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P.O.V. Hana Lance.
Finales de julio de 1985. A menos de tres meses del parto.
Llevo cuatro días encerrada en esta celda. Menos de una semana y ya creo que me volveré loca. En esta habitación (por llamarla de alguna manera)de apenas cuatro metros cuadrados y un colchón sobre una placa metálica que está anclada a la pared y un váter encajado en un rincón. Nada más y nada menos.
Ya he contado más de diez veces las finas grietas de la pared y las del techo. No tengo nada más que hacer excepto estar tumbada, de lado o boca arriba. No estoy de pie porque me cansa. Me encuentro realmente agotada de no hacer nada. Me siento muy pesada, me cuesta mucho moverme. Thomas cada vez da más patadas o se estira más a menudo. A veces no me deja ni dormir.
Tengo unas ojeras muy grandes y moradas bajo los ojos, anoche apenas descansé. Estuve pensando en la conversación que tuve con la misteriosa anciana profetisa, en sus palabras y lo que podrían significar. Por ejemplo, no me gustó nada lo que dijo de que moriría con una sonrisa en la cara. Sé quién es el Joker en mi tiempo y tengo la sensación de quizá tenga algo que ver aunque no estoy nada segura. ¡Si ni siquiera le conozco! ¿Cómo va a matarme?
Por otro lado, Thomas no se quedó quieto. Parecía alterado, no dejó de moverse ni un momento. Sus patadas no me dejaron descansar, por eso hoy me encuentro tan sumamente agotada.
Escucho las llaves en la puerta. Me siento lo más rápido que puedo, alerta. ¿Me traen la comida? Si juraría que comí hace un rato. No ha pasado tanto tiempo como para que ya sea hora de cenar. Conclusión: quieren algo más.
Estos últimos días me he notado más lenta. Mi vientre, de casi siete meses, me entorpece de manera increíble.
La primera persona en entrar a mi celda es la señora que conocí nada más llegar a Arkham, la doctora Peabody. Esa mujer con un extraño recogido y pequeñas gafas rosadas. Lleva una bata blanca que tapa su ropa de diario.
— Buenas tardes, señorita. ¿Cómo se encuentra hoy?— saluda, muy cordial.
Siguen sin saber mi nombre; me alegro.
— Bien, doctora Peabody. Mejor si me dijera para qué ha venido. — le doy a mi voz un tono envenenado, a pesar de que sigo siendo educada.
Ella sonríe. Sus dientes relucientes contrastan contra su piel oscura.
— Venga conmigo por las buenas y no me veré obligada a sedarla. Ya sabe que eso sería malo para el niño.— sus ojos pequeños me recuerdan a los de una rata.
Una de mi manos descansa sobre mi vientre. La otra está apretada a un lado de mi cuerpo, me cuesta contenerme. No debo precipitarme. Saldré de aquí, estoy segura. Sólo debo ser paciente y más inteligente que ellos.
— No hace falta que amenace. Con lo obediente que soy, no es necesario. — añado.
Ella alza las cejas, descolocada por mi comportamiento tranquilo y pacífico. Seguro que pensaba que me negaría o atacaría. No, de momento voy a fijarme bien en el lugar donde me encuentro para después, la próxima vez que vengan a por mí, poder huir cómodamente.
Ya he pensado varias opciones. Podría haber forzado la cerradura con unas horquillas o con un tenedor con dos dientes doblados. Es fácil, sólo tengo que conseguir los materiales de alguna manera que no llame la atención. El problema llega después: dónde ir al salir de la celda. Tengo que encontrar los planos del edificio, saber cómo salir sin alertar a los guardias.
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Arrow. Batman.
FanfictionNOVELA GANADORA DE 21 PREMIOS. (PUEDE CONTENER SPOILERS DE LA SERIE ARROW O THE FLASH) (Fanfic basado en la serie Arrow y Gotham) Todos los personajes menos Hana Lance y Dark Angel (que es obra de PorSiempreJenn1301) son propiedad de DC. Hana Lance...