Cambiar de vida, literalmente. Me llamo Seiya. O más bien... Kaede. Seiya es mi nuevo nombre. Soy una chica que pretende ser un chico, y no por ori...
No recibí mensajes de nadie por un largo tiempo. Ni de mis amigos, ni de mi familia. Sentí alivio, pero por otra parte, extrañaba las conversaciones entre mis amigos y yo. Ha pasado un mes desde que vine a Corea. Ya estoy acostumbrada, y de vez en cuando suelto algún par de palabras en coreano. No pensé que me fuera a costar tanto.
Renjun sigue con su familia, por lo que sigo en la misma habitación con ese... Imbécil. Se le ve poco por la casa, y a veces me preocupo. Pero al recordar aquel día de la farmacia, se me pasa. “¡Doña rencores?” Un poco.
—Oye japonés 2.0...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Por qué me llamas así? —suspiro.
—¡Culpa mía! —grita Jaehyun, desde la cocina.
—En fin, ¿qué quieres, japonés 1.0? —le digo.
—¿Has visto a Jungwoo y a Winwin?
—No. ¿Por qué?
—Mierda, mierda.
—Eh, ¿qué pasa? —pregunto confusa, y me levanto del sofá para acercarme a él.
—Lo siento, te veo luego —ya ha salido por la puerta.
—Qué cojones... —murmuro.
—Se supone que hay una movida entre ellos y Lucas. Yo tampoco estoy al tanto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No había captado la presencia de Mark en el salón.
—¿Es por eso que Lucas no viene?
—¿Qué?
—Jungwoo, Yuta, Winwin... ¿Tienen algún problema con Lucas, o viceversa? No lo veo nunca en casa y pienso que tiene algún problema con ellos, o conmigo —reflexiono.
—¡Oh! No es nada de eso —hace una larga pausa—. La verdad es que no lo sé... No soy el más indicado para hablar de ello, si es lo que quieres.
—No pretendía eso.
—Está bien.
Igualmente, me dejó con la curiosidad.
Historias promocionadas
También te gustarán
Me dirijo a mi habitación, para ir a dormir. Ya es tarde. Registro los cajones de mi mesita de noche para coger las pastillas.
—Mierda, mierda —me maldigo en voz alta.
Mis pastillas. Se han acabado. Bueno, iré al salón a ver algo. Mañana iré a comprar pastillas con... Cualquiera.
Me dirijo al sofá, y pongo algún canal cualquiera. Pero... Nada interesante.
Ahora es cuando recuerdo a Doyoung y Winwin enfadarse por ser el perdedor. Creo que jugaré a algo de su consola. No tengo nada mejor que hacer. Inspecciono cada juego...: GTA V, Life Is Strange, Minecraft... ¿Enserio? ¿Quién sigue jugando a este juego? Finalmente, encuentro uno que siempre quise jugar: The Last Of Us.
Enciendo la consola y la televisión, y empiezo a jugar.
Varias horas más tarde, escucho a algunas personas entrar por la puerta de entrada, a lo lejos, que poco a poco van aproximándose a donde estoy. Jungwoo y Yuta aparecen con los ojos inyectados de sangre, y Winwin parece el único sano.
—¡Pero qué...! —me sobresalto. Pauso el juego, y me acerco a ellos con rapidez.
El pobre Winwin lleva a Yuta en la espalda y a Jungwoo, no sé ni como, apoyado en su hombro.
—¿Podrías llevar a Jungwoo a su habitación? —me pide Winwin, y accedo—. Más tarde te explicaré.
—¿Qué habitación es?
—Al lado de la tuya. Yo llevo a Yuta a su habitación.
Paso el brazo de Jungwoo por mi hombro, y lo llevo hasta la puerta. Madre mía como pesa. Me cuesta abrir la puerta al no encontrar su llave en los bolsillos. Él sigue medio inconsciente. Pero por suerte, di con ella no mucho después. Abro su puerta, y voy a paso rápido para dejarlo en su cama. ¡Cuánto pesa esta foca!
—Jungwoo —le digo a la vez que lo sacudo por los hombros, en susurro—. Oye, respóndeme.
Su compañero, Taeil, parece no tener un sueño ligero, por lo que no me será fácil despertarlo. Aún así, quiero hacer el más mínimo de ruido posible.
—¿S-Seiya?
—Sí, sí. Soy yo. ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?
—... Un par de cervecitas no era para tanto... —empieza a reírse mientras se sonroja.
Está muy borracho. Lo suponía.
—¿Cuántas bebiste?
—... Pocas...
Jungwoo...
—Duerme. A ver si se te quita esa resaca.
Le tapo con las sábanas y me voy.
Me dirijo a la habitación de Winwin para ver qué tal está Yuta. Sólo hay silencio. Abro la puerta sigilosamente, pero luego la cierro antes de que me vean, con rapidez. ¡Anda que no está bien! O es Winwin el que se deja y Yuta está borracho, o Yuta no está borracho y lo está haciendo por... Deseo. Ay dios... Como se enteren las amantes del Yuwin, van a morir por completo.
Decido volver al salón, tras pasar el trauma pero aún sin quitarme los cuerpos semidesnudos de Yuta y Winwin de mi cabeza, a continuar jugando. Hasta que poco después caí rendida en el sofá. ¿Cómo? Ni idea..
~•~•~•~•~•~
—Me gustaría montarme contigo en el parque de atracciones —digo sonriente.