Paraíso y su efecto (advertencia: demasiado tierno)

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Según lo que leí – mencionó Paul mientras caminábamos con las manos entrelazadas – esta es Palm Beach – me encantaba cuando explicaba – es grandioso el paisaje – me miró con una sonrisa y asentí.

Es precioso – comenté mientras su mano presionaba la mía. Paul había ido a pedir algo para beber mientras que yo dejaba las cosas en la arena y ponía protector solar en mi piel. Luego de eso, corrí al celeste mar con muchas ganas de nadar porque el clima estaba grandioso. Me lancé al agua y sentí como la vitalidad rodeaba mi cuerpo y todo a mi alrededor se calmaba. Me sumergí mientras olvidaba cada problema que existía en mi realidad. Cuando salí, pasé las manos por mi cabello y miré al cielo tomando mucho aire. Paul se venía acercando con una sonrisa, su traje de baño y aquella hermosa energía que sólo él poseía. Me acerqué para recibir el refresco con hielo y besó mi boca rápidamente.

¿Te gustó? – preguntó con una sonrisa.

¡Me encanta Paul! – le dije besando su mejilla – el clima, el mar, la arena, el hotel, tú – lo miré fijamente y se acercó a mi cuerpo.

Te ves preciosa – dijo mientras pasaba su brazo por mi cintura.

Tú te ves grandioso – le dije mirándolo y sonreímos. Luego de beber el refresco, corrimos y me tomó en brazos para luego correr al mar. Entre risas nos lanzábamos agua y tratábamos de empujarnos de manera divertida. Fui corriendo a buscar mi cámara y mientras me acercaba, enfoqué a Paul dejando que mis hormonas danzaran sin detenerse. Él acomodaba su cabello mojado mientras se paseaba por el agua, nadaba y cuando caminaba podía notar su tonificada espalda. Tomé varias fotos mientras babeaba sin control. Me acerqué y seguí tomando fotos al paisaje y claro, a mi guapo profesor.

¡Me estás acosando! – exclamó Paul y reí.

¡Vamos Paul! – grité – dame más – me giré para imitar a los fotógrafos mientras él reía – el paisaje está grandioso – se acercó y me tomó en brazos.

Dame esa cámara – la tomó y comenzó a tomar fotos con una dulce sonrisa, como un pequeño niño jugando con su nuevo juguete. Luego de tomar muchas fotos, dejó la cámara en mi bolso y corrió para nadar conmigo. La sensación de su cuerpo junto al mío en aquel bello lugar era grandiosa, nos sumergíamos y besábamos con los rayos de sol en nuestra piel. Yo estaba con mi profesor disfrutando del grandioso clima de Aruba mientras sus manos me abrazaban y nuestro pulso corría.

Luego de almorzar, pasamos la tarde descansando en la playa, mirándonos como una pareja de años y riéndonos de nuestras alocadas bromas. Me encantaba estar a su lado y este viaje quedaría grabado en mi memoria y corazón por siempre.

Mañana pasearemos por la ciudad de Aruba – dijo Paul mientras bebíamos un trago suave en la arena.

¡Genial! – exclamé y nos besamos en medio de aquel paraíso. En la noche, usé un vestido cómodo porque el calor se apoderaba de nosotros. Pedimos nuestra comida mientras escuchábamos la música alegre que sonaba a nuestro alrededor.

¿Qué sientes en este preciso momento? – me preguntó Paul mientras me miraba con sus ojos entrecerrados y un vaso en su mano. Suspiré.

Muchas cosas – confesé – me siento totalmente afortunada por estar aquí, por mirarte, por escuchar la música que me incita a bailar – sonreí – siento que no quiero que estos días acaben y eso que es el primero – reímos – son muchas cosas Paul – su mano acarició la mía con suavidad.

Quiero que disfrutemos muchísimo estos días – habló suavemente y asentí – quiero que sea inolvidable – le sonreí por las dulces palabras que me decía.

Profesor y efecto. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora