Capítulo 23: No volverán a herirte.

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Escuché una voz a lo lejos, sonaba desesperada y a su vez confundida, ¿quién era?

— ¡Rin! ¡Despierta!

Entre-abrí los ojos y así pude ver a Miku.

— ¿Qué ha sucedido?

Quería responder pero no podía ni siquiera balbucear, ¿por qué siempre terminaba de esta manera?

— Kaito, Rin no me habla... — Agregó sollozando.

— Tranquila Miku, debe haber sido por la caída. — Acarició la cabeza de Miku y se acercó a mi para revisarme. — No le veo heridas, así que todo está bien, ¿sí?

¿Caída...? Momento, ¿de verdad no veían mis heridas? Porque aunque yo no las veía, las sentía; dolían, no me sentía bien.

¿Cuánto tiempo había estado inconsciente? Vi hacía los lados encontrándome con mi tocador y espejo, estaba en mi cuarto.

— A-ah... — Murmuré por fin. — ¿L-...Len? — Dirigí la mirada hacía Miku quien me veía atenta.
— Descansando. — Respondió Kaito al instante. — Tuvieron una mala tarde ustedes dos...

— .... — Sólo le observé una vez más y cerré los ojos, me sentía cansada.

Desperté mucho después, era tarde en la noche y ya me sentía con un poco más de ánimos, ya no estaba tan moribunda; me senté con cuidado en mi cama y giré la cabeza hacía los lados, vi a Miku dormida a los pies de mi cama y a Kaito observándome.

— ¿Pasa algo? — Susurré.

— Tú hermano si que hace milagros. — Él también susurró pero me indico que hiciera silencio, se levantó para cargar a Miku en sus brazos llevándola con mucho cuidado fuera de la habitación, minutos después volvió.

— ¿Qué has hecho con ella?

— Le recosté en el sillón de la sala, parece estar más cómoda ahí. — Sonrió.

— ¿Por qué no la acostaste en la cama de huéspedes?

— Porque ahí está Len descansando. 

— Ya veo — bajé la mirada — ¿cómo está?

— Al parecer perdió mucha de su energía, está agotado. — Suspiró.

— ¿Sabes qué fue lo que pasó?

— Sí, o bueno, algo así. — Se rascó la nuca. — Shizuka tomó posesión del cuerpo y alma de Len, aprovechando para hacerte daño. Y al parecer si te hizo mucho daño, por suerte tu hermano te salvó y sanó tus heridas externas, por eso sientes dolor pero nadie puede ver tus heridas.

— Y.... — Subí la mirada de nuevo encontrándome con los ojos de Kaito. — ¿Está bien...?

— Sí, por el momento tiene una fiebre alta pero eso es porque su cuerpo no está acostumbrado a la energía tan alta de Shizuka y eso lo debilitó bajando sus energías.

Pasé una mano por mi rostro, me sentía culpable. — ... ¿Qué quiere ella de mi?

— No lo sé con certeza... — Giró la mirada, parecía igual de desconcertado que yo. — Sigo creyendo que es por la venganza que quiere tomar contra tu hermano... Pero... Me preocupa todo esto más de lo debido.

Abrí un poco más los ojos. — ¿Por qué lo dices?

— ....Rin, ¿sabes lo que pasará si ella se sale con la suya?

— No... Len no ha querido decirlo.

— Nosotros estaríamos encadenados por siempre Rin, atados a ella... En una jaula donde sólo nos trata como animales... Len y yo tenmos muchas cicatrices, ¿las viste verdad? — Acepté con la cabeza. — Eso es porque nos... Maltrata a su gusto, estamos perdidos si no hacemos algo pronto...

Tragué saliva. — ¿Qué pasará.... Con Miku?

Soltó un quejido. — No lo sé... Miku puede morir o sufrir como ella lo desee...

— Todo esto... Todo esto es mi culpa... — Me cubrí el rostro y respiré profundo. — ¡No debí haberlos conocido nunca!

— Hey Rin, tranquila...— Sentí su mano rozar mi cabello. — No es tu culpa... Fui un idiota aquel día por decir que lo era... Saldremos de esto, ¿bien?

— ... ¿Y cómo...? Soy una inútil...

— No, no lo eres, tienes más poder del que crees Rin... Ya veremos como salir de esto, por ahora... Sólo guarda la calma. — Pude escuharle sonreír. — ¿Te gustaría ver a Len?

— Sí, me gustaría. — Yo también sonreí mientras quitaba las manos de mi rostro.

— Bien, vamos entonces. — Dijo para así brindarme su mano para poder levantarme. — ¿Puedes caminar?

Entonces lo intenté, me levanté de la cama pero se me hizo difícil, por suerte tenía la ayuda de Kaito.

— Sí, sólo no me sueltes.. — Sonreí una vez más.

Caminamos por el pasillo y así llegamos a la habitación de huéspedes; Kaito abrió la puerta por mi para así, entrar conmigo. Me sentó en una silla que había al lado de la cama y me sonrió para después salir de la habitación.

Lo vi y parecía tan... Tranquilo, en realidad que estaba en un sueño profundo y tal vez... Era mejor así por el momento.

Acaricié su cabellera rubia con suavidad, me causaba algo de... No lo sé, tristeza, tal vez. Apenas si se movió con mi tacto, como si siguiera mi mano, me causó ternura y seguí brindándole caricias, después de todo... Él siempre me las daba a mi.

Kaito tenía razón, el pobre tenía bastante fiebre, se le notaba la pesadez en su respiración y me preocupaba, pero... Decidí acostarme con él en la cama y abrazarle con delicadeza para no despertarlo, si lo pensaba, era un lindo momento. 

Cuando me di cuenta, ya había salido el sol y Len seguía dormido, le brindé un beso en la frente para así desearle buenos días, seguía con fiebre pero no tanta como la de anoche y eso me alegraba.

Me quedé ahí, abrazando su cuerpo hasta que despertó.

— ¿..R-Rin...? — Preguntó con voz ronca.

— La misma... — Sonreí. — ¿Cómo te sientes?

— Algo cansado... Pero estoy mejor.. — Frotó sus ojos y después los abrió un poco asustado. — Es cierto, ¿qué pasó? ¿Qué te hice...?

Negué con mi cabeza mientras sonreía. — Tranquilo, no ha pasado nada... O por lo menos tú no me has hecho nada, fue ella, no tú...

— ... ¿Casi te....? — Preguntó algo asustado.

— Sí... Mi hermano me salvó el pellejo, más bien nos salvó el pellejo.

— Lo siento mucho Rin... — Su voz empezó a quebrarse. — Te hice daño...

— No Len, no digas esas cosas... — Le abracé un poco más fuerte en un intento de darle seguridad. — Tú no hiciste nada, fue esa cosa... No te culpes.

— Prometí protegerte y no puedo hacerlo... No quiero perderte... No quiero estar solo... Tengo miedo Rin... — Su voz ahora ya no era normal, ¿estaba... llorando..?

Se me quebró el alma.

— No me perderás y yo no te perderé a ti... ¿Entiendes? — Suspiré. — Tú me tienes a mi y yo te tengo a ti... No permitiré que estés solo, ¿sí?

Levanté un poco su mirada y le di un beso en los labios.

Mi querido rubio...
Parece tan fuerte pero en realidad es débil, debo protegerlo.
Y eso, denlo por hecho.

| Es bastante corto, pero, es lo que quería para este capítulo. ♥ Gracias por su apoyo. ♥

Me enamoré de mi reflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora