Me Alegra Verte

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 Ahí estaba, en ese ataúd se encontraba la razón de sus desvelos y llantos, ahí se encontraba durmiendo plácidamente con una expresión serena y adorable a su parecer, estaba tan hermoso como siempre. Un sentimiento de alivio recorría su cuerpo entero, de cierta manera era tranquilizante ver a ese rubio de ojos azules ahí, aunque sabia que aquello no duraría mucho, aun así el hecho de verlo era suficiente para el, solo verle siempre fue suficiente.

Ignoraba por completo las palabras de Kabuto, solo se fijaba en el pequeño rubio.

- Quiero que Deidara este bajo mis ordenes y las de nadie mas -dijo serio e interrumpiendo bruscamente al peliplata-

- P-por supuesto -dijo molesto ante la interrupción y también por el cambio que tendría que hacer en sus planes gracias al capricho del moreno-

Deidara abrió los ojos con pesadez, pero apenas abiertos busco con cierta desesperación a el enmascarado que siempre le hacia enojar pero que aun así era mucho mas importante que su amada arte. Cuando lo vio al fin, unas enormes ganas de salir corriendo y abrazarle con todas sus fuerzas le llenaron, pero se contuvo, sabia que el era peligroso y estaba casi seguro que "Tobi" no estaba interesado en su persona, no era exactamente por el que había creado aquella guerra.

A todos los resucitados se les envió de misión, menos a Deidara, por lo cual el se quejo fuertemente, pero fue callado por Obito.

- Tu estarás conmigo por el momento, necesito ajustar cuentas contigo -dijo cortante para darse la vuelta e irse en dirección a la cueva dejando sorprendido a el rubio.

- Esta bien -dijo entre dientes y siguió a su amor platónico, no sin antes recibir miradas de lastima de parte de sus compañeros, logrando hacer que se pusiera nervioso.

Apenas entraron a la cueva Obito retiro su mascara y soltó  el gunbai para enseguida abrazar a Deidara con suma fuerza casi levantándolo del piso ¿Cuanto había esperado para solo darle un simple abrazo a ese hermoso rubio? Años, mas de una década si no se equivocaba, pero lo valía, cada segundo valió la pena.

- P-p-pero que -susurro atónito el ojiazul, un pequeño sonrojo apareció en sus mejillas.

- No sabes cuanto te extrañe Deidara -le susurro al oído para luego mirarlo a los ojos apartando ese fastidioso pero igualmente adorable mechón de cabello del rostro angelical de su rubia obsesión- No tienes idea de lo mucho que desee responderte ese día lo mucho que te amo, pero no pensé que ese seria el ultimo día que te vería con vida -entrelazo sus dedos con los de el pelilargo y junto sus frentes sin dejar de mirarlo a los ojos- Me alegra verte -susurro feliz.

Deidara trato de digerir toda esa información tan repentina, y cuando lo hizo varias lagrimas empezaron a salir de sus ojos junto una pequeña risa de sus labios. Una pequeña sonrisa se asomo por su rostro. El también se alegraba de verlo.

- ¿Que pasa? -dijo dulcemente pero con cierta preocupación.

- Rin tenia razón, eres un idiota -Obito alzo confundido una ceja- La conocí mientras te esperaba, porque pensé que habías muerto conmigo -comento esclareciendo las dudas del moreno- Comprendo que te hayas enamorado de ella, es una chica fantástica, pero ¿Por que de mi? Soy todo lo contraria a ella, no lo comprendo -dijo con cierto deje de tristeza en su voz.

Una pequeña sonrisa surco los labios del mas alto.

- Por tu cabello -beso las hebras doradas que a cada minuto quería acariciar- Por tus ojos -beso los parpados que escondían esos pequeños cielos que le gustaba ver a todo momento- Por tu rostro -beso ambas mejillas que estaban en ese color rosa que tanto amaba- Por tu sonrisa, y... -beso apasionadamente esos labios carmesí que había deseado todos esos años.

El beso era apasionado, hambriento, demandante y voraz, pero al mismo tiempo era dulce, amoroso, inocente y delicado, era una danza exquisita que las lenguas de ambos realizaban, era perfecto en todo sentido.

Después de un rato sus pulmones le demandaron aire a el azabache y se separaron manteniéndose unidos por un fino hilo de saliva. El mayor maldijo su mortalidad.

- Y... -susurro agitado Deidara con un tono de voz casi inaudible.

- Por ser tu -dijo con una sonrisa para reiniciar el beso.

De ahí se dirigieron a un sofá que estaba cerca y empezaron una de las tantas veces rondas de sexo que tendrían ese día.

- Te amo Deidara -dijo Obito exhausto después de la séptima ronda.

- Yo igual -respondió el rubio acomodándose en el pecho de su ahora amante.

Obito cayo a los brazos de morfeo presa del agotamiento que tenia en esos momentos, y Deidara lo miraba sonriente. Aunque sabia que eso no seria eterno, no le importo, a el no le gustaba lo eterno, prefería que todo fuera efímero, así era aun mas hermoso todo aquello. Ademas, esperaba ansioso poder reunirse con el y Rin en el mas allá y poder decirle junto con ella "Me alegra verte".

Si, sabia que así al fin el seria completamente feliz, estaba seguro. 



                                                                        ~Fin~

Me Alegra VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora