Capitulo 3

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 La llevaron a la mansión Lexington. Como habían dicho, la Señora Lexington la recibió muy bien. No había nadie en casa, solo ellas dos. La señora Lexington le había indicado su habitación, lo cual ella fue, su habitación era enorme, tenía una chimenea que se encontraba prendida, una vista hermosa de su enorme jardín, tenía un tocador con todo lo necesario, y la cama era enorme. Habían unos cuadros colgados en las paredes, en algunas aparecían  varios niños, y en otras personas adultas. Pero ella nito que estaba el mismo niño rubio en todas las fotografías. Era extraño, pero el pequeño niño rubio le parecía agradable. Se preguntaba si ¿podría llegar a ser algo de la señora Lexington? No dio más vueltas, y bajo.

Ya abajo se encontraba la señora Lexington sentada en un sillón leyendo unos libros. Ella se quedó mirándola, observando cada posición en la que estaba, la delicadez, modales, su ropa. Todo era perfecto. La seño Lexington al notar su presencia le dijo que le hiciera compañía. Alison fue y se sentó a su lado, y esta le extendió una de sus revistas. No dio mucha importancia, solo observaba las distintas ropas que habían en cada página diferente. Al notar esto, Lexington le pregunto “¿te gustan las modas?” Ella solo respondió con un “Si” inmediatamente.

-Bien, Creo que hemos pasado mucho tiempo aquí. ¿Quieres ir a dar un paseo?

- Encantada. –Dicho eso salieron de la mansión. En su jardín había todo tipo de cosas, 2 Fuentes en cada esquina, rosas por doquier, arbustos bien decorados, el pasto cortado perfectamente a la altura precisa, Margaritas, estatuas delicadas, simplemente se podía decir que se parecía al paraíso. Pero Lexington empezó a dar charla.

- Dime Alison,  sé que tú no eres la hija de Peter. Así que, solo quería saber ¿Quién es tu familia?

- Bueno, esa es una pregunta muy personal.

- Discúlpame, no fue mi intención ser tan atrevida.

- Este bien. Pero jamás me dejo responderle.

- Perdóname, pensé que no querías hablar de aquello.

- No importa, señora. Pues vera, no tengo familia – Y ahí va de nuevo esa pequeña, pero dolorosa mentira, solo el decir que no tenía familia era tan doloroso para ella. El recordar que la tiene, pero por un accidente ella se alejó. Por siempre. – Y no creo que la tenga, yo vivía en la calle, siempre he vivido ahí. Y pues, como vera, un día ellos me encontraron, y se apiadaron de mí, y me adoptaron como su hija. Fue lindo mientras duro.

- ¿Hubo algún problema? – Pregunto levantando los segas

- No, en absoluto. Solo que, yo ya no encajaba ahí. Nunca he encajado en algún lado, y no creo que lo haga.

- Hay, hija. No pienses así. Veras que aquí encajaras a la perfección. – Dijo tomándola por la mano.

- No lo sé. Ya veremos.

- Este bien. Cambiando de tema, ¿quieres tomar algo?  

- Me encantaría – Dijo con una sonrisa dibujada en su rostro.

La señora Lexington la guio hasta la cocina para tomar alguna bebida.

-  ¡María! ¿Estás aquí?- Pregunto Lexington, para ver si la ama de llaves se encontraba. – No obtengo después, supongo que tendré que hacerlo  como en los viejos tiempos. A mano – Dijo con una sonrisa, mientras se dirigía a la cocina, seguida por Alison. 

- ¿Quieres algo en especial?

- ¿Hay jugo? – pregunto Alison amigablemente

- Claro. ¿Solo eso?

- Si, por favor.

- Este bien. Jugo será. – Mientras buscaba la jarra donde estaba servido el jugo, Alison miraba cada extremo de la habitación. Todo era tan fantástico. – Aquí tienes, cariño.

- Gracias. – Dijo mientras tomaba el vaso. - ¿Puedo hacer una pregunta?

- La que quieras.

- ¿Cómo es su nombre? – Al escuchar eso, ella rio.

- Se me ha olvidado presentarme. Disculpa mis malos modales. Mi nombre es Carina.   

- Que bonito nombre. Y  ¿Usted vive sola? – Dijo mirando el lugar de reojo

- No querida. Vivo con mi esposo. Pero él ha salido a buscar alguien.

- Oh, lo lamento. Es que solo estábamos nosotras… - No la dejo terminar

- Solas. Si supuse que pensarías eso. Pero, por ahora.

- ¿Y cuando llegara su esposo?

- Em… El domingo. Tal vez el lunes a la mañana.

- Este bien.

- Cuéntame de ti Alison. ¿Cuántos años tienes?

- Dieciocho. Cumpliré diecinueve el 13 de septiembre.

- Queda poco.

- Si, lo sé. – Dijo con una sonrisa.

- ¿Y eres de aquí?

- No, soy de Nueva York. Nací ahí. Pero luego con la Familia Ravenscroft nos mudamos aquí.

- Italia.

- Si –Dijo asintiendo con la cabeza.

- Bien, es bueno saber eso.

- ¿Y tiene nietos?

- Tengo nueve nietos. Peo ninguno está aquí en los estados unidos. Están esparcidos por el mundo entero.

- Siempre han tenido dinero, ¿verdad?

- No estoy presumiendo Alison. Perdona si interpretaste así. Solo que, casi nunca veo a mis nietos en persona. Y  no es muy lindo. 

- Si, en cierto modo la entiendo. – Dijo haciendo una mueca, recordando a su familia.

- En fin. ¿Quieres ir a dormir? Ya es tarde.

- Este bien. Es un gusto charlar con un usted señora Lexington.

- Llámame Carina, Alison.

- De acuerdo. Carina –Dijo entre risitas.

- Hasta mañana, ¿necesitas ayuda en algo?

- ¿Tendrá sabanas? No creo que las haya traído. – Carina solo rio y dijo “Acompáñame”

Llegaron a la habitación y Carina abrió uno de los cajones del armario y saco unas sábanas y frazadas. Las coloco en la cama con la ayuda de Alison. Una vez terminado todo, la dejo sola para que se cambiara. Alison se dio una ducha, y luego se metió a la cama pronunciando en su cabeza “Hola al nuevo hogar” 

EvernightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora