Magnus, tu eres la moda

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- ¿Así que no te interesa Imasu en absoluto? -preguntó Alec por cuarta vez, solo para estar seguro.

-Ya te dije que no Garbancito -Magnus puso los ojos en blanco mientras acariciaba el pecho desnudo de su novio.

Alec sonrió complacido mientras pasaba las yemas de sus dedos por la piel de su hombro con extrema suavidad.

-Me sorprendió que hicieras todo esto Alexander -murmuró Magnus casi ronroneando mientras restregaba la piel de su mejilla contra la del pecho del ojiazul -eso ha sido maravilloso anoche pase la mejor velada de mi vida.

-Magnus... -se quejó el chico tornándose completamente rojo -ha sido demasiado difícil para mí.

-Por eso lo que has hecho es aún más adorable y admirable -el moreno se apoyó sobre sus codos para medio levantarse y besar los labios de su novio con suavidad.

Alec siguió el beso sin problema alguno, mientras enterraba sus dedos en el cabello de su novio para atraerlo más hacia sí mismo, lentamente Magnus comenzò a subirse en el regazo de Alec mientras que éste ultimo se iba sentando al tiempo que una de sus manos apretaba la espalda del moreno, quería tenerlo más cerca, quería que sus cuerpos fueran uno, como ahora lo eran sus mentes, corazones y almas, quería a Magnus completamente, solo había un pequeño problema.

-Alexander, Magnus y tú no han salido de su habitación en toda la mañana, es hora de que los dos salgan de allí, al menos para comer, además Tessa está enojada contigo hijo -reprendió Maryse a través de la puerta -dice que has descuidado los deberes ¡Hora de levantarse! ¡Tendrán toda la noche para hacer lo que quieran!

Magnus sonrió abiertamente mientras escuchaba los pasos de la mujer alejarse de la habitación, Alec por otro lado estaba tan rojo que parecía estar a punto de estallar.

-Creo que es mejor que nos levantemos -sugirió el ojiazul avergonzado -o vendrá ella misma y nos sacara de la cama.

-No creo que sea tan mala idea -murmuró Magnus pensativo, ganándose así una fulminante mirada por parte de su novio -está bien gruñón, nos levantaremos -Magnus plantó un rápido beso en los labios de su novio antes de incorporarse con admirable y grácil facilidad -después de todo tu madre tiene razón, tenemos la toda la noche para hacer lo que queramos.

Alec se sonrojo profundamente pero no dijo nada, solo levanto en silencio pero con una brillante sonrisa en el rostro antes de dirigirse al cuarto de baño para asearse. Magnus, como no, siguió a su novio con una sonrisa instalada en su rostro.

Esa sí que sería una linda ducha.

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Alec y Magnus entraron a la siguiente clase del ojiazul tomados de las manos, su cabello estaba humedecido por la ducha, las mejillas de Alec estaban sonrojadas y Magnus traía una brillante sonrisa instalada en el rostro.

Tessa por otro lado no parecía tan contenta de verlos, frunció el ceño hacía Alec al tiempo que sus brazos estaban cruzados sobre su pecho haciéndola ver impotente a pesar de lo pequeña que era.

-Alexander te has perdido las primeras clases de la mañana -lo reprendió Alec sonrió con vergüenza hacia la chica.

-Lo siento Tessa, estuve un poco entretenido.

La chica arqueó una ceja mientras miraba a Magnus.

-Sí, ya veo quién es que te tiene tan distraído, Magnus me encantaría que dejaras concentrar Alec en su siguiente clase, si no estoy mal, tienes qué diseñar algunos trajes como tarea que te ha dejado Maryse.

Das wird dir gefallen

          

Magnus suspiró al tiempo que soltaba la mano de su novio y le plantaba un beso en la frente.

- ¿Qué puedo hacer con la agobiante tarea de ser un genio de la moda?

Alec puso los ojos en blanco, pero se encontraba sonriendo brillantemente.

-Nos veremos tan pronto como termine mis clases -prometió el ojo azul depositando un suave beso en los labios de Magnus.

-Que no será muy pronto -espetó Tessa -tienes que recuperar todas las horas de clase que has perdido.

-Pero... -empezó a quejarse Alec.

-Es tu responsabilidad Alexander -lo reprendió la chica con enojo - ¿O quieres ir a ver a la directora?

Alec puso cara de horror y negó con violencia.

-No, no, mi madre me matará, repondré todo lo que tenga que reponer.

-Así me gusta, ahora, toma asiento y comienza a practicar -le dijo a la chica lanzándole una mirada amenazante.

Alec sin chistar, hizo lo que Tessa le dijo y Magnus mirando divertido a su sumiso novio, se retiró de la habitación para irse a encontrar con su muy querida suegra.

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-Por fin te has dignado de salir de la habitación -se burló Maryse al ver a Magnus entrar a la habitación que había sido designada para que él la convirtiera en su salón diseño.

-Ya sabes querida, tu hijo es demasiado entretenido.

La mujer arrugó su delicada nariz.

-No me interesa saber a qué te refieres.

El moreno sonrió de lado.

-Estoy seguro de que tú ya sabes a lo que me refiero.

Maryse puso ojos en blanco.

-Ojalá no lo supiera -ese comentario hizo que Magnus sonriera más abiertamente.

-Creo que es mejor conocer a fondo a tus hijos.

Maryse arqueó las cejas.

-Supongo que tú lo conoces bien a fondo.

-Hasta el fondo, si -comentó Magnus sonriendo con malicia.

La mujer sonrió de igual forma y negó.

-Basta Magnus, creo que es suficiente -comentó aunque estaba al borde de la risa.

-Ya basta ustedes dos que me están traumatizando -se quejó Isabelle.

Hasta el momento, Magnus no tenía ni idea de que su cuñada se encontraba en esa misma habitación.

- ¿Cuando has llegado aquí? -preguntó el joven con curiosidad.

-Isabelle estaba en el vestidor probándose el vestido que has diseñado, Isabelle sal de allí, quiero ver qué tal quedó.

-Me quedo a la perfección, lo quiero, lo quiero sólo para mí, Magnus, no te puedes negar.

El moreno sonrió abiertamente.

-Primero tengo que ver qué tal te queda cariño.

-Me quedo perfecto, va a ser mío, tiene que ser mío Magnus.

-Vamos Isabelle, déjame mirar, quiero ver, es en serio.

-Está bien, pero luego será mío -amenazó Isabelle al tiempo que salía del vestidor.

Magnus se quedó sorprendido al mirar a la pelinegra, se veía realmente estupenda, como si ese vestido hubiese sido diseñado para ella, la verdad es que Magnus había pensado en diseñarlo para Catarina, pero después de verlo en Isabelle, pensó que no tendría más opción que utilizarlo toda la vida, después de todo lo lucía perfectamente, resaltaba sus hermosas curvas. Ya haría después uno para Catarina, definitivamente Isabelle debía cargar con ese vestido.

Mi instituto... ¿Gay?Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt