Capítulo 27

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N/A: Buenas noches, os dejo con el último capítulo del día y espero dejaros con un buen sabor de boca para poder pasar esta noche. Gracias a todos por estar ahí, por seguir desde el principio esta locura.

Los personajes no me pertenecen…

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POV RICK

Pasaron unos días desde que nació nuestra pequeña y el médico nos dijo que podríamos entrar los dos y por fin, tenerla un ratito en nuestros brazos. Estábamos muy emocionados por dar ese paso, paso que nos acercaba cada vez más a ella.

Luego estaba la otra noticia que a Kate no le había gustado tanto pero que era una buena a pesar de todo. Ese día le darían el alta.

Sabía que eso la venía molestando desde que el doctor la aviso que tendría que irse a casa. El estar a solo unos metros de la pequeña, la tranquilizaba algo, pero ahora que tendría que irse, eso la atormentaba.

- Ya he recogido todo - dije metiendo la última prenda de ropa que había acumulado los días que llevábamos allí. La miré y vi que estaba llorando, era como si decirle eso hubiera echo real que nos íbamos - Kate, todo está bien – la reprendí, acercándome a ella y envolviéndola entre mis brazos.

- No quiero irme. No sin ella.

- Lo sé cariño. Pero mañana estaremos de nuevo aquí para verla.

- Pero…

- Todo va a salir bien. Cuando te quieras dar cuenta estaremos en casa de nuevo, todos juntos.

- Eso espero - dijo escondiendo su cara en mi cuello haciéndome cosquillas. Había echado tanto de menos poder abrazarla que me sentí reacio a separarme de ella.

- Chicos, es la hora - exclamo mi madre entrando a la habitación.

- Gracias - dije separándome de Kate y cogiéndole de la mano para tirar de ella.

- Yo me encargo de la bolsa. Vosotros id con vuestra pequeña.

- Gracias madre - digo mientras la abrazaba.

Nos despedimos de mi madre que arrastraba la maleta con sus ruedines y volví a agarrar a Kate de la mano para seguir el camino que nos llevaba a nuestra pequeña, ese camino que ya nos conocíamos de memoria. Ese camino que habíamos hecho tantas veces en estos días que llegue a contarlos. Los pasos que nos separan de nuestra hija eran 147 pasos exactamente. Quizás poco para otros pero para nosotros todo un mundo que iba a aumentar en apenas unas horas.

- ¿Estas nerviosa? – pregunte a Kate al notar como sus manos empezaban a sudar.

- Sí, ¿tú no?

- Estoy muerto de miedo - dije haciéndola reír.

- Estoy deseando poder cogerla, pero me da miedo que…

- No le harás daño, al revés la ayudaras, eso es lo que dicen los médicos.

- Ya pero…

- Pero nada - dije parándola para mirarla fijamente - Kate eres su madre no puedes hacerle daño - dije sonriéndole y ella me sonrió nerviosa.

- Como he tenido tanta suerte contigo - dijo sonriéndome mientras me abraza por la espalda.

- La suerte es mía Kate - dije dándome la vuelta y besándola suavemente en los labios con una leve caricia.

- No quiero irme pero…

- ¿Pero qué?

- Tengo ganas de estar a solas contigo.

Mucho más que algo en comúnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora