s e i s

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En unos meses, seis para ser exactos, Zayn y yo nos volvimos cercanos por decirlo así, nos llevábamos de maravilla, siempre íbamos en el mismo autobús y eso hacía más fácil todo. Siempre hablábamos de cualquier cosa, no importaba si era lo mas estúpido del mundo, siempre había un tema de conversación entre nosotros. A veces escuchábamos canciones que él o yo nos recomendábamos y las escuchábamos durante el viaje. Yo le contaba chistes para oírlo reír, no importaba si me pasaba toda la noche memorizando el chiste, todo valía la pena al escucharlo reír.

Descurbri tanto de él, como que Perrie no era su novia, si no su mejor amiga, que su madre ya no lo acompañaba porque había conseguido un trabaja entre otras cosas, ambos habías descubierto cosas de ambos.

Nuevamente estaba aquí, esperando el autobús, hice lo habitual al subirme, saludar, pagar y buscar el asiento de Zayn.

—¡Hey Zaynie! —me senté y lo abracé, él rápidamente correspondió a mi abrazo.

—¡Hey Lee! —rió y deshizo nuestro abrazo.

Duramos unos segundos hablando sobre cosas que nos habían pasado el día de ayer hasta que nos quedamos en silencio.

—Oye Zaynie —hablé, obviamente yo no podía quedarme callado. Él me miró y sonrió.

—¿Qué pasa Lee?

—Yo emm... ¿Ya te he dicho que tus ojos grises son lo más hermoso que he visto en mi vida? —hablé rápidamente, no tanto claro, quería que él me entendiera y creo que lo hizo porque noté como se sonrojó y mordió su labio inferior.

—¿Grises? —preguntó él y yo frunci el ceño.

—Mmmh, sí, grises —afirmé y él sacudió su cabeza.

—Oh, claro, dios Lee, no sé que decir —y volvió a sonrojarse, Zayn sonrojado era aún más hermoso.

—No tienes nada que decir Zaynie —sonreí.

+

Vi como faltaba poco para llegar a mi destino y suspiré.

—Zayn... —hablé suavemente.

—¿Sí Liam? —respondió, él aun mantenía la vista al frente.

—¿Puedes mirarme? —pedí en un susurro, él dejo de respirar por unos segundos, lo pude notar y movió su cabeza para verme.

Toqué su mejilla, ante mi tacto cerro sus ojos, su piel es suave como porcelana... Y lo hice, lo besé, él tardo en responder pero lo hizo, fue un beso con ternura, lleno de amor, sin nada más.

Me separé de él y sonreí.

—Adiós Zaynie... —mordió mi labio inferior y baje del autobús.

Hoy no miré hacia atrás, sabia que mañana, él iba a estar ahí, en su asiento de siempre y quizás, lo saludaría con un beso, en los labios.

Loving EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora