Quizá nunca fui ni he sido alguien que se destaque. Quizá no cumplí lo que me propuse. Jamás alcancé las metas que en algún instante deseé cumplir. Quizá nada me movía, porque las convicciones de las que todo mundo se duchaba cada mañana para darse aliento, estaban mas que ausentes en mi. Quizá nunca experimenté un amor desenfrenado, adolescente, porque, no pasó mucho para que las personas que quien el mundo te enseña a amar de niño me rompieron el corazón. Nunca me gustó mi cuerpo, mi cara, mi actuar, mi trabajo.
Dicen que nacemos de la ceniza y volvemos a ella, hay quienes deseamos regresar más rápido, como un soplo, uno que contrario a las Sagradas Escrituras no sea de vida, si no, de muerte. El alivio eterno a esta mediocridad analgésica. El pacto con lo divino. Quizá el castigo infinito.