Fueron dos semanas llenas de citas clandestinas y hermosos recuerdos que Hailee y Michael pudieron haber tenido.
—Ya es muy tarde, son las doce de la noche... creo que deberíamos irnos —menciona Hailee.
Los dos están dando una caminata por la acera de un parque mientras las hojas de otoño caen como lluvia sobre ellos por el viento que las sacude.
—Tienes razón... no quiero que un asaltante te robe... —Hailee se sonroja—...tu hamburguesa—termina de decir y ella ríe.
—Idiota —murmura y le da un ligero empujón a Michael.--------
Después de estar caminando por unos minutos más Hailee termina su hamburguesa y se sienta en una de las bancas que se encuentra cerca.
—Mis padres no están... podrías venir conmigo—dice mientras una sonrisa pícara aparece en el rostro de Michael—No, tonto... no para tener sexo—añade ella, Michael hace un puchero y Hailee ríe—Quiero que me escuches tocar el violín.
—Me encantaría escucharte—él se inclina y deposita un pequeño beso en los labios de Hailee.
—Pues vamos—ella se levanta de un brinco y toma de la mano a Michael arrastrándolo hasta su casa que se localiza a unas cuantas cuadras del parque.
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—¡Wow!—exclama Michael luego de dar un paso dentro de la inmensa casa de Hailee. Si por fuera es bonita por dentro lo es más.
—Acostúmbrate... —y en un par de segundos Hailee deja su bolso en una pechera junto con su abrigo, brinca sobre Michael rodeando su torso con sus piernas y le da un beso lleno de pasión y amor.
El beso se prolonga y Michael camina hasta la gran sala aún sin dejar de besar a Hailee.—Creí que no querías tener sexo—logra decir Michael entre dientes.
—Así es... pero tenía ganas de hacer eso—dice ella y luego Michael la avienta con delicadeza en el largo sofá de la sala.
—Te ves hermosa—dice él.
—Lo sé—responde Hailee, se levanta, se quita sus zapatos y sube corriendo por las escaleras.
—¿¡Qué pasa!?—exclama Michael desconcertado.
—¡Aguarda unos minutos!—exclama ella desde arriba.Pasan unos cinco minutos hasta que Hailee le grita que vaya y Michael la obedece.
Él chico de 20 años sube por las escaleras mientras contempla los recuadros que son sostenidos por un diminuto clavo en las paredes... son fotos de la familia Bright.Al llegar al último escalón se encuentra con una especie de enorme pasillo que conecta a todas las habitaciones y al frente se encuentra una puerta deslizable de vidrio que da en dirección al balcón.
—¡Aquí!—exclama Hailee y Michael sigue su voz.
Al entrar a la habitación se encuentra a Hailee puesta en un hermoso vestido negro con cuello en V que deja lucir a la vista un poco de sus pechos.
—¡Woooooow!—Michael abre sus ojos y alza sus cejas mientras ve a Hailee dar una vuelta—Te ves hermosísima—él se acerca a ella y la rodea entre sus brazos mientras le da un beso.
—Es el vestido que llevaré para mi recital de violín—explica—Dentro de unas semanas tocaré en el Bataclán y quería que tú fueras el primero en verme vestida en esto... y quiero tocarte—al decir lo último Michael no puede evitar reír y Hailee lo empuja haciendo que él caiga sobre la cama.
—Eres un cochino.
—Vamos... tócame.
—¡Michael Hecox!
—¿Ves, linda? tú eres la cochina... Yo me refería al violín—él sonríe y Hailee pone los ojos en blanco.La chica toma el violín de su estuche y comienza a frotar las cerdas con las cuerdas produciendo una hermosa melodía que hace que a Michael se le ericen los bellos.
Es una sensación fascinante que hace que su cuerpo vibre al ritmo de el acorde.
Hailee toca de maravilla y Michael queda hechizado.
Después de haber tocado unos minutos más, Hailee hace una reverencia de agradecimiento y Michael sólo se levanta, coge el violín para dejarlo en su estuche y jala a Hailee a la cama invadiéndola de besos por todas partes.
—Tocas hermoso—susurra mientras besa su cuello y Hailee jadea—Espera un momento... —Michael ve detenidamente los pechos de Hailee que están cubiertos por la fina tela negra del vestido y ella se ruboriza—¿No estás usando sujetador?—pregunta un poco burlón y ella se incorpora.
—Jamás uso uno cuando me presento en algún lugar a tocar el violín—confiesa un poco apenada y él frunce el ceño—Me siento más cómoda así.Michael resopla de buena manera mientras deja a la vista una amplia sonrisa.
—Por eso me gustas... —murmura y se acerca de nuevo a ella para besarle.
Luego de unos instantes, los dos logran escuchar el portón de su garaje y se separan.
—¿Son tus padres?—pregunta Michael angustiado.
—No, ¿o sí?, se supone que ellos llegan ésta madrugada.
—¿Qué hora es?—Hailee toma el celular de su mesita de noche y ve la hora.
—La una de la mañana... ¡Oh, mierda!—la mujer se levanta en seguida preocupada y toma de la mano a Michael llevándolo hasta el balcón.
—¿Ahora en vez de armarios son balcones?—Michael pregunta retóricamente.
—No hagas ruido y trata de bajar... Nos vemos mañana—Hailee le da un beso y corre hacia su habitación para cambiarse el vestido, si su padre la ve vestida con el la mataría, Morgan le dice que no lo debe usar hasta su recital.
—Hailee—su madre sube con cuidado las escaleras mientras llama a su hija—Hailee... ¿cuántas veces te he dicho que no dejes abierta la puerta del balcón?Al escuchar esto, Michael susurra un "mierda". Aún no se ha ido de ahí.
Lentamente escucha los tacones de su madre resonar por la madera, cada vez más Michael los escucha cerca.
—¡Madre!—aparece Hailee vestida con su camisón de seda negro poniéndose enfrente de su madre para evitar que siga caminando.
—¿Por qué la dejaste abierta?
—Es que tenía calor.
—¿¡Calor!? ¿en otoño?... estás demente hija—Hailee asiente y lleva a su mamá hasta su habitación.
—¿Y papá?—pregunta ella antes de irse a su pieza.—Dijo que tenía que hacer algo de su trabajo... pero vuelve en un rato más.
—Está bien... Buenas noches—Hailee cierra la puerta y corre hacia el balcón—¿Michael?—pregunta en susurros.—Aquí, ayúdameeee—suplica Michael sujetado de la orilla del balcón. Sus pies vuelan por el aire y la fuerza que ejerce en sus brazos hace que sus venas se salten y Hailee sonríe al contemplar el gran, gran y graaaan brazo de Michael—Deja de mirarme sufrir y ayúdame... —ruega—Porfis—añade un poco burlón y Hailee lo trata de ayudar pero le entra un gran miedo al acercarse al barandal—¡Hailee!—grita pero no tan alto—¡Mierda! ¡Ayúdame! ¡No aguanto más!—Hailee suspira, vámos, ella debe dejar su miedo para ayudarlo.
—Ven aquí... —ella coge las manos de Michael y jala con todas sus fuerzas mientras sus piernas están recargándose en los barandales. Comienza a sudar mucho, le comienzan a temblar sus manos y sus piernas. ¿Qué le pasa? ¿porqué este miedo a los puentes? ¿será por el accidente que tuvo hace meses?Ella logra recordar algo... recuerda el problema que tuvo antes de subir a ese puente y casi morir... recuerda que ella tuvo una discusión con Joe... pero ¿porqué?
Se desploma pero antes de eso Michael logra subir y la toma entre sus brazos.
—¿Estás bien?—pregunta él.
—Si... —Hailee sacude su cabeza y vuelve en si.
—¡Vaya!, tengo un déjà vu.
—Que gracioso... yo igual—menciona—Bueno, vamos... te guío hasta la puerta—la chica se levanta con ayuda de Michael temblando y silenciosamente bajan las escaleras para luego despedirse.
Después de que se dan un beso de despedida, después de que Hailee le cierra la puerta, después de que Michael da la media vuelta para irse, después de que él avanza un poco más... ve un coche, y dentro de él ve algo, algo que sabe que no debió haber visto...
N/A: OMGGGGG, pasaron AÑOS, desde que actualicé estooo, wow, escríbi esto teniendo 16 años, y escribo esto ahora teniendo casi 20, que loco no?
No sé si haya alguna personita interesada aún por mi historia o si acaso alguien llegue a leer esto... como sea, solo quiero que sepan que seguiré actualizando esto. <3 Volvieron en mi las ganas de continuar escribiendo como la chica adolescente que solía ser. <3
Espero disfruten la lectura y muchisismas gracias a las lindas personas que siguen estando aqui.
Que tengan un lindo día. <3
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Nuestro destino
RomanceHailee y Michael. Dos adolescentes con problemas muy distintos que los llevan a una adicción. Michael con el cigarrillo. Hailee con el alochol. Un apasionante amor que surge de por medio, y un triste destino que nadie puede cambiar. ❝---Quizá mi de...