Capricho

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Es costumbre mía o de Iván el venir a este apartamento siempre que una situación un tanto dramática nos acarrea, como si fuera una clase de guarida que nos aleja de todos esos problemas; y, en el mundo mágico que aún poseía en mi mente, sentía que era mi refugio de tranquilidad, de estabilidad en la vida alguna vez no aprecié. Pero, como siempre, estar en los brazos de Iván, mi sueño emocional más grande (y tal vez el único), no me iba a solucionar lo poquito que tenía de vida, ni tampoco, la vida que iba a nacer.


Genial, tenía que recordarlo. 


Iván no entendía que estaba siendo egoísta al traernos aquí, ¿sabes? querer demostrar que él en mi vida tiene un peso muy grande y que lo merece puede sonar muy romántico, pero no en esta situación; no cuando yo nunca le pedí pruebas de que se lo merecía porque para mi siempre lo mereció. Y es que él no dañó nada en mi vida, fui yo quién se encargó de jodérsela, por variar y por capricho. 


Traernos, ya no soy una unidad.


- Dormiremos juntos. - Dijo Iván.

- Si.

- No era una pregunta, te estoy diciendo que vamos en la misma cama. - Replicó, poniendo mis maletas bajo el marco de la puerta que conducía a su recámara austera. 


Y es que, no sé cómo se me ocurrió pensar que iba tener siquiera una opinión frente a cualquier asunto en este lugar. No sé por qué mi mente leyó su enunciado como interrogación. Así pues, abro una de mis maletas y saco la prueba de la rebeldía adolescente, porque, eso sigo siendo. Mamá, pero adolescente. Estrello la puerta lo más fuerte que puedo, para hacer notar mi inconformidad; no sin antes colgar un pequeño letrero que dice "FUERA MUGGLES" en el pomo. Bien, ¿cuál es la diferencia entre tener 8 y 17 años? no mucha.


Anhelando que estas puertas sean igual de fuertes a las del Internado, me dispongo a cerrar un poco los ojos sobre la comodidad de este colchón de agua (que ya extrañaba, por cierto), para que en un segundo parpadeo pueda escuchar la voz de Iván desde el marco; porque, ¿cómo no se me ocurrió? Iván mostró la llave con la que abrió, y la dejó insertada en el pomo de la puerta abierta, como trofeo a su superior inteligencia. Pero no era tan inteligente como para saber que así iba a oír, así fuera en susurros, todos los diálogos de su llamada.

- Gracias, buena noche, señora Rectora; un gusto hablar con usted. - Colgó Iván.

- Entonces la solución a todo es renunciar, explícame eso cómo ayuda. 

- Anabeth, hace dos minutos te escuché roncar. 

- Bueno, esa fue la duración de tu llamada, una llamada que por cierto me parece muy cobarde. Supongo que quieres huir. - Iván iba a replicar - ¡NO! ¡ES QUE PIENSA! Piensa que será del futuro de tu hijo cuando prácticamente dependerá de ti los primeros años, yo seré inútil económicamente en ese tiempo, perder tu trabajo es perder la estabilidad a la que quería que asegurar a este ser. Y sé que te estoy atando; pero si quieres demostrarle a tu ego que mereces ser el padre hazlo con responsabilidad y con cordura preferiblemente. 

- Amor, - ni que fuéramos novios, pensé. - es que yo ya conseguí otro sitio para trabajar, con niños, es como la primaria antes de ingresar al Internado. 

- Dictas filosofía Iván.

- ¿Y? Es temporal mientras me ubican en otro colegio, o tal vez en una universidad. No puedo esperar que ellos se enteren de mi relación contigo para echarme, prefiero estar en otro lugar cuando eso pase. 

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2020 ⏰

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