Capítulo 7

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La puerta de la casa es abierta y luego de ello entran la pareja de recién casados. Payton enciende el interruptor, iluminando la sala. Con un suspiro de cansancio deja algunas bolsas en la cocina y regresa al auto para ayudar a su marido, quien ya viene hasta el tope cargando bolsas. Son muchas.

Unos minutos después, con la última bolsa en la mano, Payton cierra la puerta principal para dejarse caer, agotada, en el sofá.

–Hoy fue un día duro –dice Ethan en voz alta–. Estoy agotado.

–Concuerdo contigo –mira el reloj de su muñeca–. Son a penas las 8:30 p. m. ¿quieres que traiga ya la pizza?

–Por favor.

Payton se pone de pie, entra a la cocina, al par de segundos vuelve con la caja, un refresco y un par de vasos. La coloca sobre la pequeña mesita y la abre, le tiende una rebanada a su esposo y toma otra para ella, le da un mordisco.

–Está deliciosa.

–Concuerdo contigo –repite sus mismas palabras, con una sonrisa en el rostro. Ella se la devuelve.

Terminan media pizza entre los dos, Payton piensa en una forma para distraer a Ethan mientras ella arregla todo para la gran noche. Nada se le ocurre.

Le da el primer mordisco a su tercera rebanada de pizza cuando la idea viene a ella como un clic.

–Oye Ethan... tal vez te enojes conmigo o algo pero ¿puedo pedirte un favor?

Él la mira, quiere decir no, pero no está de ánimos para pelear.

–Dime.

–Olvidé comprar helado ¿podrías ir a comprar un poco?

–Pero yo no sé conducir ese auto, Payton.

–En realidad iba a pedirte que fueras caminando –sonríe–. Ya ves que no queda tan lejos, iría yo, pero estoy muy agotada.

Ethan lo piensa. La verdad es que ella ha ido de allá para acá más que él y le agrada la idea de pasar unos minutos sin verla o estar cerca de ella, descansar de las miradas de amor que ella le lanza, los suspiros y palabras cariñosas, además su padre ha sido muy claro, tiene que tratar de hacerla feliz para no ir a prisión.

–De acuerdo –se pone de pie y camina a la puerta para luego abrirla y salir–. Regreso en un rato.

Iba a cerrar la puerta, pero en seguida regresa.

–Vi que compraste chocolate y fresas, haz algunas y cuando regrese no sé... tal vez podamos ver una película o algo así.

Ella sonríe.

–Me parece bien.

Ethan asiente y luego cierra la puerta partiendo para comprar helado.

A penas la puerta es cerrada Payton busca entre todas la bolsa la que contiene el conjunto de lencería que ella ha comprado esa misma tarde. Se tarda un poco, ya que lo ha metido dentro de otra bolsa para que Ethan no lo viera, pero al final lo encuentra. Lo coloca en el sofá para no perderlo de vista y rápidamente corre a la cocina, saca las fresas y el chocolate; las lava y coloca el chocolate en un recipiente. Igual que otros postres que puso en varios platos. Una vez eso estuvo listo suelta un suspiro de alivio. Se permite tomar un vaso de agua, para refrescar sus ideas.

Todo estará bien, Payton. Solo hay que pensar positivo.

Sale corriendo al auto y al regresar viene con cinco ramos de rosas, que ella ha comprado antes de llegar, con el pretexto de que servirían para adornar la casa y que ella realmente ama las rosas.

PaytonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora