Capitulo 9

723 60 33
                                    

El libra, de mala gana, se separó un poco más del ariano y lo miró con confusión. ¿Qué acaso Shion estaba empezando a oír e imaginar cosas?

-¿Que cosa? Yo no oigo nada amor. Tal vez lo estás imaginando.

-¡No me estoy imaginando nada! ¡Solo escucha bien! Verás que no imagino nada ni estoy loco.

Dohko no iba a darle importancia a eso e iba a continuar con lo que previamente estaba haciendo, pero ante la mirada insistente y de ruego de su compañero, le hizo caso y puso a intentar escuchar lo que sea que Shion haya oído.

Pasados largos y tediosos segundos, Libra iba a volver a decirle que no escuchaba absolutamente nada pero algo captó toda su atención.

Se escuchaban gemidos.

Eran muy tenues y a la distancia pero se escuchaban,si se hacía mucho silencio, claro, pero allí estaban.

-Quédate aquí.

-Pero amor.

-Shion, quédate quieto ahí.

La mirada de autoridad que le dio al ariano mayor, lo dejó estático, hasta se podría decir que algo temeroso. Dohko jamás lo había mirado de esa manera, ni siquiera a Shiryu y se suponía que al Dragón lo había entrenado con rigurosidad.

Esa acción del castaño lo había dejado desconcertado y algo asustado también, por lo que, por primera vez en su relación, le hizo caso a su novio y se quedó allí, sentado sobre la mesada de la cocina esperando a que el otro volviera.

Por su lado, Dohko subía a prisa las escaleras para llegar a Acuario, luego de bajar a Virgo y ver que esos sonidos no los provocaban ni Mu ni Shaka, se dio la vuelta para subir directo a confirmar que esos tenues pero audibles gemidos eran obra de Milo y Camus.

Al llegar a Escorpio, detuvo su andar abruptamente al escuchar más claros dichos sonidos. Con una mezcla de curiosidad y miedo se dio media vuelta y con lo que vio se quedó paralizado y se ruborizo al instante.

Camus... Con sus ojos vendados, en su boca una mordaza y sus manos esposadas sobre su cabeza, enganchadas a lo que parecía ser un gancho que servía de perchero.

Completamente desnudo.

A sus pies estaba Milo, practicandole sexo oral, en su hombro tenia subida una de las piernas del pequeño aguador para estar más cómodo y así preparaba su entrada a la vez, y con su mano derecha, que tenía libre, pellizcaba los pezones del de cabellos aguamarina.

Dohko no sabía que hacer, en realidad, sabía que debía marcharse de allí y no seguir viendo eso pero por alguna razón su cuerpo no le respondía.

Por algunos minutos se quedó completamente quieto allí, viendo como Milo devoraba y preparaba a su novio para hacerlo suyo.

Cuando pudo salir de ese trance en el que había caído al ver esa escena, quiso salir corriendo pero para su mala suerte, el escorpión se puso de pie y se paró bien frente a acuario, ahora ya no podría salir sin que se dieran cuenta porque, cabe aclarar que ambos jóvenes estaban a punto de intimar a solo escasos centímetros de la puerta de entrada del Templo... Prácticamente estaban por hacer el amor en la puerta y a la vista de todos. Solo los separaban unos 10 centímetros de la salida y de la vista de todo el Santuario. Si se movían tan solo un poco, todos podrían ver como Milo hacía suyo a Camus y ese sería un espectáculo muy incómodo de ver para más de uno... ya los incomodaba escucharlos, verlos seguro provocaría suicidios en masa.

Sin más remedio, a su parecer, que esperar, se escondió detrás de una columna cerca del salón de Escorpio y espero "tranquilo" a que acabaran lo que estaban haciendo.

También te gustarán

          

Sabía de sobra que no debía mirarlos pero sus ojos no podían concentrarse en ningún otro lugar que no fuera la imagen que tenía frente a él.

Eran los niños de su novio a los que estaba espiando sin haberlo querido y sabía que estaba mal lo que le estaba pasando pero aun así le pasaba.

Se estaba excitando.

Era obvio que eso le sucedería pero ni siquiera el saber que algo en el empezaba a despertar lo hizo querer huir, es más, creo que eso le dio "ganas" de quedarse allí y seguir viéndolos.

Por una parte, esos dos les recordaba a él y a Shion cuando eran jóvenes, que se entregaban el uno al otro sin prejuicios ni pudor, que se amaban sin reservas pero por otro lado lo que más le excitaba era el saber que Escorpio y Acuario eran completamente diferentes. Tan solo ver a Camus así, atado, amordazado y vendado le daba a entender que se entregaban a todos sus impulsos y deseos sin importarles nada.

Shion jamás se habría dejado tratar así por lo que nunca podría saber que se siente tener a su amado en una posición tan sumisa ante él, por lo que en esa parte los envidiaba.

A medida que los segundos pasaban, su excitación crecía más y más, su respiración empezaba a agitarse y las manos le empezaban a temblar porque ¡verdaderamente no sabía que hacer!

Quería huir de allí pero también quería verlos hacer el amor.

-Bien, escuchemos esos lindos gemidos tuyos.

Escucho la voz distorsionada de Milo, se notaba que estaba excitado también.

Una vez que le retiró la mordaza de la boca a su aguador, Milo se quitó el pantalón seguido de su ropa interior, tomo las piernas de su novio y las enredó en su cintura y sin esperarse un segundo se metió completamente en él.

-¡¡Mmmm ahhhhhhhgh!! ¡Milo!- Fue lo que salió de la boca de Camus antes de que el escorpión lo besara con demanda mientras comenzaba a moverse.

Al escuchar ese gemido ronco, un escalofrío recorrió la espalda entera del séptimo guardian e inconscientemente llevo su mano a su miembro, que comenzó a tocar despacio por encima de su ropa.

De repente, un momento de lucidez llegó a su mente y se dio cuenta de lo que hacía, así que aprovechando que Milo besaba el cuello de Camus y este estaba con sus ojos vendados, salió corriendo desesperadamente de allí, pero cuando se vio fuera no siguió su camino de regreso a su Templo sino que se quedó contra la pared y siguió escuchándolos. En un breve momento su mente estaba en blanco de nuevo y se dejaba llevar por lo que sus oídos recibían.

Por un momento se sintió tentado de volver a entrar pero una voz lo detuvo...

-¿Dohko? ¿Dónde estás?

La voz de Shion le heló la sangre, por un momento creyó que lo habían descubierto pero enseguida reaccionó de que lo estaba llamando por su cosmos.

-Shion, amor, ¿tu donde estas?

-Me dijiste que me quedara en Libra genio... ¿Tu donde estas?

-Estoy bajando para allá, llego en un momento.

-Esta bien, te espero. ¡Pero apúrate!

Libra se sentía de verdad desesperado, quería quedarse y verlos hasta que acabaran pero como sabía que a Shion se le estaba terminando la paciencia y nadie quería eso, por lo que algo decepcionado pero a la vez terriblemente excitado, bajo a toda prisa hasta su Templo.

Cuando llegó, fue directo a la cocina, donde su novio aún se encontraba sentado en el mismo lugar donde lo había dejado hacía ya un buen rato.

Conflictos InternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora