« hit you with a smile, not goodbye.
all the while I'll be sure to leave you wonderin' »
—Cry for me, TWICE
Suspiró al ver la figura que se aproximaba a su hogar, fue su sonrisa de satisfacción y calma lo que le recordó que debía dejar estar espiando por la ventana de su balcón. Céline suspiró y se alejó de aquella ventana, tomando un suéter claro de su silla y abrigándose en este mientras se calzaba unas pantuflas. A penas eran las siete de la mañana, pero no pudo evitar esperar como niña pequeña desde que se le informó que ya había vuelto. La presencia de Gregori significaba dejar de pasar tiempo con Silas y de cierta forma respirar con más paz. Sostuvo el picaporte entre sus manos y abrió este antes de empezar a correr por los pasillos de madera de su hogar y pasar de largo a una Ivonette que la observaba con cara de odio por levantarla tan temprano en domingo. Bajó las escaleras casi corriendo y se encontró con la imagen de Silas abriendo la puerta para Gregori y ella corriendo para abrazar a su querido tío.
—¿Acaso es navidad o a qué debemos este milagro? —Cuestionó Gregori abrazándola de regreso y besando su frente con cariño.
—Ya, no puedo ser una buena sobrina y eso porque ya crees que me cambiaron los aliens —dijo ella alejándose y haciendo un puchero, el cual solo causó que Gregori rompiera a reír al ver el lado tranquilo de ella.
—Es bueno saber que sigues siendo mi sobrina adorada —admitió él y suspiró con cansancio al escuchar un par de gritos que provenían de un par de personas que discutían un poco atrás de Céline y él—. Dúo de idiotas, ¿qué edad tienen? ¿Setenta? Por amor a Lilith, compórtense.
Céline trató de no romper a reír ante la forma que Gregori había regañado y en parte insultado a dos vampiros de edades similares, escuchó el bufido de la vampiresa rubia y como se alejaba con molestia de un vampiro castaño. ¿Dúo de idiotas? Realmente debía preguntarle a Gregori porque les decía así, pero mejor observó como se acercaba la reina de los vampiros a ella y suspiraba.
—Dijo el anciano murmuró Annika —logrando que Gregori solo suspirara con molestia ante aquel comentario, no sabía exactamente cuantos años de diferencia tenían aquel trio vampírico, pero de que Gregori era el mayor siempre fue muy claro.
—¿Quieren pasar? Hay algo de té y galletas, si desean —dijo una voz detrás de Céline con un tono muy elegante y refinado, la voz calmada de Ivonette siempre sorprendía y no fue la ocasión. Annika asintió ante su invitación y fue seguida por Silas, dejando aún afuera a Céline junto a Gregori.
—Dime, dime que ya no va a ser mi niñera —suplicó Céline con las palamas juntas como si de una plegaria se tratara y Gregori la miro con una expresión de risa tanto... ¿complicidad?
—Claro ya no lo será, ¿te gusta como suena? —Dijo Gregori mientras le indicaba con una mano que debían pasar a su hogar de la cazadora y después agregaba. Porque falta mucho para que lo diga y sea real.
—Gregori.
Ante el reclamo de Céline, no pudo evitar escuchar la risa del vampiro y como buen caballero que era esperaba que ella entrara a casa para después cerrar la puerta a sus espaldas. A veces Gregori delataba lo viejo y anticuado que era con sus ademanes tanto forma de tratar a otros, pero a Céline le parecía lindo. Era lindo que, a pesar de años y años, el vampiro siguiera siendo tan tranquilo como solían decir y que nunca era posible verlo enojado. Observó la sala de estar donde se encontraba Annika sentada en una silla junto a su hermanita menor y Silas tanto la ama de llaves de la casa traía los demás aperitivos para su reunión.
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Princesa de medianoche | #1
VampireDurante años la sociedad de la medianoche se ha encargado de mantener el balance entre vampiros y cazadores, protegiendo a los humanos de los peligros que los rondan. Sin embargo, cuando un viejo enemigo decide empezar un juego de vida o muerte, la...