PREFACIO

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El brillante día de Domingo saludaba a la ciudad tranquila, el sol estaba en su máximo esplendor siendo apenas medio día y el clima fresco apremiaba para una tarde agradable. La casa de los Kwon también era rodeada por ese ambiente alegre, las cortinas blancas que cubrían las puertas que daban al jardín hacían que los rayos del sol irrumpieran en la sala, así como por las ventanas iluminando de manera natural la modesta casa, se podría casi respirar el ambiente tranquilo y familiar, sin embargo el reloj monocromático que colgaba en la pared con el pasar de los segundos, era lo único que interrumpía el silencio de la habitación donde se encontraban los más preciados del hogar. Y no es para más, las palabras "Mamá, quiero hablar contigo" no prometían mucho viniendo del hijo menor que, se sabía, siempre tenía ideas revolucionarias que harían a cualquier madre tener jaqueca.

Ambos se encontraban sentados en medio del sofá blanco en una postura algo incómoda, la mujer se movía de manera distraída esperando a que el menor hablara, su expresión amable (que se esforzaba por mantener) seguía ahí, esperando pacientemente a lo que fuera que su hijo le fuera a decir, distrayéndose con el lejano sonido de las familias que paseaban por el parque frente a la casa. La señora Kwon conocía el alma libre de su hijo, y sabía muy bien que el momento en que Ji Yong mismo le pidiera dejarlo ir (parte de sus ideas extravagantes —según su mente—) sería pronto... pero no tanto.

Por su parte Ji Yong se encontraba muy ansioso, realmente le pediría a su conservadora y sobreprotectora madre la bendición para salir y buscar sus sueños; sueños de volar alto, no importa cuántas veces se cayera, logrando regresar con el tiempo, exitoso y agradecido con sus progenitores por el apoyo y amor ofrecidos desde siempre, sueños que dependían completamente de la aceptación de su madre a su primer paso a la independencia, el dejar la casa.

— Te escucho — habló lo más tranquila que su voz podía mostrar interrumpiendo los torpes pensamientos del menor, ya que este no hablaba a pesar de estar frente a frente por dos minutos, sabiendo de antemano que había un guiso pendiente en la estufa.

—Mamá, tú... tú sabes que mi sueño siempre ha sido ser independiente, ah... y lograr el éxito por mis propios medios, también sé que me conoces así que el decirte esto no es nada nuevo, pero, hum... — Ji Yong movía manos de manera nerviosa no pasando desapercibido por su progenitora quien se limitó a levantar su ceja derecha, ¿Cómo llegas un día y le dices a tu madre que le pides su bendición para dejarla? ¿Hay un manual para eso? Porque Kwon Ji Yong necesitaba uno en ese momento — quiero que me des tu bendición para salir de la casa y vivir en un departamento, — escupió de golpe como niño regañado que no soporta el esconderles a sus padres que se comió el chocolate de postre antes de la comida — no está lejos de aquí — se excusó — y si lo que te preocupa es que no venga a verte, te veré muy seguido lo prometo y... — Mal, mal, mal, ¡MAL! En su cabeza había planeado la forma más convincente de hablar con la perspicaz de su madre, sin embargo, esto tenía mayor parecido a pedir una disculpa, pero ya no podía detener a su boca.

La señora Kwon dejo de escuchar por un momento a su hijo. Así como sabía que su hijo era de mente soñadora y de expectativas altas, sabía también de que pie cojeaba y no estaba lista para dejarlo ir, ¡No, señor! Su bebe se quedaría con ella por mucho tiempo más, unos 8 años más por lo menos. Y se encargaría de enseñarle a ser ordenado (¡Vaya que era un desastre!) y a cocinar e incluso, le buscaría pareja. Kwon Ji Yong no se iba de la casa si no tenía un esposo que le tuviera un hogar ya preparado. Un esposo apuesto, de dinero y renombre, como mínimo de condiciones ya que se llevaría a su niñito, y no aceptaría a cualquiera.

Si no es bajo esas circunstancias ¡Ji Yong no se va de la casa!

—... y también no les pediré dinero, ya tengo trabajo y tengo mis ahorros, y si te preocupa la escuela, mi año sabático se pasará pronto y volveré a la universidad, solo me falta un año para terminar mi carrera y se irá fácil ya verás, por mi trabajo ya sabes que estoy emprendiendo y... — la sonrisita confiada que comenzó a pintarse en el rostro de su madre fue su alarma para comenzar a poner freno a las majaderías que decía para "convencer" a su madre.

— No — interrumpió a la vocecita de su hijo, que a sus ojos seguía siendo el pequeño niño vestido con su capa de batman que corría por la casa.

— ¿Mande? — la confusión de su voz se hizo notoria, Ji Yong sabía que no lo estaba haciendo excelente, pero aun en medio de su caos que había expuesto su boca existía algo de coherencia.

— He dicho que no Ji Yong, no te irás. — respondió calmadamente sin dejar su expresión amable, exponiendo su decisión irrefutable en su mirada.

¡¿Pero de qué demonios hablaba su mamá?! Ya le había dado mínimo 10 razones muy buenas para que lo dejara ir ¿Cuál era el problema?

— P-pero ¿por qué?

— ¿Estás loco acaso? ¡Eres un desastre! — adiós expresión amable, hola momento de severidad con el niño — Tu habitación parece haber sufrido un tornado, además que solo sabes cocinar lo básico. ¿Irte? ¡Ja! ¿Ya tienes un esposo? Quiero nietos, y tu independencia no me los va a dar. Si quieres ser independiente empieza siendo ordenado. Y ya no quiero hablar más del tema. — Sentenció para calmar las ideas de su hijo por lo menos medio año más. Con toda la elegancia que la caracterizaba, se levantó del sofá y se dirigió a la cocina dando por terminada la conversación.

¿Quién es esa mujer? – Se preguntaba Ji Yong – su madre quien siempre lo apoyaba había desaparecido detrás de esa mujer que olvidó por completo el hecho de que ya habían pasado cinco años desde que cumplió la mayoría de edad. Sabía que siempre había sido conservadora, educada en "la escuela antigua" pero, ¿Un esposo para salir de la casa? ¡Es demasiado!

La persiguió hasta la cocina y la detuvo antes de que se pusiera a cocinar.

— Mamá — habló suavemente haciendo que su madre soltara un suspiro.

— Te dije que esta conversación se terminó, Ji.

— Solo quiero saber la verdadera razón por la que no quieres que me vaya.

— Entiéndeme, no estas preparado.

— ¿Y cómo se supone que sabré eso si no lo intento? Si tú no me apoyas ¿Cómo tendré la confianza de ser independiente si tú no confías? — La frustración de Ji Yong era mucha, por muy caótica que fuera su mente conocía su potencial ¿Su madre no?

— No hagas un drama Ji, es lo correcto. Y ya basta con este tema.

— Lo siento mamá, lo que tú dices es correcto no necesariamente lo es. — la mujer se sorprendió unos segundos al recordar esas mismas palabras, pero en su boca cuando le explicó a su propia madre que lo correcto al igual que la belleza, son cosas meramente relativas al asistir a una boda donde absolutamente TODO era azul. Vio cómo Ji Yong se fue triste a su habitación pero no hizo nada por detenerlo, se puso, en cambio, a revisar que la comida estuviera en su punto.

Ji Yong sabía que amaba a su madre, pero también sabía que era necesario dejar su hogar para empezar su historia de independizarse, por el amor de Dios, el también era hombre, tal vez esto sería valido si fuera mujer, y eso solo y tal vez, se conocía lo suficiente como para saber que aunque tuviera otra cosa en medio de las piernas, seguiría siendo igual de terco. Corrió a su habitación y se tiró sobre la cama viendo en el techo su collage de sueños [idea originaria de su madre, cabe decir].  ¿Debería abandonar sus sueños solo por su madre? Eso era todo lo contrario a ser independiente. Amaba a su madre, pero no iba a poner un capricho de ella sobre su felicidad, era momento de dejar de ser dependiente.

— Lo lamento — dijo al aire como si su madre pudiera escucharlo — pero para mí, esto es lo correcto.

Tomó una pluma y en una hoja de libreta escribió:

"Mamá:

¿Sabes que te amo cierto? Pero es momento de partir. Mis sueños son grandes y tú una vez me dijiste que no permitiera que NADIE me dijera que no puedo lograrlos. Tu misma me inculcaste de pequeño que rendirme no es una opción, que luchar por mis sueños es lo que me debe impulsar y que no importa qué, debo seguir intentando. Me duele que no me apoyes, pero hoy me he dado cuenta que, aunque nos duela, la primera persona que me puso trabas eres tú. Sé que buscas lo mejor para mí, pero yo sé que no es conveniente para mis propósitos el quedarme a tu lado. Realmente espero que me entiendas, lo lamento, pero tengo que dejarte.

Te ama, tu hijo. Kwon Ji Yong"

— SeungRi — le habla por teléfono a su amigo limpiándose la lagrima que traicioneramente cayó por su mejilla, hoy más que nunca necesitaba su apoyo — necesito que vengas por mí... trae tu auto, es una emergencia.

Nuestro ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora