Erugari | Los elegidos por Dios.

Capitulo 5: Serpientes y notas rojas

Semana 2

Día 3

Solo de madrugada me podía concentrar para escribir en el diario, pues era complejo olvidar toda la peculiar situación que me había llevado hasta eso. Aquel ser que se aparecía era aterrador, mi vida comenzaba a ser trastornada por los sucesos que había acontecido.

Esperaba con ansías y un poco de miedo a que dieran las 12 a.m. ya que así conocería a aquel chico, del cual solo sabía su nombre y edad, su lugar de origen y que también pertenecía a la organización, quizá él podía contestar las dudas que tenía o solo confundirme más. Por ratos pensaba que todo era una mala broma y que de pronto saldría alguien diciendo que era solo un juego, sin embargo, todo dio un giro radical cuando caí en el sueño. 

- ¿Hola? –El eco resonó en la oscuridad inmersa.

- ¡¿Hola?! –Gritó de vuelta una voz, muy diferente a la de aquel ser.

- ¿Skyler? ¿Skyler Tomson? –Esperaba su respuesta.

- Si... -Guardó silencio y después- ¿Teru?

- Sí, soy yo. –El miedo era mutuo.

Después de romper el hielo, conversamos muy poco tiempo y comenzaba a notar que el tiempo era mas lento en esa "dimensión" puesto que se sentía como si una hora fuese un día entero, sin embargo, al despertar, me daba cuenta que habían pasado muchas horas, de hecho, despertaba en la tarde.

Skyler me habló de sus habilidades, que a decir verdad, eran impresionantes y muy creativas (más que las que elegí), la primera de ellas era controlar serpientes, es decir, era como su amo. La segunda de sus habilidades era mucho más compleja que la anterior, pues el mecanismo era ingenioso; básicamente con papeles rojos (exclusivamente) podía volver a alguien un zombie y a su vez, volverse amo del zombie, sin embargo, para que eso funcionara, la victima debía tocar con el más mínimo roce el papel.

Fuera de sus habilidades, le pregunté si sabía de qué se trataba todo lo que nos había sucedido, pero fue en vano, ya que tampoco sabía mucho, pero al menos sabía que era realidad todo. Mi cerebro comenzaba a procesar toda la información acerca de lo que en aquellos momentos vivía, pero no era fácil digerir todo eso, para nada sencillo.

Mi pensamiento cambió radicalmente, pues un argumento que me dio Skyler fue el de usar nuestras habilidades para hacer el bien en el mundo y que, si fuimos elegidos para la tarea, debíamos cumplirla. Me contó que su hermano estaba en prisión y que el día después de obtener sus poderes, decidió ponerlos en práctica. Dejó caer dos trozos de papel rojo en una celda y aquellos que lo tocaron cayeron en su poder e hizo que sus víctimas provocaran un motín. Tenía toda la razón, si fui elegido para hacer algo, es por algo y debía cumplirlo, y mejor aún, mi vida cambiaría.

Salí a la calle a caminar, veía a las personas caminando, despreocupadas de la realidad del mundo, como si el dolor y el sufrimiento no existiesen. Seguí caminando por la acera, entré a una cafetería y mire la hora, se acercaba la noche y tenía un poco de miedo, no me acostumbraba a lo que me sucedía, a las cosas, al terror que todas las noches se avecinaba a mi departamento a atormentarme con los pecados que había cometido.