Cuando pude incorporarme. Me levanté y lavé mi cara. Miré mi reloj y me di cuenta que estaba llegando 15 minutos tarde. A la próxima entro... me dije a mi misma.
Salí del baño y caminé por los largos pasillos, absolutamente vacíos. Estaba por llegar al patio cuando siento que la puerta de un salón se abre. Seguido, siento una voz protestar, era muy familiar. Mierda, pensé al reconocer la voz.
Peter.
- ¿Lali?¿Eres tú? - me preguntó la última persona que quería ver hoy. Lentamente me di vuelta, hasta que sus verdes ojos, los cuales tanto admiraba, estaban puestos en mi.
- La misma -le contesté con una sonrisa, demasiado falsa.
- ¿No deberías estar en clase? - me preguntó con el ceño fruncido.
- Debería - le contesté. El se me acercó un poco - pero no entré.
- Vamos al patio - me dijo, y empezó a caminar delante de mi. Lo seguí.
Caminamos hasta uno de los bancos que estaban en el patio para poder sentarnos.
- ¿Por que no entraste? - me preguntó mientras se sentaba.
- Por que no quise, simple - le contesté. Un destello de mal humor se notó en mi voz.
- ¿Estas cabreada conmigo por algo? - Dios. Este chico no paraba de hacerme preguntas.
- No, solo dile a tu novia que me trate bien - le dije mirando hacia el frente.
- ¿Que novia? - me preguntó con el ceño fruncido, como si no entendiera.
- La rubia. Mery, creo que se llama.
- Ella no es mi novia - me dijo con una sonrisa.
- Pero bien que se estaban besando en el patio - le dije, un poquito sarcástica.
- Fue un simple beso. Ella al parecer esta enamorada de mi, siempre me persigue.
- ¿Y que hay de la morocha? - le pregunté con curiosidad.
- ¿Que morocha? - volvió a sonreír. Dios, se hacia el desentendido.
- Con la que te besaste en la entrada.
- Ah... Paula, es mi ex - me dijo suspirando.
No le contesté, solo lo miré fijo unos segundos y volví a mirar al frente.
- Tengo hambre - gruñí - ¿Que tal si vamos a la cafetería?
- No podemos, nos van a hacer entrar a clase, o peor, ir a la dirección - me contestó. Pero luego , abrió su mochila y me entregó una barrita de cereales. Que gesto, pensé.
- ¡Gracias! - le dije mientas una sonrisa aparecía en mis labios.
- Me encanta tu sonrisa - susurró, tan bajito que pensó que no lo había escuchado. Enseguida me sonrojé y su mirada se posó en mi.
Mientras el reía, al ver que mis mejillas estaban rosadas, partí la a la mitad la barrita y le entregué un pedazo.
- Oye... ¿Que tal si este fin de semana salimos? - me preguntó con una sonrisa en los labios.
¿Que demonios debía contestarle? Quería ir, pero tenía miedo.
- Si... - susurré. Mi cuerpo habló por si solo. Y sabía que mas tarde iba a arrepentirme.
- Mañana a la salida, vas a tu casa, te cambias y te busco ¿si? - mis nervios habían aumentado totalmente.
El sacó un pequeño papel y anotó algo. Cuando me lo pasó me di cuenta que era un número de teléfono. Su número de teléfono.
- Es mi número. Mándame un mensaje si necesitas algo. ¿Te digo algo? Me caes bien - me dijo. Justo cuando abrí la boca para contestarle, tocó el timbre, interrumpiéndonos.
Él comenzó a alejarse. Pero antes de que se fuera, lo tomé por la muñeca y lo obligué a darse vuelta. Un cosquilleo me recorrió el cuerpo al sentir la piel de su muñeca. Sentí escalofríos.
- Tu también me caes bien, Peter - le dije. Cuando terminé, solté su muñeca. Pero no se fué. Luego de unos minutos que se quedó observándome, me guiñó un ojo y se dio media vuelta, marchándose.
Mi corazón se aceleró tanto que pensé que iba a explotar. Justo en el momento que pensé que iba a desmayarme, apareció Euge.
- Voy a salir con Peter - le dije una vez recuperé el aliento.
- ¿¡QUE!?- me gritó con los ojos tan abiertos que pensé que iban a salirse.
- Lo que escuchaste, le dije - mientras le hacía un gesto indicándole el árbol, para que fuéramos a sentarnos.
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Cree En Mi ♡ Laliter ||EN EDICIÓN||
FanfictionMariana Espósito tenía una hermosa vida en Uruguay. Hasta que se vio obligada a mudarse a Buenos Aires, ciudad en la que va a conocer a Peter Lanzani, el chico más popular, galán y mujeriego del colegio.