El sello roto

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Habían pasado ya muchos siglos después de aquel día, donde la raza humana por poco fue aniquilada, por un tiempo los seres humanos lograron convivir en armonía, pero con el paso del tiempo, la oscuridad vuelve a tomar el corazón de los hombres, transformándolos en seres fríos y egoístas, que sólo buscan el poder y riquezas, a explotar los recursos de la tierra y a destruir el mundo que alguna vez habían intentado proteger.

Mientras que el mundo es lentamente devorado por esta terrible oscuridad, en una pequeña isla a las orillas de África, un grupo de mercenarios deseosos de las riquezas de aquellas tierras causan una masacre en la isla, asesinando a todos los hombres de la aldea y encadenando a los pocos sobrevivientes, entre ellos mujeres y niños, para realizar trabajos en una oscura cueva del lugar, donde se había corrido el rumor de que dentro de ella se encontraban inmensas cantidades de oro y piedras preciosas.

La cueva estaba ubicada al otro extremo de la isla, y era un lugar respetado en la aldea, las personas decían que el lugar estaba maldito, y que incluso un monstruo vivía dentro de la cueva, lo llamaban duiwel klou( garra del diablo). Cuando un chico cumplía la edad para convertirse en hombre, su prueba de conversión eran entrar en esa cueva y dejar su marca dentro de ella y salir con vida.

Por supuesto estás historias no le interesaban en lo más mínimo a sus conquistadores, quienes los obligaron a trabajar en ella. Algunos de los mercenarios habían intentado entrar a la cueva y habían sufrido una serie de accidentes, el lugar sin duda estaba maldito, pero los mercenarios deseaban la riqueza de la cueva y mientras los esclavos trabajaban , se toparon con un gran muro, uno de los mercenarios dió unos cuantos golpes dándose cuenta que ese muro estaba hueco, no era el final de la cueva sino un obstáculo que les negaba el paso hacia su codicioso tesoro, el muro tenía un símbolo extraño pero no le tomaron importancia, con rapidez mandaron traer a los esclavos para  que estos lograsen tirar la pared cavando.

Transcurrió poco más de 20 minutos y pese a los feroces golpes de los esclavos con los picos y palas, no lograban hacerle ni un rasguño a aquella extraña pared, entonces, los mercenarios aprovechando que los esclavos se encontraban dentro, colocaron explosivos al rededor pues sería más fácil tirar la pared que tardar una eternidad cavando. Detonaron los explosivos y tal como era su plan, la pared se desmoronó y cayó, colapsando parte de la cueva en el proceso, un estruendo poderoso y ensordecedor tomo presencia en el lugar, seguido por los gritos de agonía de todos los esclavos que cayeron víctimas de la trampa quedando enterrados bajo los escombros. Pero eso no importaba, pues ahí mismo, enterrados entre los escombros, estaban dispersas grandes  cantidades de oro y piedras preciosas, valiosas por montón y dignas de venderse a un muy jugoso precio al mejor postor.

Mientras transportaban a prisa las piedras y el oro, ignorando los agonizantes cuerpos de los esclavos que habían sido atrapados en la explosión, un tremendo terremoto estremeció el lugar, partiendo el suelo y tirando los arboles al rededor.

Los pájaros volaron despavoridos del lugar, asustados, algo estaba notoriamente mal, el aire sofocante cubrió el lugar con una peste sofocante, equivalente al hedor emanado de mil cuerpos putrefactos. La cueva siguió temblando por unos breves segundos, segundos que parecían horas. Así como inicio todo así de rápido termino, en aquel lugar no quedaba más que una extensa nube de polvo que se esparcía por los pies de los mercenarios. En lo profunda oscuridad de la cueva, uno de ellos pudo vislumbrar algo; un brillo carmesí que rebotaba en una dirección de los restos de la cueva, como si se tratase de un gigante rubi rubí, grande y precioso.

-¡Por fin! Lo hemos encontrado, camaradas.- exclamo uno de ellos, riendo giro hacia sus colegas dándoles la señal de que debían entrar.

El grupo de 10 hombres apresuradamente tomaron unas cuantas palas y se abrieron paso hacia el interior de la cueva pisando sobre los restos de los esclavos muertos en el suelo.

-Nos tomó 3 meses de búsqueda pero aquí está, si lo que cuentan es cierto, dentro habrán montañas de piedras preciosas ¡rubí, zafiro, esmeraldas y más!
-Sin duda un tesoro digno de reyes.

Mientras más se adentraban hacia aquel brillo carmesí, más fuerte se hacía el hedor a muerte. La oscuridad poco a poco iba consumiendo la cueva pese a aquel brillo carmesí. Entonces, una vez más, la cueva comenzó a temblar, pero esta vez era distinto, temblaba por intervalos breves de tiempo, y luego se detenía. Volvía a temblar y se detenía a los pocos segundos. Era como los latidos de un corazón.

-¡Demonos prisa! Este lugar da mala espina y vaya que apesta como el carajo.- exclamo un mercenario tapándose la boca con un sucio trapo de su pantalón.

Al intentar seguir el camino de vuelta se percataron que la salida había desaparecido, no había nada más que oscuridad, perturbados se dieron vuelta y vieron que aquel brillo carmesí se había ido también. La oscuridad se había vuelto más fuerte, al grado que ni siquiera podían distinguirse en la oscuridad.

-¡Carajo, estamos atrapados!
-Calma Jerry, hay que buscar la salida y largarnos de aquí.
-¿Cómo? No hay salida.
-Tiene que haber una solo hay que buscar.
-¿Alguien ve algo?
-Yo no veo nada.
-Yo tampoco.
-Yo menos.

-Yo ... Si...- susurro una extraña voz que no provenía de ninguno de ellos. -de hecho, puedo ver muerte... Agonía... Terror... Sufrimiento... Veo...

En ese momento, aquel brillo carmesí volvió a aparecer, menos grande que antes, pero ahora algo era distinto, había aparecido otro brillo exactamente igual junto al primero. Lo que parecían ser dos gemas rojas, se transformaron en ojos, rojos cual carmín, como dos pozos de sangre. Los mercenarios asustados sacaron las pistolas que tenían en los bolsillos y dispararon hacia la oscuridad, bala tras bala, el eco de cada impacto fallido resonaba con fuerza en la cueva. Al quedarse sin balas, un silencio envolvió el lugar por unos breves segundos, seguido de el sonido de pasos,  alguien se acercaba desde el extremo oscuro de la cueva. Era ahora que los mercenarios sentían el mismo miedo que habían hecho sentir a otros en el pasado, gritaron y asustados salieron huyendo intentando salir de la cueva.

-Veo...- susurro de nuevo aquella macabra voz, esta vez esbozando una maligna sonrisa mientras de su mano disparaba una ráfaga de energía que incinero a cada hombre que se encontraba allí, haciendo explotar toda la cueva de paso.

Un eco estridente resonó potente en ese instante, la luz del sol iliminaba lo que quedaba de esa cueva, la silueta salió acompañada de otras 6 sombras más.

-Veo... El futuro, veo el destino de los seres humanos, no... ¡Veo la destrucción que les aguarda! -exclamo con fuerza la silueta oscura de ojos brillantes, una sombra de muerte y destrucción.

Amhanogel a regresado.

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⏰ Last updated: Apr 17, 2023 ⏰

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Lig SwardWhere stories live. Discover now